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domenica 13 aprile 2025

CONTRA MILEI: UN LLAMADO A LAS FUERZAS DE LA TIERRA

de Horacio Tarcus

y otra gente de la cultura de Argentina 


ESPAÑOL - ENGLISH


Como escritores, artistas, intelectuales, docentes, investigadores y trabajadores de la cultura, consideramos que es urgente la construcción de una agenda política integral y federal que exprese un compromiso con los derechos, la justicia social, el respeto a las diversas identidades, la igualdad de oportunidades, la autonomía externa y la democracia. Aspiramos a forjar un pacto intergeneracional que permita recuperar la solidaridad colectiva y la recomposición del tejido social. Para anticiparnos a la destrucción total, tenemos que empezar a movilizarnos y construir alternativas desde ahora.


1- Atravesamos tiempos de descomposición política, social, ética y cultural, sacudidos por una crisis climática acelerada y una tecno-plutocracia que nunca pensamos o imaginamos que podríamos vivir. Lejos de ser la excepción, en este escenario mundial tan convulsionado, la radicalidad destructiva y perversa a gran escala que asume el experimento de extrema derecha en la Argentina ha hecho sonar todas las alarmas. Nada bueno puede salir de este proyecto político e ideológico reaccionario, mucho menos en beneficio de los sectores más vulnerables o de los jóvenes, incluso de aquellos que en octubre de 2023 votaron por Javier Milei. Ni siquiera de cara al celebrado control de la inflación, siempre volátil, frente a un ensayo económico ultra-neoliberal inconsistente -cuyo fracaso hemos visto en nuestra historia reciente- y un endeudamiento externo que nos empuja al abismo. Políticas neoliberales radicalmente desfasadas respecto del nuevo escenario geopolítico de proteccionismo y guerra comercial instalado por Donald Trump, supuestamente un aliado del presidente argentino.

 Los derechos básicos que supimos conseguir esforzadamente, sobre todo a partir de 1983, luego de una terrible dictadura cívico-militar, están siendo socavados y derogados, con un discurso que los desacredita y desprecia, mientras las desigualdades sociales se multiplican. Con políticas que se apuntalan sobre megadecretos desreguladores (como el 70/23) y la Ley Bases. Junto con el RIGI (Régimen de incentivo de Grandes Inversiones), que exacerba la entrega de bienes públicos y naturales a las fuerzas más poderosas y salvajes del mercado. Todo sucede mientras se ensanchan las desigualdades sociales y los super-ricos –nacionales y extranjeros- acumulan más riqueza, fugan las ganancias, pagan menos impuestos y son tratados por el presidente Milei como “héroes” y “benefactores sociales”.

 La política de despojo de derechos es sistemática y abarcativa: el gobierno decide la interrupción del suministro de medicamentos a pacientes con cáncer y otras enfermedades graves; se cierran o vacían hospitales públicos psiquiátricos; se cuestiona públicamente y se pretende derogar la figura del femicidio; se persigue -cuando no se prohíbe – a periodistas, a artistas, en especial y no casualmente a las mujeres. Se debilita, tergiversando sus fines, la enseñanza de la Educación sexual integral. El presidente llama “pedófilos” a quienes eligen convivir con personas del mismo sexo. Se modifica ilegalmente la Ley de Identidad de Género desprotegiendo a las infancias y adolescencias de la comunidad travesti trans no binaria, mientras se niega el derecho a la existencia de este colectivo. También se demoniza al Conicet y a las universidades públicas, reconocidas internacionalmente. El gobierno busca desinstalar la política de la memoria respecto de la última dictadura cívico-militar, con un discurso oficial que se coloca del lado de los represores.

 La política de supresión de libertades tampoco es azarosa: cada semana, nuestros jubilados y jubiladas son golpeados con saña frente a las vallas de un Congreso Nacional militarizado; las fuerzas de seguridad reprimen y disparan a los ojos o a la cabeza, como sucedió con el fotógrafo Pablo Grillo; golpean incluso a niñas indefensas y se sienten con tal nivel de impunidad que lanzan sus carros hidrantes al grito de “¡ahora vengan, zurdos!”... Comandados por la ministra de seguridad, Patricia Bullrich,  arman cacerías al voleo y encarcelan a manifestantes –e incluso a personas no- manifestantes que pasan por el lugar- para imputarles figuras penales severas que no se sostienen en un proceso judicial.

 Funcionarios y periodistas acólitos celebran la “motosierra” que cercena áreas importantes de políticas de Estado: mujeres y disidencias, agricultura familiar, discapacidad, pueblos originarios, derechos humanos, ciencia y tecnología, organismos vinculados a la cultura, mantenimiento de la infraestructura vial. Se desguazan y precarizan organismos públicos que intervienen en los desastres ambientales. Y esto sucede con un gobierno que adhiere de modo enfático al negacionismo climático, en el mismo momento en que vivimos el fin de la normalidad climática y los eventos extremos frecuentes y letales, como la inundación en Bahía Blanca, como los incendios en Córdoba, la Patagonia y en el Litoral, que arrasan con animales, viviendas, montes y humedales; las lluvias torrenciales que parten en dos rutas y puentes; las olas de calor que colapsan a un sistema energético ya insuficiente, dejando ciudades y pueblos enteros sin luz ni agua durante días, y la repetición de una sequía que ya ha afectado –y seguirá afectando– la cosecha de la soja y las ganancias del sector agroexportador más poderoso del país.

 En las provincias, nunca tan cercanas ideológicamente y tan ávidas de extractivismo como en el presente, algunos gobernadores se subieron con entusiasmo a la ola libertaria. Envalentonados, multiplican el retroceso institucional y alientan con más políticas de estado la actual economía de rapiña. Vienen por más oro, por el litio y los minerales críticos, vienen por nuestras tierras y por el agua. Avanzan atropellando los derechos de las comunidades indígenas, desconociendo el derecho a manifestar y peticionar de las poblaciones, encarcelando a activistas ambientales y defensores del agua que desde hace más de 20 años cuestionan el carácter contaminante y colonial de estas actividades.

 El objetivo de esta política represiva no es sólo “cárcel y bala”; es la instalación de un clima de miedo que incline a la sociedad al oscurantismo, al pánico moral y al disciplinamiento social. Quieren que bajemos la cabeza, que nos desanimemos, que obedezcamos, que nos callemos, que nos volvamos sumisos y cómplices. En nombre de una falsa libertad, vienen a destruir la libertad de todos y todas.

 Nunca, en tiempos de régimen democrático, la Argentina estuvo tan cerca de un gobierno autocrático y de un Estado de excepción como ahora. Todos los días hay un hecho político que empeora y busca hacer olvidar el hecho político horroroso del día anterior, encabezado por un presidente que muestra desprecio y rechazo a la Constitución Nacional y ve a la justicia social como una “aberración”.

 Nunca estuvimos tan sumergidos en una degradación política y una regresión institucional que abarca al presidente, los insultadores seriales del gobierno, sus representantes parlamentarios, ministros, equipos de trolls, periodistas cómplices, pero también una clase política –Parlamento nacional y gobernadores– que decidió acatar y apoyar este plan destructivo de gobierno. Sea por afinidad ideológica, porque acepta el intercambio de favores o porque cede a la extorsión, el grueso de la dirigencia argentina decidió dotar a este gobierno de herramientas extraordinarias de destrucción masiva, aprobando leyes, habilitando Decretos de Necesidad y Urgencia, aceptando vetos presidenciales o haciendo oídos sordos a ilícitos como la cripto-estafa ocurrida en febrero, que no habría sido posible sin el aval del jefe de Estado.

Así mueren las democracias.

 Pero ya lo dijimos en nuestra primera declaración, cuando acompañamos la marcha LGTBIQ+ del 1ro de febrero de este año: Nosotros y nosotras no volvemos más al clóset.

 2- Creemos que es la sociedad movilizada la que debe colocar límites políticos y éticos a esta ofensiva autoritaria. Nos oponemos a la normalización del brutalismo y la destrucción del Estado, a la confiscación de la libertad y de los derechos básicos. Nos oponemos a la narrativa infame que apela insistentemente a las fuerzas divinas. Así, nos dicen, estamos en las manos de Dios. No sabemos de qué Dios, ni tampoco qué Fuerzas del Cielo, a menos que apelen al Dios dinero, a las finanzas y a las fuerzas asimétricas del mercado. Pero para quienes todavía conservamos una mirada laica de la política, y sostenemos que lo social sólo se explica por lo social y no por la intervención de fuerzas divinas, solo existen las fuerzas de la tierra.

 Y la Argentina tiene un notable acumulado de fuerzas de la tierra, representadas por potentes movimientos sociales y corrientes culturales, en el campo de los derechos humanos, sociales, territoriales, sindicales, de género, ambientales. Estas fuerzas de la tierra ilustran la materialidad de vidas forjadas en historias de lucha y solidaridad, como las de Osvaldo Bayer, el escritor y periodista cuyo monumento destruyó Vialidad Nacional en la provincia de Santa Cruz. Fuerzas de la tierra como la de la luminosa Nora Cortiñas, que acompañó todas las luchas importantes del país, sin sectarismos ni cálculos estratégicos.

 Hoy nuestras fuerzas de la tierra también están representadas por los jubilados y jubiladas, que todos los miércoles ponen el cuerpo y la garra, y enfrentan pacíficamente los gases lacrimógenos y los palos de las fuerzas de seguridad.

 Deseamos que este llamado alcance a las y los jóvenes, cuyo futuro aparece ensombrecido e incierto. Si no generamos alianzas colectivas y solidaridades mayores, que alienten un proyecto de vida justo y sostenible, basado en la cooperación, la empatía y el sentido comunitario, viviremos en un planeta dañado con un país saqueado no solo económica sino también culturalmente. Llamamos a detener el proyecto de muerte sostenido por un gobierno aliado al capital y al club de los multimillonarios internacionales.

 Convocamos a la tarea de construcción de una agenda política propositiva e integral, que exprese un compromiso con los derechos y la democracia, por y con nuestros jubilados y jubiladas, por y con nuestros jóvenes; un pacto intergeneracional que forje solidaridad colectiva y regenere el tejido social. Hacemos un llamado a las fuerzas de la tierra: por la libertad, por el pluralismo, por los derechos básicos, por un reparto justo de la riqueza, por la igualdad, por la democracia.


Primeras firmas:


Claudia Aboaf, Florencia Abbate, Pablo Alabarces, Ezequiel Adamovsky, Pompeyo Audivert, Feda Baeza, Soledad Barruti, Cristina Banegas, Diana Bellesi, Flavia Broffoni, Martín Bergel, Adriana Bustos, Lucy Caballero, Gabriela Cabezón Cámara, 

Martin Caparrós, Albertina Carri, Alicia del Rosario Chalabe Michaud, Flavia Costa, Pablo De Marinis,Juan Carlos Distéfano, Carlos Díaz, Cinthia Edul, Silvina Friera, Verónica Gago, Andrés Gallina, Griselda Gambaro, Carlos Gamerro, Roberto Gargarella, Andrea Giunta, Gabriela Golder, Adrian Gorelik, Eduardo Gruner, Liliana Heer, Mauricio Kartun, Gabriel Kessler,  Laura Klein, Juan Carlos Kreimer, Maria Ines Krimer, Karina Jannello, Paula Jiménez España, Julieta Laso, Nacho Levi, Alejandra López, Valeria Llobet, Rubén Lo Vuolo, Diana Maffia, Lucrecia Martel, Guillermo Martínez, Juan Mattio, Alejandro Modarelli, Mercedes Morán, Michel Nieva, Ana Ojeda, Julieta Obedman,Sergio Olguin, José Miguel Onaindia, Mario Pecheny, Claudia Piñeiro, Marcelo Piñeyro, Juan Ignacio Piovani, Hinde Pomeraniec, Dolores Reyes,  Martha Rosemberg, Tomás Saraceno, Dardo Scavino,  Samanta Schweblin, Cristina Schiavi,  Guillermo, Schnitman, Mariano Schuster, Rita Segato, Pablo Seman, Graciela Speranza, Lita Stantic, Maristella Svampa, Ruben Szuchmacher, Luisa Valenzuela, Enrique Viale, Alejandro Tantanian, Horacio Tarcus, Juan Tokatlian, Susana Torres Molina, Patricia Zangaro.



ENGLISH


AGAINST MILEI: A CALL TO THE FORCES OF THE EARTH

by Horacio Tarcus

and other figures from Argentina’s cultural sphere

As writers, artists, intellectuals, teachers, researchers, and cultural workers, we believe it is urgent to construct a comprehensive, nationwide political agenda that expresses a commitment to rights, social justice, respect for diverse identities, equal opportunities, external autonomy, and democracy. We aim to forge an intergenerational pact that can recover collective solidarity and help rebuild the social fabric. To prevent total destruction, we must begin to mobilize and build alternatives now.

1
We are living in times of political, social, ethical, and cultural breakdown, shaken by an accelerated climate crisis and a techno-plutocracy we never imagined could become reality. In this turbulent global context, Argentina’s far-right experiment, with its large-scale destructive and perverse radicalism, is far from an exception—it has set off every alarm.
Nothing good can come from this reactionary political and ideological project—least of all for the most vulnerable sectors of society or for the youth, including those who voted for Javier Milei in October 2023. Not even in light of the much-lauded inflation control—always volatile—can this ultra-neoliberal economic experiment, inconsistent and already proven a failure in our recent history, be seen as a real success. It is paired with foreign debt that drags us toward the abyss. These neoliberal policies are radically out of sync with the new geopolitical landscape of protectionism and trade wars initiated by Donald Trump, supposedly an ally of the Argentine president.

The basic rights we painstakingly secured—especially since 1983, after a brutal civic-military dictatorship—are now being undermined and repealed, accompanied by a discourse that discredits and scorns them, as social inequalities multiply. This is happening through policies based on sweeping deregulating decrees (like DNU 70/23) and the "Ley Bases." These are tied to the RIGI (Incentive Regime for Large Investments), which hands over public and natural assets to the most powerful and ruthless market forces.
Meanwhile, social inequalities deepen, and the super-rich—both national and foreign—accumulate more wealth, offshore their profits, pay fewer taxes, and are hailed by President Milei as “heroes” and “social benefactors.”

This systematic policy of stripping away rights is broad and relentless: the government has cut off medicine supplies to cancer and other seriously ill patients; public psychiatric hospitals are being closed or emptied; the legal category of femicide is under public attack and threatened with repeal; journalists and artists—especially, and not coincidentally, women—are harassed or banned.

Comprehensive sexual education is being undermined and distorted. The president labels people who choose to live with a same-sex partner as “pedophiles.” The Gender Identity Law is being illegally modified, leaving trans, non-binary children and adolescents without protection, while denying the very existence of their community. The government demonizes CONICET and public universities, both internationally recognized institutions.
It also seeks to dismantle memory policies related to the last dictatorship, with official rhetoric siding with the repressors.

The suppression of freedoms is no accident: every week, elderly pensioners are violently attacked in front of a militarized National Congress; security forces shoot at eyes and heads, as happened to photographer Pablo Grillo; they beat even defenseless girls and feel so emboldened that they launch water cannons yelling “Now come at us, you lefties!”
Under the command of Security Minister Patricia Bullrich, random roundups are carried out, and both protesters—and even non-protesting passersby—are jailed and slapped with severe criminal charges that do not hold up in court.

Government officials and complicit journalists cheer on the “chainsaw” cutting through crucial areas of state policy: women and gender dissidents, family farming, disability rights, Indigenous communities, human rights, science and technology, cultural institutions, and public infrastructure maintenance. Public agencies that intervene in environmental disasters are being gutted and precarized.

All this comes from a government that emphatically embraces climate change denial—just as we are witnessing the end of climate normalcy, with increasingly frequent and deadly extreme weather events: floods in Bahía Blanca, wildfires in Córdoba, Patagonia, and the Litoral that devour animals, homes, forests, and wetlands; torrential rains destroying roads and bridges; heatwaves that overwhelm an already insufficient energy system, leaving entire towns and cities without power or water for days; and a recurring drought that has already impacted—and will continue to impact—soy harvests and the profits of the country’s most powerful agro-export sector.

In the provinces—never before so ideologically aligned with the central government and so eager for extractivism—some governors have enthusiastically ridden the libertarian wave. Emboldened, they accelerate institutional backsliding and expand the current looting economy with even more state policies.

They come for the gold, the lithium, the critical minerals, our lands, and our water. They trample on Indigenous community rights, deny citizens’ right to protest and petition, and imprison environmental activists and water defenders who have opposed these polluting and colonial activities for over 20 years.

The goal of this repressive policy is not just “prison and bullets”—it is to create a climate of fear that pushes society into obscurantism, moral panic, and social discipline.
They want us to lower our heads, to grow discouraged, to obey, to stay silent, to become submissive and complicit. In the name of a false freedom, they come to destroy the freedom of all.

Never, during democratic rule, has Argentina come so close to autocracy and a permanent state of exception. Every day brings a new political event that worsens the situation and tries to make us forget the previous day’s horrors—led by a president who shows contempt for the National Constitution and calls social justice an "aberration."

Never have we been so immersed in political degradation and institutional regression—extending from the president and his serial-insulting officials to his parliamentary representatives, ministers, troll teams, complicit journalists, and a political class—including national lawmakers and governors—that has chosen to support and enable this destructive government.
Whether out of ideological alignment, quid pro quo, or simple capitulation to extortion, the bulk of Argentina’s leadership has handed this government massive tools of destruction, passing laws, validating decrees of necessity and urgency, accepting presidential vetoes, or ignoring unlawful actions like the crypto-scam of February—an event that would not have been possible without the president’s approval.

This is how democracies die.

But as we stated in our first declaration, when we joined the LGBTQ+ march on February 1 of this year:

We will not go back into the closet.

2
We believe that it is a mobilized society that must set political and ethical boundaries against this authoritarian onslaught. We oppose the normalization of brutality and the dismantling of the state, the confiscation of freedom, and the stripping of basic rights.
We oppose the infamous narrative that persistently invokes divine forces. They tell us we are in the hands of God. But we don’t know which God—or what “Heavenly Forces”—unless they mean the god of money, finance, and the asymmetric forces of the market.
For those of us who still hold a secular view of politics, who believe that the social can only be explained by the social, and not by divine intervention, there are only the forces of the earth.

And Argentina has a remarkable accumulation of such forces: powerful social movements and cultural currents defending human rights, social justice, territories, labor, gender equity, and the environment. These forces of the earth embody the tangible lives forged through histories of struggle and solidarity—like Osvaldo Bayer, the writer and journalist whose monument was destroyed by the national road agency in Santa Cruz. Forces like the luminous Nora Cortiñas, who stood by every important struggle in the country without sectarianism or strategic calculation.

Today, our forces of the earth are also represented by retired citizens who every Wednesday put their bodies on the line, facing tear gas and police batons with courage and peace.

We hope this call reaches the youth, whose future looks increasingly dark and uncertain. If we do not build broad alliances and collective solidarities that nurture a fair and sustainable life project—based on cooperation, empathy, and community—we will end up living on a wounded planet in a plundered country, not just economically but also culturally.
We call for an end to the death project carried out by a government allied with capital and the global billionaire class.

We call for the construction of a positive, comprehensive political agenda—one that upholds a commitment to rights and democracy, with and for our retirees, with and for our youth. An intergenerational pact that fosters collective solidarity and regenerates the social fabric.

We call upon the forces of the earth: for freedom, for pluralism, for basic rights, for a fair distribution of wealth, for equality, for democracy.

Initial signatories:

Claudia Aboaf, Florencia Abbate, Pablo Alabarces, Ezequiel Adamovsky, Pompeyo Audivert, Feda Baeza, Soledad Barruti, Cristina Banegas, Diana Bellesi, Flavia Broffoni, Martín Bergel, Adriana Bustos, Lucy Caballero, Gabriela Cabezón Cámara, 

Martin Caparrós, Albertina Carri, Alicia del Rosario Chalabe Michaud, Flavia Costa, Pablo De Marinis,Juan Carlos Distéfano, Carlos Díaz, Cinthia Edul, Silvina Friera, Verónica Gago, Andrés Gallina, Griselda Gambaro, Carlos Gamerro, Roberto Gargarella, Andrea Giunta, Gabriela Golder, Adrian Gorelik, Eduardo Gruner, Liliana Heer, Mauricio Kartun, Gabriel Kessler,  Laura Klein, Juan Carlos Kreimer, Maria Ines Krimer, Karina Jannello, Paula Jiménez España, Julieta Laso, Nacho Levi, Alejandra López, Valeria Llobet, Rubén Lo Vuolo, Diana Maffia, Lucrecia Martel, Guillermo Martínez, Juan Mattio, Alejandro Modarelli, Mercedes Morán, Michel Nieva, Ana Ojeda, Julieta Obedman,Sergio Olguin, José Miguel Onaindia, Mario Pecheny, Claudia Piñeiro, Marcelo Piñeyro, Juan Ignacio Piovani, Hinde Pomeraniec, Dolores Reyes,  Martha Rosemberg, Tomás Saraceno, Dardo Scavino,  Samanta Schweblin, Cristina Schiavi,  Guillermo, Schnitman, Mariano Schuster, Rita Segato, Pablo Seman, Graciela Speranza, Lita Stantic, Maristella Svampa, Ruben Szuchmacher, Luisa Valenzuela, Enrique Viale, Alejandro Tantanian, Horacio Tarcus, Juan Tokatlian, Susana Torres Molina, Patricia Zangaro.



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RED UTOPIA ROJA – Principles / Principios / Princìpi / Principes / Princípios

a) The end does not justify the means, but the means which we use must reflect the essence of the end.

b) Support for the struggle of all peoples against imperialism and/or for their self determination, independently of their political leaderships.

c) For the autonomy and total independence from the political projects of capitalism.

d) The unity of the workers of the world - intellectual and physical workers, without ideological discrimination of any kind (apart from the basics of anti-capitalism, anti-imperialism and of socialism).

e) Fight against political bureaucracies, for direct and councils democracy.

f) Save all life on the Planet, save humanity.

g) For a Red Utopist, cultural work and artistic creation in particular, represent the noblest revolutionary attempt to fight against fear and death. Each creation is an act of love for life, and at the same time a proposal for humanization.

* * *

a) El fin no justifica los medios, y en los medios que empleamos debe estar reflejada la esencia del fin.

b) Apoyo a las luchas de todos los pueblos contra el imperialismo y/o por su autodeterminación, independientemente de sus direcciones políticas.

c) Por la autonomía y la independencia total respecto a los proyectos políticos del capitalismo.

d) Unidad del mundo del trabajo intelectual y físico, sin discriminaciones ideológicas de ningún tipo, fuera de la identidad “anticapitalista, antiimperialista y por el socialismo”.

e) Lucha contra las burocracias políticas, por la democracia directa y consejista.

f) Salvar la vida sobre la Tierra, salvar a la humanidad.

g) Para un Utopista Rojo el trabajo cultural y la creación artística en particular son el más noble intento revolucionario de lucha contra los miedos y la muerte. Toda creación es un acto de amor a la vida, por lo mismo es una propuesta de humanización.

* * *

a) Il fine non giustifica i mezzi, ma nei mezzi che impieghiamo dev’essere riflessa l’essenza del fine.

b) Sostegno alle lotte di tutti i popoli contro l’imperialismo e/o per la loro autodeterminazione, indipendentemente dalle loro direzioni politiche.

c) Per l’autonomia e l’indipendenza totale dai progetti politici del capitalismo.

d) Unità del mondo del lavoro mentale e materiale, senza discriminazioni ideologiche di alcun tipo (a parte le «basi anticapitaliste, antimperialiste e per il socialismo».

e) Lotta contro le burocrazie politiche, per la democrazia diretta e consigliare.

f) Salvare la vita sulla Terra, salvare l’umanità.

g) Per un Utopista Rosso il lavoro culturale e la creazione artistica in particolare rappresentano il più nobile tentativo rivoluzionario per lottare contro le paure e la morte. Ogni creazione è un atto d’amore per la vita, e allo stesso tempo una proposta di umanizzazione.

* * *

a) La fin ne justifie pas les moyens, et dans les moyens que nous utilisons doit apparaître l'essence de la fin projetée.

b) Appui aux luttes de tous les peuples menées contre l'impérialisme et/ou pour leur autodétermination, indépendamment de leurs directions politiques.

c) Pour l'autonomie et la totale indépendance par rapport aux projets politiques du capitalisme.

d) Unité du monde du travail intellectuel et manuel, sans discriminations idéologiques d'aucun type, en dehors de l'identité "anticapitaliste, anti-impérialiste et pour le socialisme".

e) Lutte contre les bureaucraties politiques, et pour la démocratie directe et conseilliste.

f) Sauver la vie sur Terre, sauver l'Humanité.

g) Pour un Utopiste Rouge, le travail culturel, et plus particulièrement la création artistique, représentent la plus noble tentative révolutionnaire pour lutter contre la peur et contre la mort. Toute création est un acte d'amour pour la vie, et en même temps une proposition d'humanisation.

* * *

a) O fim não justifica os médios, e os médios utilizados devem reflectir a essência do fim.

b) Apoio às lutas de todos os povos contra o imperialismo e/ou pela auto-determinação, independentemente das direcções políticas deles.

c) Pela autonomia e a independência respeito total para com os projectos políticos do capitalismo.

d) Unidade do mundo do trabalho intelectual e físico, sem discriminações ideológicas de nenhum tipo, fora da identidade “anti-capitalista, anti-imperialista e pelo socialismo”.

e) Luta contra as burocracias políticas, pela democracia directa e dos conselhos.

f) Salvar a vida na Terra, salvar a humanidade.

g) Para um Utopista Vermelho o trabalho cultural e a criação artística em particular representam os mais nobres tentativos revolucionários por lutar contra os medos e a morte. Cada criação é um ato de amor para com a vida e, no mesmo tempo, uma proposta de humanização.