por Comunistas (Cuba)
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A seis días de los acontecimientos y tras un profundo análisis, Comunistas da a conocer su posición oficial acerca de las protestas que tuvieron lugar en Cuba el pasado domingo, 11 de julio.
De manera casi simultánea y con mayor o menor intensidad, el domingo 11 de julio Cuba vivió una serie de estallidos sociales que abarcaron al menos a 6 de las 14 provincias que conforman el país. En los 62 años transcurridos desde el triunfo de la Revolución dirigida por el comandante Fidel Castro, Cuba no había enfrentado una situación como ésta.
A pesar de que inicialmente, las primeras protestas comenzaron de manera pacífica, casi la totalidad de las manifestaciones terminaron marcadas por la violencia, la cual fue ejercida por ambos bandos. Esta serie de simultáneas manifestaciones antigubernamentales son un hecho nunca antes visto en Cuba socialista. He aquí un factor necesario a tener en cuenta para poder comprender los hechos.
Cabe recordar que en Cuba, las últimas protestas masivas se remontan al 5 de agosto de 1994, conocido posteriormente como Maleconazo, el cual fue contenido en pocas horas con la presencia de Fidel Castro en el lugar de los hechos. Una manifestación de 200 personas coreando consignas contra el Gobierno en un lugar céntrico, es algo casi inconcebible en la sociedad cubana. Sin embargo, al menos en La Habana se llegó a realizar una marcha espontánea de al menos 3000 personas.
Los sucesos en La Habana
Las protestas –cuyo detonante fue la manifestación ocurrida en la ciudad de San Antonio de los Baños, ubicada a no más de 100 kilómetros de la capital- se extendieron rápidamente a La Habana. Poco después de las 15:00 hora local, alrededor de 200 personas tomaron el céntrico Parque de La Fraternidad, trasladándose posteriormente frente al Capitolio (sede oficial del Parlamento).
Durante la primera hora de la protesta, los arrestos policiales fueron aislados, permitiéndose, al menos de manera tácita, la marcha de los manifestantes, quienes se trasladaron hacia el céntrico Parque Máximo Gómez, lugar ubicado entre la embajada española y la sede del Buró Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas. Para ese momento, más de 500 personas se concentraban de manera pacífica en la explanada del parque, mientras continuaban sucediéndose casos puntuales de detenciones.
Con posterioridad, un grupo aproximado de 100 personas, enarbolando banderas cubanas y del Movimiento 26 de Julio, con consignas socialistas y a favor del Gobierno, coparon de manera pacífica el Parque Máximo Gómez. Al mismo tiempo, otros grupos vinculados al Partido Comunista y la Unión de Jóvenes Comunistas, junto a cadetes del Ministerio del Interior, terminaron ocupando la zona.
Voluntariamente, los manifestantes se desmovilizaron y parecía que en La Habana, al menos donde se originaron, las protestas habían concluido y, casi de manera pacífica. Sin embargo, más tarde fue conocido que la marcha devino en una larga manifestación la cual recorría importantes calles de La Habana. Según avanzaba la marcha de protesta, se le incorporaban personas llegándose a reportar -según datos emitidos por fuentes no oficiales- entre 2000 y 3000 manifestantes coreando consignas contra el Gobierno.
En determinado momento, los manifestantes decidieron dirigirse a la emblemática Plaza de la Revolución, lugar donde se encuentran las sedes de la presidencia, el Comité Central del Partido Comunista, el Ministerio del Interior, el Ministerio de las Fuerzas Armadas, así como los principales periódicos de alcance nacional. En las inmediaciones de la Plaza de la Revolución la manifestación fue repelida por fuerzas del orden público y grupos civiles progubernamentales, generándose choques violentos entre ambas partes, los cuales concluyeron en un número indeterminado de arrestos y heridos.
Al mismo tiempo, en la Calzada de 10 de Octubre, La Habana, se produjeron hechos gravemente violentos, donde dos autos de policía fueron volcados. Posteriormente han sido divulgados videos de graves actos vandálicos, como el apedreamiento de un hospital infantil. Se ha confirmado la muerte del civil Diubis Laurencio Tejeda durante las protestas. Por el momento no se ha informado de otros decesos a raíz de las manifestaciones. Tanto por parte de los manifestantes como por los civiles que salieron a enfrentarles se ejerció la violencia, principalmente con piedras y palos. La cifra de los heridos por ambos bandos se desconoce. Tampoco se conoce la cantidad de detenidos en el lugar de los hechos, así como las detenciones posteriores vinculadas con las protestas. Aún no sabemos la cantidad de ciudadanos que seis días después aún se encuentran detenidos de manera irregular.
Mientras tenían lugar las protestas en La Habana, hechos similares tuvieron lugar en las ciudades de Bayamo, Manzanillo, Camagüey, Santiago de Cuba, Holguín, entre otras de menor intensidad, las cuales también concluyeron, incluso se iniciaron, de manera violenta.
Origen y esencia de las protestas
Las protestas que tuvieron lugar en Cuba el pasado 11 de julio no se pueden entender como un enfrentamiento entre contrarrevolucionarios y comunistas, tal y se ha pretendido hacer ver por parte del Gobierno; ni de pueblo oprimido versus dictadura, como ha insistido la propaganda burguesa; ni clase trabajadora revolucionaria versus burocracia políticamente degenerada.
Las protestas del 11 de julio reunieron a la misma vez las tres perspectivas anteriores: las organizaciones contrarrevolucionarias -pagadas por Estados Unidos- atacando violentamente al Partido Comunista; grupos de intelectuales que sienten coartadas severamente sus libertades civiles enfrentando a la censura y la clase trabajadora exigiéndole al Gobierno mejorías en sus condiciones de vida. Sin embargo, aunque esta última variante fue la abrumadoramente mayoritaria, no se puede entender como una masa socialista políticamente consciente, exigiendo más socialismo a la burocracia anquilosada.
Las protestas del 11 de julio las pudiéramos caracterizar en nueve puntos esenciales:
1. La gran mayoría de los manifestantes no estaban vinculados a organizaciones contrarrevolucionarias, ni las protestas estuvieron dirigidas por organizaciones contrarrevolucionarias. La principal causa de las manifestaciones fue el descontento generado ante la terrible escasez provocada por la crisis económica, las sanciones económicas impuestas por el gobierno estadounidense y la cuestionable e ineficiente gestión de la burocracia estatal. Fue el desabastecimiento de alimentos y productos de aseo, la existencia de las tiendas en Moneda Libremente Convertible a las que solo se puede acceder mediante divisas y que acumulan una parte importante de la oferta de productos básicos; las largas filas para la compra de alimentos tan básicos como el pan; la escasez de medicamentos; la restricción del depósito de dólares en efectivo en los bancos; el alza de precios en servicios públicos (el transporte en La Habana aumentó en un 500% el precio del pasaje); el recorte de gratuidades; el aumento drástico de la inflación; el encarecimiento de los productos básicos; y los largos cortes de electricidad, los factores objetivos que provocaron un escenario propicio para un estallido social.
Al mismo tiempo no olvidemos que Cuba vive su mayor crisis económica en 30 años. Cuba necesitaba la visita de 4 millones 500 mil turistas y precios estables en el mercado internacional para que su Producto Interno Bruto creciera en 2020 al menos 1%. En 2020 Cuba solo recibió el 23% de los turistas necesitados, o sea, 1 millón y medio de turistas, y la economía mundial entró en crisis. La disminución de los visitantes extranjeros provocó la pérdida de alrededor de 3 000 millones de dólares en 2020. Cuba importa alrededor del 80% de los alimentos y el Gobierno destina a ello 2 000 millones de dólares.
Salvo una discreta recuperación en China, el resto de todos los socios comerciales de Cuba cayeron en recesión económica. Hasta junio de 2021, Cuba sólo había recibido poco más de 130 mil turistas. La mayor parte de las reservas del país se habían consumido en 2020. Los gastos de atención pública en el enfrentamiento al coronavirus han provocado serios perjuicios a la economía cubana. A ello se le deben sumar las graves sanciones impuestas por Donald Trump, las cuales no han sido levantadas por el presidente Joe Biden, recrudeciendo el ya acumulado impacto del bloqueo.
Sin embargo, las razones por la cual la economía cubana está en crisis no le importan a la familia trabajadora en el momento de servir la mesa, aún más cuando se deteriora progresivamente la legitimidad política del Gobierno.
2. La legitimidad política del Gobierno se encuentra considerablemente disminuida. El discurso político oficial dista mucho de ser efectivo; no alcanza a la juventud. La propaganda política de las organizaciones juveniles oficiales resulta ajeno a la juventud. Como muestra de ello, entre los participantes de las protestas había una gran cantidad de jóvenes (por el momento es imposible una cifra exacta).
A su vez, impacta el desgaste político de varios años de crisis y de los errores acumulados por la administración estatal en general. Sumado a ello, destaca que el actual Gobierno no cuenta con la legitimidad política de la dirección histórica de la Revolución. La separación entre la dirección del país y la clase trabajadora es cada vez más visible, cuestionándosele un desnivel en las condiciones de vida.
3. Las protestas se originaron en los barrios obreros y con mayores problemas sociales. La desigualdad social es un problema cada vez más creciente en la sociedad cubana. La pobreza, la desatención social, la precariedad de las políticas públicas y sociales, la poca oferta de alimentos y productos básicos por parte del Estado, así como las depauperadas políticas culturales, son características predominantes en los barrios periféricos o de menores ingresos. En estas zonas, la conciencia política tiende a disminuir, imponiéndose el rigor de la precariedad y la sobrevivencia sobre la ideología. A esto se le suma que el discurso político transcurre muchas veces paralelo a las necesidades cotidianas del pueblo trabajador. En contraste con esta situación socioeconómica, en el imaginario de estos barrios económicamente vulnerables, a la dirigencia del país se le relaciona con altos niveles de vida.
4. Las protestas no tuvieron un carácter mayoritario. La mayor parte de la población cubana continúa respaldando al Gobierno. Si bien es cierto que los manifestantes tuvieron apoyo entre parte de los vecinos de las zonas donde transcurrieron los hechos, también un importante sector de la población rechazó y ha rechazado las protestas. Aunque las protestas en La Habana reunieron en general alrededor de 5000 personas, sería una completa falta de objetividad si dijéramos que las manifestaciones tuvieron un respaldo mayoritario. A pesar del deterioro político que sufre el Gobierno cubano, éste recoge el capital político de la Revolución, capitaliza la imagen de Fidel Castro y mantiene una hegemonía sobre el imaginario socialista. Es en buena medida con estos factores que logra una considerable legitimidad política entre las mayorías.
5. En las protestas no hubo consignas socialistas. Las consignas lanzadas en las manifestaciones se centraron en “Patria y Vida”, “Libertad”, “Abajo la dictadura” y ofensas contra el presidente Miguel Díaz-Canel. “Patria y Vida” es una consigna nacida de una canción abiertamente de derechas, propagandizada desde Miami y por la oposición derechista. Las otras consignas mencionadas tienen un carácter de reclamo de libertades ciudadanas, lo cual no implica demandas socialistas. Más allá de los reclamos contra la censura y la exigencia de mayores libertades civiles, la consigna “Abajo la dictadura” es una consiga empleada y capitalizada por la derecha cubana y la contrarrevolución. Miembros del Comité Editorial de Comunistas conversaron con varios manifestantes que no estaban contra Fidel Castro ni el Socialismo, y sí pedían mejoras de vida. Sin embargo, esta diferenciación no se hizo explícita en las protestas.
6. Un sector minoritario de intelectuales estuvo vinculado a las protestas. Un grupo minoritario de intelectuales, agrupados principalmente en el movimiento 27N, reclamaron libertades ciudadanas, centradas en el derecho a la libre creación y expresión. Sin embargo, este no fue el carácter central de las protestas. En buena medida esto se debió a que los reclamos de la intelectualidad disidente no responde a las necesidades de las mayorías quienes exigían demandas básicas de mejoras de vida.
7. El lumpemproletariado jugó un papel significativo. En las protestas el lumpemproletariado jugó un papel importante. Estos grupos se dedicaron a saquear y realizar agresivas acciones vandálicas, las cuales distorsionaron el comienzo pacífico de las manifestaciones en La Habana.
8. Cada vez se hace más certero que la propaganda de la contrarrevolución tuvo un carácter organizador en las protestas. A pesar de que este no fue el principal factor que detonó las protestas, es innegable que desde Estados Unidos se orquestó una fuerte campaña derechista en las redes sociales, enfocada abiertamente en el derrocamiento del Gobierno cubano. Esta campaña impactó con fuerza en un importante sector de la población. Es necesario tener en cuenta que 4,4 millones de cubanos tienen acceso a las redes sociales desde sus teléfonos celulares.
9. Las manifestaciones terminaron siendo marcadas por la violencia. En La Habana, inicialmente, salvo hechos aislados, la manifestación originada en el centro de la capital sucedieron de manera pacífica. Sin embargo, en la capital, la manifestación degeneró en un grave enfrentamiento con las fuerzas policiales y ciudadanos a favor del Gobierno cuando los manifestantes intentaron acceder a la Plaza de la Revolución donde se encuentra el Comité Central del Partido Comunista, la sede del Gobierno, el Ministerio del Interior, el Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y la sede de la mayor parte de los periódicos de tirada nacional. En ese momento, los hechos violentos tuvieron parte por ambos bandos, causando heridos graves entre civiles. A su vez, grupos violentos realizaron actos vandálicos, y atacaron con palos y piedras a militantes comunistas y simpatizantes del Gobierno.
NOTA: En el momento de publicarse esta declaración, Comunistas conoce del llamamiento hecho tanto por parte del Gobierno como de la oposición a salir a manifestarse a las calles. Al parecer, ambos bandos han convocado a concentrarse en un mismo punto de La Habana, conocido como La Piragua. Comunistas rechaza ambas convocatorias considerándola irresponsables, teniendo en cuenta la gravedad de la situación sanitaria del coronavirus, con más de 6 000 casos diarios. Pero con mayor fuerza condenamos todo posible acto de violencia que pueda suceder en el choque entre ambos grupos.
Algún lugar de Cuba, 17 de julio, 2021, Comité Editorial de Comunistas
ON THE EVENTS IN CUBA ON 11 JULY
by Comunistas (Cuba)
Four days after the events and after a thorough analysis, Comunistas reveals its official position on the protests that took place in Cuba last Sunday, 11 July.
Almost simultaneously and with greater or lesser intensity, on Sunday 11 July, Cuba experienced a series of social outbreaks that encompassed at least six of the 14 provinces that make up the country. In the 62 years since the triumph of the revolution led by comandte Fidel Castro, Cuba had not faced a situation like this.
Although the first protests began peacefully, almost all the demonstrations ended up seeing violence, which was carried out by both sides. This series of simultaneous anti-government demonstrations is something never before seen in socialist Cuba. This must be taken into account to understand the events.
It should be remembered that in Cuba, the last massive protests date back to 5 August 1994, later known as Maleconazo, which was contained in a few hours with the appearance of Fidel Castro at the protests.
A demonstration of 200 people chanting anti-government slogans in a central location is something almost inconceivable in Cuban society. Yet, in Havana there has been a spontaneous march of at least 3,000 people.
The events in Havana
The protests—triggered by the demonstration that broke out in the city of San Antonio de los Baños, located no more than 100 kilometres from the capital—quickly spread to Havana. Shortly after 3pm local time, around 200 people took to La Fraternidad Park in the city centre, later moving in front of the Capitolio, the official Parliament building.
During the first hour of the protest, the police arrests were isolated, allowing, at least tacitly, the protesters to march, who moved to Máximo Gómez Park, located between the Spanish embassy and the headquarters of the National Bureau of the Union of Young Communists.
By that time, more than 500 people were peacefully concentrated in the park's esplanade, while sporadic arrests continued.
Subsequently, a group of approximately 100 people, waving Cuban and 26 July Movement flags, with socialist slogans and in favour of the government, peacefully took the Máximo Gómez Park. At the same time, other groups linked to the Communist Party and the Union of Young Communists, together with Ministry of the Interior cadets, occupied the area.
Voluntarily, the protesters demobilised, and it seemed that at least in Havana, where they had originated, the protests had ended, almost without clashes. However, later it was known that the march turned into a long demonstration that ran through important streets of Havana.
As the protest march progressed, people joined it, and according to data issued by unofficial sources, between 2,000 and 3,000 protesters chanted slogans against the government.
Revolution
The protesters decided to go to the emblematic Revolution Square, where the headquarters of the presidency, the Central Committee of the Communist Party, the Ministry of the Interior, the Ministry of the Armed Forces, as well as the HQ of the main national newspapers are located. Near the Square, the demonstration was resisted by public order forces and pro-government civilian groups, leading to violent clashes, which resulted in an undetermined number of arrests and injuries.
At the same time, in the Calzada de 10 de Octubre, Havana, there were serious violent events, where two police cars were overturned.
Subsequently, videos of serious vandalism have been released, such as the stoning of a children's hospital. The death of the civilian Diubis Laurencio Tejeda during the protests has been confirmed. So far, no other deaths have been reported as a result of the demonstrations.
Both the protesters and the civilians who came out to confront them used violence, mainly with stones and sticks. The number of those injured by both sides is unknown. The number of detainees at the scene is also unknown, as is that of subsequent arrests related to the protests. We still do not know the number of citizens who, six days later, are still in irregular detention.
While the protests were taking place in Havana, similar events unfolded in the cities of Bayamo, Manzanillo, Camagüey, Santiago de Cuba, Holguín, among others of less significance. These also ended, and in some cases started, violently.
Origin and essence of the protests
Three characterisations of the protests in Cuba on 11 July have been given. The government claims they were a confrontation between counterrevolutionaries and communists; the bourgeois press says they represented the oppressed rising against a dictatorship; others have argued this was a revolutionary working class against a politically degenerate bureaucracy.
None of the three is useful to understand the nature of the protests.
In reality, the 11 July protests brought together the three previous perspectives: the counterrevolutionary organisations—financed by the United States—violently attacking the Communist Party; groups of intellectuals, who feel their civil liberties severely restricted, facing censorship; and the working class demanding that the government improve their living conditions.
However, although the overwhelming majority of protesters belonged to the third category, this cannot be understood as a politically conscious socialist mass, demanding more socialism from a stagnant bureaucracy.
The protests of 11 July have nine essential characteristics:
1. Most of the protesters were not linked to counterrevolutionary organisations, nor were the protests led by counterrevolutionary organisations. The immediate trigger of the demonstrations was the discontent generated by the terrible shortages caused by the economic crisis, the economic sanctions imposed by the US government and the questionable and inefficient management by the state bureaucracy.
It was the shortage of food and health products, the existence of stores in Freely Convertible Currency that can only be accessed through foreign currency and that hoard supplies of basic products; the long queues to buy food as basic as bread; the shortage of medicines; the restriction of the deposit of dollars in cash in banks; the rise in prices of public services (Havana transport saw a price increase of 500 percent); the cuts to subsidies; the drastic inflation rise; the rising cost of basic products; and the long power outages.
These are the objective factors that created a scenario conducive to a social outbreak.
Crisis
At the same time, Cuba is experiencing its greatest economic crisis in 30 years. For Cuba’s Gross Domestic Product to grow by 1 percent in 2020, the country would have required the visit of 4,500,000 tourists and stable prices in the international market. Instead, in 2020 tourism was down to one and a half million tourists, and the world economy went into crisis.
The decline in foreign visitors caused a loss of around 3 billion dollars in 2020. Cuba imports around 80 percent of its food and the government allocates two billion dollars to this end.
Barring a modest recovery in China, the rest of Cuba's trading partners fell into economic recession. Up to June 2021, Cuba had only received just over 130,000 tourists. Most of the country's reserves had been consumed by 2020.
The health emergency response to coronavirus has caused serious damage to the Cuban economy. To this must be added the serious sanctions imposed by Donald Trump, which have not been lifted by president Joe Biden, intensifying the impact of the blockade.
However, the reasons why the Cuban economy is in crisis do not matter to the working family when it comes to putting food on the table, even more so when the political legitimacy of the government is progressively eroding.
2. The political legitimacy of the government is considerably diminishing. Official political discourse is ineffective and doesn’t reach the youth. The political propaganda of official youth organisations is alien to the youth. This is shown by the large number of young people among the protesters (an exact figure is impossible at the moment).
The wear and tear of several years of crisis and the cumulative errors by the state administration have had an impact. Added to this, the current government doesn’t have the political legitimacy of the historic leadership of the Revolution.
There is a widening gap between the leadership of the country and the working class, with differences in living standards becoming increasingly visible.
3. The protests originated in the working class neighbourhoods with the greatest social problems. Social inequality is a growing problem in Cuban society. Poverty, social neglect, precariousness of public and social policies, limited supply of food and basic products by the state, as well as poor cultural policies, are characteristic of life in peripheral and lower-income neighbourhoods.
In these areas, political consciousness tends to decline, with survival coming before ideology. Political discourse doesn’t address the daily needs of ordinary people. In these socioeconomically vulnerable neighbourhoods, the country’s leadership is perceived to have high living standards.
4. The protests did not represent a majority. Most of the Cuban population continues to support the government. Although it is true that the protesters had support from the residents of the areas where the events took place, an important sector of the population also has rejected the protests.
Although the protests in Havana generally gathered around 5,000 people, this is not to say the demonstrations had majority support. Despite the political deterioration suffered by the Cuban government, it’s still the repository of the legacy of the Revolution, capitalising on the image of Fidel Castro and maintaining hegemony over the socialist imaginary. It is largely through these mechanisms that it achieves considerable political legitimacy among the majorities.
5. In the protests there were no socialist slogans. The slogans launched in the demonstrations focused on “Patria y Vida” (Homeland and Life), “Libertad” (Freedom), “Abajo la dictadura” (Down with the dictatorship) and attacks on president Miguel Díaz-Canel. “Patria y Vida” is a slogan drawn from an openly right-wing song, popularised from Miami and by the right-wing opposition.
The other slogans mentioned have the character of claiming civil liberties, which does not imply socialist demands. Beyond the claims against censorship and the demand for greater civil liberties, the slogan "Down with the dictatorship" is frequently used by the Cuban right and counterrevolutionaries.
Comunistas Editorial Board members spoke to protesters who were not against Fidel Castro or socialism, and whose motivation was demanding better lives. However, this differentiation was not made explicit in the protests.
6. A small number of intellectuals were linked to the protests. A minority group of intellectuals, mainly part of the 27N movement, took part to demand citizens’ rights, centred on the right to free expression and uncensored artistic creation. However, this was not the central character of the protests.
This is because the demands of dissident intellectuals did not correspond to the needs of the majority, who protested to demand basic improvements in life.
7. The lumpenproletariat played a significant role. These were the groups that carried out looting and violent acts of vandalism, which distorted the originally peaceful spirit of the demonstrations in Havana.
8. Counterrevolutionary propaganda had a role in organising the protests. Although this was not the main factor that triggered the protests, it is undeniable that a strong right-wing campaign was orchestrated from the United States on social media, openly focused on the overthrow of the Cuban government. This campaign had a strong impact on an important sector of the population. 4.4 million Cubans have access to social networks from their phones.
9. The demonstrations turned violent. In Havana, initially, except for isolated events, the demonstration took place in a peaceful manner. However, the demonstration degenerated into a serious confrontation with police forces and citizens in favour of the government when the demonstrators tried to access Revolution Square.
Both sides were involved in violent actions, causing serious injuries to civilians. Violent groups carried out acts of vandalism, attacking communist militants and government supporters with sticks and stones.
NOTE: At the time this statement was published, Comunistas are aware of the call made by both the government and the opposition to go out and demonstrate in the streets. Apparently, both sides have called to concentrate on the same point in Havana, known as La Piragua. Comunistas rejects both calls, considering it irresponsible, taking into account the seriousness of the coronavirus health situation, with more than 6,000 daily cases. But with greater force we condemn any possible act of violence that may occur in the clash between the two groups.
Somewhere in Cuba, 17 July 2021, Comunistas Editorial Board