L’associazione Utopia Rossa lavora e lotta per l’unità dei movimenti rivoluzionari di tutto il mondo in una nuova internazionale: la Quinta. Al suo interno convivono felicemente – con un progetto internazionalista e princìpi di etica politica – persone di provenienza marxista e libertaria, anarcocomunista, situazionista, femminista, trotskista, guevarista, leninista, credente e atea, oltre a liberi pensatori. Non succedeva dai tempi della Prima internazionale.

PER SAPERNE DI PIÙ CI SONO UNA COLLANA DI LIBRI E UN BLOG IN VARIE LINGUE…

ČESKÝDEUTSCHΕΛΛΗΝΙΚÁENGLISHESPAÑOLFRANÇAISPOLSKIPORTUGUÊSРУССКИЙ

lunedì 11 maggio 2020

LAS DROGAS Y EL DEPORTE

por Marcelo Colussi

El estadounidense Lance Armstrong, ciclista ganador consecutivo de siete Tours de Francia entre 1999 y 2005, confesó públicamente años después haber utilizado sustancias prohibidas en su carrera deportiva. 
No fue sorpresa que saliera a luz el dopaje en una práctica deportiva; lo sorprendente fue la declaración de Armstrong tras años de haber negado el uso de drogas. ¿Por qué lo hizo? No es eso lo que llama a la reflexión crítica -insoportable sentimiento de culpa quizá, explicable en términos de su propia subjetividad- sino el significado social del asunto. 
La Unión Ciclista Internacional actuó en forma “políticamente correcta” quitándole los premios obtenidos. El mensaje es una defensa de la ética deportiva, puesta en entredicho en estos últimos años con numerosos casos similares de dopaje.
También el Comité Olímpico Internacional fustigó su confesión: “No puede haber espacio para el doping en el deporte y el COI condena las acciones de Armstrong y de todo aquel que busca una ventaja injusta con el uso de drogas”.
El dopaje en este circo moderno (gran negocio y distractor de masas) llamado “deporte profesional” viene acrecentándose en las últimas décadas. Muchas connotadas figuras mundiales de todas las ramas deportivas son foco de escándalo al descubrírsele uso de sustancias prohibidas para mejorar su rendimiento: Ben Johnson, Katrin Krabbe, Diego Maradona, el escándalo del Tour de Francia en 1998, Dieter Baumann, los tenistas Mariano Puerta, Juan Ignacio Chela y Guillermo Cañas, el equipo austríaco de esquí, los ciclistas Jan Ullrich, Ivan Basso, la corredora Marion Jones, Johann Mühlegg, el nadador Ian Thorpe, Claudia Pechstein, Alberto Contador, Marta Domínguez, sólo por mencionar algunos de los más connotados casos. ¿Qué significa esto?


Si la práctica del deporte profesional, que se supone debería ser la promoción de una vida sana libre de sustancias psicoactivas, puede verse continuamente tocada por estas transgresiones, en muchos casos con connotaciones policiales, ello nos habla de un “espíritu de la época” cada vez más centrado en el disparate. No puede entendérselo de otra manera: ¡disparate! ¿Se puede concebir realmente como una sana y mesurada conducta no disparatada que se desperdicie comida -se la arroje a la basura, por ejemplo- para evitar que bajes sus precios mientras millones de personas padecen hambre, o que se busque agua en el planeta Marte mientras millones de seres humanos sufren de sed aquí en la Tierra? El disparate está entre nosotros, sin dudas. Se habla de vida sana, de dieta sana, de promoción del deporte para todas y todos, pero el consumo de drogas ilegales (desde marihuana hasta los peligrosísimos narcóticos químicos de última generación) es el tercer negocio a escala planetaria, alimentando en muy buena medida los circuitos financieros. Más disparate: imposible. 
¿Por qué el deporte ha ido dejando atrás de un modo total, sin retorno, el carácter amateur para devenir una mercadería más y un mecanismo de control social masivo de proporciones gigantescas? Hoy día -puede comprobarse preguntándole a varias jóvenes: invito a hacer la prueba- muchas personas de corta edad no saben, nunca escucharon, no conciben que pueda haber un deporte enteramente amateur. Las reglas del mercado fijan todas las actividades humanas. El deporte no podría escapar a esa lógica. A partir de ello surge otra cuestión: el capitalismo, en tanto sistema que sólo se alimenta del lucro, no sabe de ética, de valores, de solidaridad. O, en todo caso, su única ética es “ganar dinero”. “El capital no tiene patria”, se ha dicho. El único motor del sistema es la obtención de beneficios. Dicho de otro modo: sólo se trata de ganar. En esa lógica, la industria de la muerte: la fabricación de armas y la invención de guerras, puede ser redituable. De hecho… ¡el negocio más redituable de todas las actividades humanas en la actualidad! Sin dudas: disparate mayúsculo. La racionalidad, evidentemente, no termina de explicar a nuestra especie. 
El individualismo prima ante todo; el sentimiento solidario de mancomunidad quedó perdido. Los mejores son los que reciben más dinero” declaró el campeón mundial de automovilismo Lewis Hamilton. Por tanto… ¡hay que ser el mejor! ¿Cómo es posible que, como síntoma de los tiempos, se hayan impuestos términos, devenidos ya totalmente normales, como “ganador” y “looser”, “perdedor”?
Un deportista profesional, expresión a ultranza de esa lógica individualista, competitiva y exitista, símbolo rutilante del “éxito” al igual que cualquier estrella de la farándula, enceguecido por los reflectores ¿por qué habría de tener barreras éticas en la búsqueda de ese éxito que el sistema reclama a cada instante? No todos los deportistas profesionales se doparán para aspirar al triunfo, pero evidentemente muchos sí. De hecho, muchas grandes figuras del deporte profesional pusieron el grito en el cielo al conocerse las declaraciones del ciclista estadounidense reconociendo su transgresión. Pero no se trata de una cuestión de “buena” o “mala” voluntad de tal deportista en cuestión. El capitalismo es transgresor en su médula. Si de lo que se trata es de “ganar”, no hay barreras morales para ello. Por eso la guerra puede ser un buen negocio, o la trata de esclavos (así nació el capitalismo europeo), o la fabricación y venta de productos absolutamente innecesarios y nocivos. Los deportistas profesionales que deslumbran con sus performances no son sino la expresión de ese “espíritu de la época”: ¡hay que ganar a toda costa! 
Si el sistema pide “triunfo”, “éxito”, “victoria” a cualquier precio (esos son los valores primeros de nuestro mundo, en cuyo nombre se hacen guerras, se mata, se hace espionaje industrial o se invaden países), algunos (Armstrong, Maradona, Thorpe, etc., la lista es larga e incluye también a muchos anónimos que no hacen declaraciones públicas ni salen en las pantallas de televisión) se lo toman demasiado en serio, y pueden vender el alma al diablo por conseguirlo. 
El sistema basado en el “triunfo”, en el lucro como ideal supremo, lleva implícita la transgresión (¿acaso el capitalismo, aunque se rasgue las vestiduras, tiene ética?). Las normas sociales ordenan la vida, impiden la transgresión como práctica normal, pero el “éxito” -bien superior por excelencia de ese sistema- no se detiene ante nada. Sin dudas el COI no premia el dopaje y castiga ejemplarmente a quien incurre en él. Pero el sistema general de valores en el que se desenvuelve indirectamente lo termina promoviendo. Y, de hecho, la hiper profesionalización de los atletas modernos es una de los grandes negocios que no conoce barreras éticas, aunque sea muy legal (la FIFA, por ejemplo, es la 15a economía a nivel global).
El espíritu amateur que se pusiera en marcha con la reedición moderna de los Juegos Olímpicos de la mano del Barón Pierre de Coubertin en 1896 en Atenas, ya no existe. El deporte, por cierto, no nació como actividad profesional; distintas sociedades, a su modo, lo han cultivado a través de la historia, siempre como culto a la destreza corporal. La profesionalización y su transformación en gran negocio a escala planetaria es algo que solo el capitalismo moderno pudo generar, declaró hace unos años un funcionario del COI. Por supuesto, le costó la expulsión.
Justicia, solidaridad, amor y paz son el barniz políticamente correcto del sistema, pero la explotación inmisericorde y la guerra son su motor real. Un deportista profesional que se dopa para conseguir mejores resultados, para ser “el mejor”, sólo repite ese modelo tan “normal” que mueve al mundo contemporáneo. Sin dudas: un disparate. ¿Qué hacemos para reemplazarlo? 


Nella diffusione e/o ripubblicazione di questo articolo si prega di citare la fonte: www.utopiarossa.blogspot.com

RED UTOPIA ROJA – Principles / Principios / Princìpi / Principes / Princípios

a) The end does not justify the means, but the means which we use must reflect the essence of the end.

b) Support for the struggle of all peoples against imperialism and/or for their self determination, independently of their political leaderships.

c) For the autonomy and total independence from the political projects of capitalism.

d) The unity of the workers of the world - intellectual and physical workers, without ideological discrimination of any kind (apart from the basics of anti-capitalism, anti-imperialism and of socialism).

e) Fight against political bureaucracies, for direct and councils democracy.

f) Save all life on the Planet, save humanity.

g) For a Red Utopist, cultural work and artistic creation in particular, represent the noblest revolutionary attempt to fight against fear and death. Each creation is an act of love for life, and at the same time a proposal for humanization.

* * *

a) El fin no justifica los medios, y en los medios que empleamos debe estar reflejada la esencia del fin.

b) Apoyo a las luchas de todos los pueblos contra el imperialismo y/o por su autodeterminación, independientemente de sus direcciones políticas.

c) Por la autonomía y la independencia total respecto a los proyectos políticos del capitalismo.

d) Unidad del mundo del trabajo intelectual y físico, sin discriminaciones ideológicas de ningún tipo, fuera de la identidad “anticapitalista, antiimperialista y por el socialismo”.

e) Lucha contra las burocracias políticas, por la democracia directa y consejista.

f) Salvar la vida sobre la Tierra, salvar a la humanidad.

g) Para un Utopista Rojo el trabajo cultural y la creación artística en particular son el más noble intento revolucionario de lucha contra los miedos y la muerte. Toda creación es un acto de amor a la vida, por lo mismo es una propuesta de humanización.

* * *

a) Il fine non giustifica i mezzi, ma nei mezzi che impieghiamo dev’essere riflessa l’essenza del fine.

b) Sostegno alle lotte di tutti i popoli contro l’imperialismo e/o per la loro autodeterminazione, indipendentemente dalle loro direzioni politiche.

c) Per l’autonomia e l’indipendenza totale dai progetti politici del capitalismo.

d) Unità del mondo del lavoro mentale e materiale, senza discriminazioni ideologiche di alcun tipo (a parte le «basi anticapitaliste, antimperialiste e per il socialismo».

e) Lotta contro le burocrazie politiche, per la democrazia diretta e consigliare.

f) Salvare la vita sulla Terra, salvare l’umanità.

g) Per un Utopista Rosso il lavoro culturale e la creazione artistica in particolare rappresentano il più nobile tentativo rivoluzionario per lottare contro le paure e la morte. Ogni creazione è un atto d’amore per la vita, e allo stesso tempo una proposta di umanizzazione.

* * *

a) La fin ne justifie pas les moyens, et dans les moyens que nous utilisons doit apparaître l'essence de la fin projetée.

b) Appui aux luttes de tous les peuples menées contre l'impérialisme et/ou pour leur autodétermination, indépendamment de leurs directions politiques.

c) Pour l'autonomie et la totale indépendance par rapport aux projets politiques du capitalisme.

d) Unité du monde du travail intellectuel et manuel, sans discriminations idéologiques d'aucun type, en dehors de l'identité "anticapitaliste, anti-impérialiste et pour le socialisme".

e) Lutte contre les bureaucraties politiques, et pour la démocratie directe et conseilliste.

f) Sauver la vie sur Terre, sauver l'Humanité.

g) Pour un Utopiste Rouge, le travail culturel, et plus particulièrement la création artistique, représentent la plus noble tentative révolutionnaire pour lutter contre la peur et contre la mort. Toute création est un acte d'amour pour la vie, et en même temps une proposition d'humanisation.

* * *

a) O fim não justifica os médios, e os médios utilizados devem reflectir a essência do fim.

b) Apoio às lutas de todos os povos contra o imperialismo e/ou pela auto-determinação, independentemente das direcções políticas deles.

c) Pela autonomia e a independência respeito total para com os projectos políticos do capitalismo.

d) Unidade do mundo do trabalho intelectual e físico, sem discriminações ideológicas de nenhum tipo, fora da identidade “anti-capitalista, anti-imperialista e pelo socialismo”.

e) Luta contra as burocracias políticas, pela democracia directa e dos conselhos.

f) Salvar a vida na Terra, salvar a humanidade.

g) Para um Utopista Vermelho o trabalho cultural e a criação artística em particular representam os mais nobres tentativos revolucionários por lutar contra os medos e a morte. Cada criação é um ato de amor para com a vida e, no mesmo tempo, uma proposta de humanização.