Luego de la Segunda Guerra Mundial, en 1944 las potencias vencedoras firmaron el Pacto de Yalta y el mundo fue repartido de acuerdo a sus intereses geopolíticos. Luego sobreviene el período de la Guerra Fría, que muere con la caída del muro de Berlín y la extinción de la URSS.
En la actualidad, luego de incubarse nace una nueva Guerra Fría marcada por la anexión a Rusia de Crimea, por las fricciones entre imperios, por la conformación de bloques geopolíticos de las distintas potencias con sus aliados, tomando como base lo energético (en particular la explotación de los esquistos), por el dominio del comercio global, por la crisis general financiera capitalista que lleva más de siete años (una de cuyas características es la presencia de las muchedumbres en todo el planeta, buscando salidas alternativas civilizatorias).
Todas las potencias imperiales se encuentran viviendo una sostenida decadencia por el impacto negativo que ejercen sobre la vida, la naturaleza, el trabajo, resultado de ejercer los ruinosos paradigmas de la modernidad, y China que irrumpe como nueva potencia imperial también contribuye significativamente a la crisis civilizatoria y a la nueva reapropiación del mundo que genera esa nueva Guerra Fría.
Rusia y China, en particular en América Latina y concretamente en Venezuela, han aumentado considerablemente su presencia con la anuencia del gobierno chavista, que ha creado nuevas dependencias con esos poderes imperiales, es por ello que EE.UU., reclamando su “antiguos y natural” predio de sujeción, comienza a publicar listas de corruptos y violadores de derechos humanos, y Obama acaba de apuntar la “amenaza” del gobierno de nuestro país.
Si bien es cierto que esta administración, igual o peor que la del Pacto de Punto Fijo, se caracteriza por su descomunal corrupción y por la violación de los derechos humanos, no menos lo es que tanto Hugo Chávez como Nicolás Maduro se han presentado discursivamente como campeones de la defensa de la soberanía nacional, marina, submarina, popular, pero en su ejecutoría de gobierno la han vendido más que Gómez y otros gobernantes, demostrado con los siguientes decretos, leyes, acuerdos, a saber:
- decreto de no pago a la doble tributación;
- mantener la fórmula 8 de las bases del referéndum para la Constituyente del año 1999 (que respetaban todos los entreguistas acuerdos internacionales de soberanía hechos por AD-Copei);
- decreto que creó las Empresas Mixtas en petróleo, gas, minería (moderno instrumento de recolonización en palabras del fallecido Gastón Parra Luzardo, ex-presidente del Banco Central de Venezuela del 2005 al 2008);
- el acuerdo que le permite a China la búsqueda de minerales estratégicos en subsuelo venezolano;
- trasladar las empresas mixtas a la faja petrolífera del Orinoco (con 300 mil millones de barriles de petróleo pesado y semipesado), donde están presentes EE.UU., Inglaterra, Rusia, China, Bielorrusia;
- venta a futuro de petróleo a China con precios bajos de ahora, comprometiendo el porvenir de las generaciones futuras, luego de contraer préstamos que alcanzan hasta los 150 mil millones de dólares dilapidados en gasto corriente y corrupción;
- Pacto de Santa Marta entre Hugo Chávez y Juan Manuel Santos, que le permite a Colombia exploración y explotación conjunta en el Lago de Maracaibo, navegabilidad de los ríos venezolanos, construcción de gasoductos desde Venezuela hasta Colombia, con destino final hacia la costa este de EE.UU.;
- eliminación de la orimulsión para beneficiar a multinacionales del carbón;
- la omisión calculada de Chávez y Maduro con relación a permitir la decisión del gobierno de Guyana de otorgar la buena pro a Exxon Mobil de EE.UU., para explorar y producir petróleo en el territorio marítimo que corresponde a la zona en reclamación del Esequibo. (Es de hacer notar que la Armada Venezolana, sin permiso de la Ministro de la Defensa, del presidente Nicolás Maduro tuvo una destacada actuación al apresar un barco que por cuenta de Guyana hacía exploración en aguas en reclamación, lo que equivaldría a lo hecho por Hugo Trejo el 1º de enero de 1958.)
Luis Britto García recientemente recordaba expresiones antiimperialistas de Hugo Chávez, pero obviaba todos estos elementos antes citados, que determinan el carácter entreguista de este régimen, incluso olvidando que él mismo fue quien introdujo una demanda de nulidad ante el Tribunal Supremo de Justicia contra el decreto que evitaba la doble tributación a las empresas norteamericanas y españolas.
Estamos habituados a las actuales frases de ataques virulentos contra el imperialismo emitidas por Maduro, similares a las del fallecido Hugo Chávez contra George Bush, amenazando de día -ante los aplausos de la multitud en la Avenida Bolívar- con “cerrar el chorro de petróleo a EE.UU.”, pero en la noche firmando los contratos entreguistas.
Las clásicas potencias que se reparten el mundo están en crisis, la civilización capitalista ha caducado, los ex-gobernantes de los viejos partidos en Venezuela, al igual que los gobernantes del Polo Patriótico, se desgastaron, defraudaron las esperanzas de nuestro pueblo y se consumen en un maniqueísmo capitalista que sólo conduce a postración y dependencia ante los factores de poder real del mundo: por ello decimos que el momento es estelar, que estamos viviendo un punto crítico, que la posibilidad de una salida popular ante la actual crisis de poder e institucional es posible como una gran esperanza de emancipación, que una alianza cívico-militar-religiosa puede producir una ruptura creadora, traducida en un hecho constituyente originario que como igual o superior al 19 de abril de 1810 y/o el 23 de enero de 1958 señale un destino de nueva civilización.
Marzo 2015
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