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domenica 3 aprile 2016

EL SILENCIO NO ES SALUD, por Marcelo Colussi

Que no se quede callado quien quiera vivir feliz.
(Atahualpa Yupanqui)

Durante la última sangrienta dictadura militar en Argentina, cuando arreciaban las protestas por las desapariciones, el gobierno de turno promovió una infame campaña publicitaria en los medios audiovisuales. La misma consistía en mostrar diversas imágenes asociadas a ruidos enloquecedores: un martillo hidráulico, un bebé llorando, una sirena de ambulancia. El efecto que las mismas lograban era de desesperación. El ruido prolongado se torna insoportable, eso no es ninguna novedad. Luego de esas imágenes, aparecía el rostro de una enfermera pidiendo silencio (ícono ya universalizado, llamando a la calma en cualquier hospital); y sobre su cara, la leyenda: “el silencio es salud”. El mensaje estaba claro: mejor callarse la boca, no hablar, no levantar la voz por los desaparecidos que día a día enlutaban el país. Era una invitación al silencio.
Desde la ciencia psicológica, desde la promoción de los derechos humanos y desde una perspectiva política crítica debemos decir exactamente lo contrario: ¡¡el silencio no es salud!! Si algo puede haber sano ante las injusticias no es, precisamente, quedarse callado. Es su antítesis: ¡¡es hablar!!
La palabra es un instrumento de salud. La salud mental, en definitiva, es poder hablar, tomar la palabra, no dejar nada oculto. La basura puesta debajo de la alfombra no es solución: ahí queda. Lo escondido, aunque se lo intente desaparecer, sigue estando. Lo reprimido siempre retorna.
La violencia, en cualquiera de sus manifestaciones, deja secuelas tanto físicas como psicológicas.
Si bien el concepto de “violencia” es muy amplio, en términos generales debe entendérsela como un agente externo que agrede a quien la padece. En esta perspectiva se inscribe como violencia cualquier ataque a la integridad del sujeto: desde un desastre natural o un accidente grave a la guerra, el maltrato intrafamiliar, el abuso sexual o la violencia política. Las consecuencias que trae esa agresión varían de acuerdo a la constitución personal del sujeto que la experimenta y del contexto en que se da. Pero siempre, en mayor o menor medida, un hecho violento deja marcas.
En la experiencia clínica esa afrenta se denomina “trauma”:
“Acontecimiento de la vida de un sujeto caracterizado por su intensidad, la incapacidad del sujeto para responder adecuadamente y el trastorno y los efectos patógenos duraderos que provoca en la organización psíquica. Ese trauma se caracteriza por un aflujo de excitaciones excesivo en relación con la tolerancia del sujeto y su incapacidad de controlarlo”. (Laplanche y Pontalis “Diccionario de Psicoanálisis”)
Muchas veces el padecimiento de un hecho violento produce un cuadro clínico específico llamado “neurosis traumática”:
“Tipo de neurosis en la que los síntomas aparecen consecutivamente a un choque emotivo, generalmente ligado a una situación en la que el sujeto ha sentido amenazada su vida”. (Ídem)
Los efectos psicológicos de la violencia son variados: puede encontrarse miedo, angustia, desorganización o desestructuración de la personalidad, sintomatología psicosomática. En algún caso puede desencadenarse una reacción psicótica, suicidio incluido.
La salud mental de un sujeto o de una comunidad es un índice particularmente significativo de su calidad de vida. Quien vive aterrado, atemorizado, quien no puede hablar de sí, de sus problemas, vive mal. Todo aquel que ha padecido ataques a su integridad arrastra una carga difícil de sobrellevar, y en muchos casos manifiesta trastornos clínicos, pasajeros o, en la mayoría de los casos, permanentes.
Diferentes investigaciones con poblaciones que estuvieron sometidas a hechos violentos (mujeres violadas, el sujeto que vivió en guerra -como civil o como combatiente-, desplazados de sus regiones de origen, perseguidos políticos, comunidades víctimas de la discriminación étnico-racial) dan cuenta que entre un 25 y un 50% de sus integrantes evidencian síntomas de disfuncionalidad (lo que algunos llaman estrés post-traumático). Gente que sufre, que vive mal; poblaciones completas que padecen aflicciones ligadas a un hecho traumático -y traumatizante-. Todo esto deteriora la posibilidad de desarrollo y plena realización.
Un método adecuado para devolver la salud deteriorada es propiciar la palabra ahí donde hay silencio y olvido. La palabra, en ese sentido, es liberadora.
Cuando las excitaciones se tornan inmanejables, cuando se supera la tolerancia, hay una ruptura en el equilibrio psicológico. El “aparato psíquico” (tomando una vieja idea freudiana), cuya función es mantener la constancia del sujeto, hace síntoma, siendo éste el intento de defenderse de esa carga excesiva. Solamente rastreando la historia que llevó a esa situación, poniendo en palabras y recuperando el tejido donde aparece el “cuerpo extraño” desestabilizador, así se puede reparar el daño ocasionado a la organización psicológica. Hablar sobre el hecho traumático, desenmascararlo, recuperar la historia que quedó elidida tras él; en otros términos, buscar la verdad en el más puro sentido de los griegos clásicos: alétheia -des–ocultamiento-, ese es el método psicoterapéutico que puede ayudar a superar el trastorno ocasionado por esa conmoción.
¿Por qué la palabra es terapéutica? Al hablar, y más aún, dado cierto encuadre que favorece una situación de intimidad, el sujeto afectado puede des-ocultar, puede saber algo que, inconscientemente, prefiere ignorar. El hecho traumático es displacentero; la dinámica intrapsíquica tiende a desconocerlo para evitarse angustia. La neurosis traumática es una construcción que intenta mantener a raya la aparición de ansiedad ligada a ese hecho perturbador; pero en su intento consume una enorme cantidad de energía y desvía al sujeto de la posibilidad de gozar más plenamente su vida. La palabra que reconstruye la trama significativa en que aparece el trauma puede reencauzar esa energía destinada a olvidarlo (olvido que es siempre parcial: lo reprimido retorna como síntoma). Así, hablando, se accede a una verdad que, aunque dolorosa, posiciona más sanamente al sujeto.
La experiencia de trabajo con diversas poblaciones víctimas de algún tipo de violencia enseña que el grupo de pares, de aquellos que sufrieron el mismo padecimiento, es una instancia muy adecuada para desarrollar un abordaje terapéutico. Gente que se une por un problema en común, que busca una respuesta a ese hecho violento compartido; grupo de autoayuda se lo llama. Gente que hablando sobre su historia, sobre un hecho que los marcó particularmente, puede encontrar alternativas sanas para seguir viviendo.
Cualquier expresión de violencia, pero en especial la violencia política, deja profundas y muy especiales marcas en quien la padece; los países de Latinoamérica, lamentablemente, saben mucho de esto. La herencia monstruosa de estos últimos años sigue viva. Víctimas que no encuentran explicación lógica al por qué un día su vida se vio conmocionada de una forma atroz. La salud mental está estrechamente vinculada a los procesos sociales y organizativos de la comunidad. Terminados los procesos violentos donde tuvieron lugar los hechos traumáticos, la mejor manera (¡la única!) en que la población afectada por ese horror silenciado puede recomponer su salud afectada es iniciando un proceso de revisión y recuperación de su historia dormida. La comunidad juega un papel decisivo en esto. La salud mental, así entendida, no es un campo de acción específico de especialistas -sin dejar de reconocer que los técnicos tienen mucho que aportar al respecto-. Es, ante todo, un derecho humano de la población. No puede haber salud mental, óptima calidad de vida, mientras la gente no pueda decir qué pasó.
¡El silencio no es salud!

Bibliografía

Carrino, L. Salud Mental Comunitaria: nuevos enfoques. Roma, 1991.
De Roux, G. La participación social en los programas de salud mental en la comunidad - OPS/OMS. Washington, 1992.
ECAP. Psicología Social y Violencia Política. Guatemala: ECAP, 1996.
Freud, S. “Sobre las neurosis de guerra”, en Obras Completas, Tomo III. Madrid, 1973.
_______ “Más allá del principio de placer”, en Obras Completas, Tomo III. Madrid, 1973.
Hiegel, J-P y Hiegel-Landrac, C. Vivre et revivre au camp de Khao Y Dang. Une psychiatrie humanitaire. Paris, 1996.
Laplanche, J. y Pontalis, J.-B. Diccionario de psicoanálisis. Barcelona, 1971.
Lima B. La atención comunitaria en salud mental en situaciones de desastres - OPS/OMS. Washington, 1992.
Tolfree, D. Restaurando la alegría. Diferentes enfoques de asistencia a la niñez psicológicamente afectada por la guerra o el desplazamiento. Estocolmo: Rädda Barnen, 1996.

En la propagación y/o reedición de este texto le rogamos citar la fuente: www.utopiarossa.blogspot.com

RED UTOPIA ROJA – Principles / Principios / Princìpi / Principes / Princípios

a) The end does not justify the means, but the means which we use must reflect the essence of the end.

b) Support for the struggle of all peoples against imperialism and/or for their self determination, independently of their political leaderships.

c) For the autonomy and total independence from the political projects of capitalism.

d) The unity of the workers of the world - intellectual and physical workers, without ideological discrimination of any kind (apart from the basics of anti-capitalism, anti-imperialism and of socialism).

e) Fight against political bureaucracies, for direct and councils democracy.

f) Save all life on the Planet, save humanity.

g) For a Red Utopist, cultural work and artistic creation in particular, represent the noblest revolutionary attempt to fight against fear and death. Each creation is an act of love for life, and at the same time a proposal for humanization.

* * *

a) El fin no justifica los medios, y en los medios que empleamos debe estar reflejada la esencia del fin.

b) Apoyo a las luchas de todos los pueblos contra el imperialismo y/o por su autodeterminación, independientemente de sus direcciones políticas.

c) Por la autonomía y la independencia total respecto a los proyectos políticos del capitalismo.

d) Unidad del mundo del trabajo intelectual y físico, sin discriminaciones ideológicas de ningún tipo, fuera de la identidad “anticapitalista, antiimperialista y por el socialismo”.

e) Lucha contra las burocracias políticas, por la democracia directa y consejista.

f) Salvar la vida sobre la Tierra, salvar a la humanidad.

g) Para un Utopista Rojo el trabajo cultural y la creación artística en particular son el más noble intento revolucionario de lucha contra los miedos y la muerte. Toda creación es un acto de amor a la vida, por lo mismo es una propuesta de humanización.

* * *

a) Il fine non giustifica i mezzi, ma nei mezzi che impieghiamo dev’essere riflessa l’essenza del fine.

b) Sostegno alle lotte di tutti i popoli contro l’imperialismo e/o per la loro autodeterminazione, indipendentemente dalle loro direzioni politiche.

c) Per l’autonomia e l’indipendenza totale dai progetti politici del capitalismo.

d) Unità del mondo del lavoro mentale e materiale, senza discriminazioni ideologiche di alcun tipo (a parte le «basi anticapitaliste, antimperialiste e per il socialismo».

e) Lotta contro le burocrazie politiche, per la democrazia diretta e consigliare.

f) Salvare la vita sulla Terra, salvare l’umanità.

g) Per un Utopista Rosso il lavoro culturale e la creazione artistica in particolare rappresentano il più nobile tentativo rivoluzionario per lottare contro le paure e la morte. Ogni creazione è un atto d’amore per la vita, e allo stesso tempo una proposta di umanizzazione.

* * *

a) La fin ne justifie pas les moyens, et dans les moyens que nous utilisons doit apparaître l'essence de la fin projetée.

b) Appui aux luttes de tous les peuples menées contre l'impérialisme et/ou pour leur autodétermination, indépendamment de leurs directions politiques.

c) Pour l'autonomie et la totale indépendance par rapport aux projets politiques du capitalisme.

d) Unité du monde du travail intellectuel et manuel, sans discriminations idéologiques d'aucun type, en dehors de l'identité "anticapitaliste, anti-impérialiste et pour le socialisme".

e) Lutte contre les bureaucraties politiques, et pour la démocratie directe et conseilliste.

f) Sauver la vie sur Terre, sauver l'Humanité.

g) Pour un Utopiste Rouge, le travail culturel, et plus particulièrement la création artistique, représentent la plus noble tentative révolutionnaire pour lutter contre la peur et contre la mort. Toute création est un acte d'amour pour la vie, et en même temps une proposition d'humanisation.

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a) O fim não justifica os médios, e os médios utilizados devem reflectir a essência do fim.

b) Apoio às lutas de todos os povos contra o imperialismo e/ou pela auto-determinação, independentemente das direcções políticas deles.

c) Pela autonomia e a independência respeito total para com os projectos políticos do capitalismo.

d) Unidade do mundo do trabalho intelectual e físico, sem discriminações ideológicas de nenhum tipo, fora da identidade “anti-capitalista, anti-imperialista e pelo socialismo”.

e) Luta contra as burocracias políticas, pela democracia directa e dos conselhos.

f) Salvar a vida na Terra, salvar a humanidade.

g) Para um Utopista Vermelho o trabalho cultural e a criação artística em particular representam os mais nobres tentativos revolucionários por lutar contra os medos e a morte. Cada criação é um ato de amor para com a vida e, no mesmo tempo, uma proposta de humanização.