Miremos por donde miremos el asunto nacional en Chile, veremos que el país todo es un problema. Situados en cualquier día de agosto del año 2021, estamos frente a asuntos trascendentes que se están discutiendo y asuntos menores que los poderes diversos imponen como realidad.
Los elementos del problema se mueven, pero las soluciones no avanzan. Mi hermano Hugo, cada vez que enfrentaba un problema decía, como apurando la causa: una cosa muerta no le puede ganar a una cosa viva. Y la “craneaba” un poco, hasta encontrar la solución. Hace mucho tiempo que es un simple juego de egos el moverse, sin ocuparse de avanzar ¿qué nos han demostrado los resultados de pequeñas batallas dadas sin mayor convencimiento hace unas cuantas semanas atrás?
Hoy enfrentamos: más de lo mismo o un cambio radical. Más de lo mismo es prolongar la agonía, sumar un desastre más a la larga lista de desastres, un cambio radical presupone una forma distinta de hacer las cosas, ahora, solo que los agentes de cambio se mueven de acuerdo a las reglas del juego que han fijado, desde siempre, los poderosos.
Hay una posibilidad histórica de introducir cambios, creando una constitución a medida de las necesidades del país todo. La izquierda no actúa unida y la derecha mueve sus pocas fichas, empantanando el cometido principal de los constituyentes. Para peor de males, los poderes actúan con todo a su favor, los emergentes, enfrascados en luchas menores, no vamos sacando lecciones del constante batallar ni proponemos las acciones de peso que marquen la cancha con los nuevos rumbos. El presidente se ha extinguido, sin embargo no cae, lo sostiene el poder en las sombras y nadie se atreve a decir en voz alta: todo el poder a la asamblea constituyente.
El contexto de la tragedia
¿Qué es Chile? ¿un largo país de agravios y esperanzas o un territorio alargado con muchas energías en contra? ¿un estado de buenas intenciones y malas prácticas? ¿una república en constante construcción y destrucción? o peor aun ¿un país con un presidente que no dirige el gobierno, donde casi todo se resuelve en la cocina de los pudientes, mientras los de abajo continúan en sus trabajos de sobre vivencia?
En el papel hay palabras que lo definen sin acercarse a la realidad, en la realidad vemos que esta es de dulce y de grasa, según estés posicionado en la escala social.
La historia registra intentos de cambio heroicos, pero que terminaron en tragedia (Balmaceda, Marmaduque Grove, Allende), prácticas malsanas de solución de asuntos políticos (asesinato de Manuel Rodríguez, masacres de trabajadores, golpes de estado y ahora corrupción en toda la línea). Contradicciones o espacios grises de incomprensible dimensión, como celebrar a las fuerzas armadas con una parada militar, en un país cuyos instrumentos armados lo que más han hecho es asesinar nacionales. La sacrosanta institución de la hipocresía, herencia de los ingleses y esa costumbre de tomar té a las cinco de la tarde y llamarle once, rara vez llamamos las cosas por su nombre. Hubo un periodo corto en que los obreros intentaron ser el centro y motor de los cambios, hoy, quienes se dedican a las prácticas políticas tienen sus tres problemas solucionados: comida, techo y abrigo (ropa). Así las cosas, nos movemos como si estuviéramos haciendo un largo viaje en tren, pero quienes dirigen van en primera y con acceso a la máquina, nosotros vamos atrás y en segunda. Esto puede cambiar, solo que todo cambio parte de unas necesidades y pasa por la voluntad y el desarrollo de la capacidad, he ahí el problema.
Paulatina pérdida de la esperanza
El dictador más feroz que haya conocido la historia de Chile nunca dejaba de repetir sus diatribas contra “los señores políticos”, a pesar que estaba rodeado de señorones políticos. Sea por miedo, por desuso, por penetración ideológica, por omisión, por juego sucio, la dictadura impuso una ambivalencia, de un lado el desprecio como ideología, desprecio que asumió la Concertación en sus gobiernos haciendo desaparecer toda prensa alternativa, la misma que jugó un papel fundamental contra la dictadura y anulando toda capacidad de resistencia, en este frente recurrieron a la delación, la intriga, la tortura y la muerte con herramientas que estaban diseñadas para otros fines, como la policía de investigaciones, reemplazaron la CNI (la Gestapo de la dictadura) por un engendro llamado La Oficina.
Pobrecitos estos especímenes de la política, ellos creían que se puede engañar toda la vida a la gente. Estos personajes de oscuro sitial en los pedestales de lo absurdo, continuaron la dictadura por otros medios. El poder real no cambió, la alegría nunca llegó para las mayorías. Se impuso la lógica del miedo al pueblo, a tal punto que hasta el uso del idioma cambió y con ello cambiaron muchos para acomodarse a lo que había, ya no se proponen lo que se necesita para la mayoría, sino lo que se necesita para los pocos que hacen política desde sus comodidades. Los pobres estamos siempre en la lucha por vivir un día más, sin tiempo para invertir en luchas cuyo desenlace puede ser otra derrota.
Vivir un sueño de cambio, el del Gobierno Popular, ser derrotados, no por la fuerza mayor de los militares, el poder sacro del imperio y sus lacayos locales sino por que no supimos conducirnos y conducir el proceso hacia la victoria, casi todos los que en ese entonces tomaban decisiones lo hacían desde su relativa comodidad, algunos de ellos estaban tan bien que perdían más con los cambios que con el estado de cosas en que estaba el país al inicio del gobierno popular. Nosotros, el pueblo, aportamos los muertos y nuevos dolores, faltó visión, audacia, capacidad y sobre todo, faltó decisión de ganar la batalla por los cambios sociales. Los timoratos impusieron su agenda.
Entre la magia y el circo, la realidad
Hoy, a 48 años del mortal golpe de estado, Chile es de nuevo una esperanza, un apostar al mal menor, un jugarse a perdedor la posibilidad de unir a todo el pueblo por un programa de cambio.
La magia y el circo se dan la mano, a tramos ambos contenidos distorsionadores de la realidad, junto con confundirnos se confunden formando una “majamama” de valores trastocados. Pero para poder continuar vayamos a ver que es magia y que es circo. Por ,magia podemos entender: “arte de realizar cosas maravillosas en contra de las leyes naturales, poder con que se realizan tales cosas”; por circo el diccionario nos habla del lugar donde transcurren espectáculos de agilidad, payasos y otras variedades, si lo extrapolamos podemos emplearlo en sentido figurado como todo espectáculo para entretenernos con ejercicios peligrosos o hacernos reír con chistes y piruetas algo tontas de los payasos.
En resumen, magia nos remite a lo que acontece o se espera que acontezca al margen de las leyes naturales y circo todo aquello que nos entretiene con suspensos, sorpresas y tontas gracias risibles.
Hacer lo mismo y esperar resultados diferentes es pensamiento mágico, elegir a supuestos representantes, que nunca nos, es circo. Que un presidente registre el más mínimo apoyo de la población y no caiga de su pedestal de barro, es magia, que él mismo haga declaraciones es circo. Y así, en prácticamente todos lados podemos ver la magia y el circo. Mientras los problemas sin solución van acumulándose, como la falta de agua, como el retroceso en el desarrollo del país, como el triste espectáculo de tener muchos candidatos a presidente y casi nada donde elegir.
El fatalismo del mal menor
Recuerdo un estribillo, no sé si era una canción de la gran Violeta o si quiero creer que lo era, decía así: “Chile tiene tres males peores que los temblores, radicales, liberales y conservadores” Algunos de estos males se reciclaron, luego se camuflaron y hoy estándispersos en muchos frentes y una sola idea, salvar el sistema que les beneficia.
En mis lecturas de joven recuerdo haber leído un libro donde se aseguraba que una vez Ricardo Fonseca, Secretario General del Partido Comunista, planteó, en un pleno o en la Comisión Política, la necesidad de ver en que medida ellos estaban influidos por ideasprovenientes del imperio. Muchos años después en ese mismo partido ya nadie se acuerda de aquello y las ideas del imperio se han tomado la dirección, tal como se puede demostrar con un candidato cuyo programa era un mamotreto donde se hablaba mucho y se omitía lo fundamental. Lo más liviano que se puede decir de esos papeles que ya se llevó el viento, es que ese programa socialdemócrata, se proponía administrar el capitalismo. No quisieron entender que el capital le tiene un miedo cavernario a la palabra comunista.
Desde que tengo recuerdos este partido ha priorizado el camino electoral, en dos oportunidades el Comité Central ha cambiado lo resuelto en un congreso, pues era muy radical, luego todo se ha tapado con tierra, dejando en el camino muchos desaciertos, al menos cincuenta militantes del partido dejaron de militar cuando eran miembros del Comité Central.
Con toda esta blandenguería y desprecio por el saber colectivo, se ha priorizado siempre el mal menor, revirtiendo políticas que les aseguraban un camino propio. Nunca como en Chile, ningún partido Comunista tuvo tantos recursos como para encabezar un proceso revolucionario, nunca estuvieron tan cerca y nunca se han atrevido a mirar de frente las razones del fracaso. O es una política influida por el imperio o es la ley del menor esfuerzo, lo que atenta contra el desarrollo de la fuerza propia o lo que es distinto y casi lo mismo, quienes están bien hacen política y son considerados cuadros de un partido que no se propone cambiar radicalmente la sociedad. De seguir por ese camino nunca realizaran una revolución, por más que en el país existan condiciones.
Los males mayores
Tres son los males mayores de Chile y todos están relacionados.
Hablamos del agua, un elemento que se agota. Es un problema que tiene solución, pero para ello se requiere de recursos colosales y mucha voluntad de cambio.
Los recursos están, solo que no en las manos correctas para que sirvan al propósito de revertir la desertificación de gran parte de Chile, la minería y otros recursos básicos están en manos de capitales externos, con todos los desaguisados que eso significa.
El tercer problema son los políticos, con muy, pero muy pocas excepciones, están dedicados a su mundo pequeño, se mueven sea por ego o por intereses personales, todo esto conforma un cuadro de absoluta corrupción, no hablo de las corruptelas político-económicas, ni de los fraudes, colusiones, boletas falsas, platas sin registro o desvíos de dinero al interior de instituciones que están para algo superior, eso es solo el comienzo, ahora el daño está hecho y es generalizado. Las ideas, las costumbres, se han corrompido, las instituciones ya no son lo que dicen ser. Hay que refundar el país.
Todo ha sido trastocado. Hubo otro tiempo en que la gente que hacia política era creíble, hoy la mayoría que hace política simplemente no es creíble. El capitalismo tiene el poder de convertir todo en mercancía.
Una cosa es enunciar un problema, otra es atrevernos a proponer una vía de solución.
Los grandes medios de comunicación masiva, todos al servicio del capital, nos sorprenden a veces diciendo la verdad, pero la mentira ha sido tanta y tan contundente que cuando eso pasa, uno opta por no creer. Entonces la verdad se vuelve inofensiva.
Debemos asumir el asunto de la sana comunicación y que esta sea movilizadora. Se requiere una ética política que incluya no mentir, proponer soluciones, incluir a todas y todos en la participación, aprender y corregirnos sobre la marcha, desechar los egos, procurar siempre la unidad de acción, demostrar, sin nunca imponer.
Soluciones en fórmula cuántica
Entre lo mucho positivo del siglo pasado hay un intento que podemos recuperar, necesario es tener en cuenta que el ser humano, entre sus falencias cuenta con el triste agravio de convertir en barro las buenas ideas. En otra realidad y otro tiempo, alguien, que era un pensador y actor de esos que ahora no se ven, dijo que se necesitaba un partido de nuevo tipo y se dio a la tarea de formarlo, junto a cientos de miles lograron hacer una revolución. Era un partido concebido como herramienta, cumplió su objetivo de tomar el poder, luego los arrebatos, los egos, los miedos, los burócratismos y otras pequeñeces lo convivieron en agente de su propia derrota.
Hoy en chile, con unos sindicatos que representan una mínima parte de la gente que trabaja para vivir, gente que en su mayoría vive para trabajar, con organizaciones sociales que solo tocan una ínfima parte del problema, con unos medios masivos de comunicación que informan para reproducir el modo de vida que nos lleva y nos ha llevado al presente desastre, con una mayoría de potenciales electores que no participan de elecciones, con partidos políticos que no representan a personas más allá de sus pocos miembros, con la corrupción manoseándolo todo, con personajes egocéntricos sobredimensionados, con políticos que nunca hablan de los problemas reales y más, entre lo que podemos enumerar: falta de ética, decir una cosa y hacer otra, recurrir a la mentira como arma, alimentar egos, no vernos en el desastre, asumirnos siempre como víctimas, esperar que otro aporte soluciones o estas caigan del cielo, solo podemos decir que se necesita crear un movimiento político de nuevo tipo.
Movimiento surgido desde las necesidades del Chile de ahora, para ver la realidad y transformarla, se trata nada más ni nada menos que poner los recursos del país a disposición de las necesidades de sus habitantes. Movimiento que debe estar organizado para potenciar las capacidades creadoras de cada uno de sus miembros y del pueblo en general.
La necesidad está, si nos guiamos por el aserto que dice; la necesidad crea al órgano, es asunto de ponernos a esperar, solo que pueden pasar muchos años. Estamos en el instante en que lo urgente y lo importante se cruzan. Dicho de otra manera es importante crear la herramienta que nos permita cambiar radicalmente el país y es urgente hacerlo ahora, que mañana puede ser demasiado tarde.
Nunca antes en la historia humana hubo tantas posibilidades de organizarnos de otro manera para producir un orden social que responda a las necesidades humanas imprescindibles. Nunca antes la tecnología y la ciencia nos permitieron organizarnos de manera que nos consultemos y coordinemos casi al instante, ni nunca antes hubo tanta dispersión, trabas menores, egos sueltos en el monte y falsas noticias haciendo su obra desmovilizadora.
Este movimiento puede y debe ser creación heroica con la participación de todas y todos. Luego viene el asunto de avanzar hacia las soluciones comunes. Unir todas las luchas y ser herramienta de trabajo para el cambio social.
Ahora al asunto hay que ponerle música
Si el recuerdo no me engaña, hubo un tiempo en que un señor conocido como el guatón Becker, estaba a cargo de ser el bombo oficial del gobierno de Eduardo Frei, todos los domingos escuchábamos por cadena nacional de pocos minutos lo que este señor consideraba debíamos saber. Era una especie de ministro de propaganda. Una frase que recuerdo era: “otra cosa en con guitarra”
Cuando fui joven intenté aprender a tocar guitarra, pero no pude dedicar tiempo a ensayar y repetir, aprendí algunos arpegios y nada más, no puedo decir que con guitarra ha de ser distinta la cosa, pero si puedo sentir la voz del viento, el rumor de las hojas, el canto de los pájaros, la insistente armonía de las olas chocando contra la rocas o esa música plurifónica de las ferias libres.
La música como tal solo la pueden escribir algunos que han aprendido a escribir en ese idioma, la mayoría podemos apreciarla, pero no escribirla. Esta imposibilidad no nos impide hacer música, y que mejor que la música de nuestros actos, como fueron los actos conocidos como el estallido social.
Las alamedas están abiertas, ahora solo falta un empujón más para que por ellas pase el hombre y la mujer libres. Las necesidades están a la vista, las capacidades se desarrollan sobre la marcha, o es ahora o difícilmente podrá ser cuando Chile sea un desastre irrecuperable. Lograrlo ahora es la meta y este será otro cantar y ha de ser con la música expresada con todas la voces. Eso es mejor vivirlo para contarlo que escribirlo para anunciarlo.