IN DUE LINGUE (Spagnolo, Italiano)
EN DOS IDIOMAS (Español, Italiano)
EN DOS IDIOMAS (Español, Italiano)
© Alfred Jarry |
¿Quién es el rey Ubú? Es un maje [una persona (n.d.r.)] que mata al tirano para ser un tirano y luego mata a los nobles y a todos los que lo apoyaron; desperdicia riquezas y acumula otras; distribuye a los pobres y quita a los ricos; pero quita especialmente a todos, pobres incluidos, para hacerse más rico. Él envía a sus soldados a la carga, pero es el primero en esconderse. Con él todo el mundo puede caer en la trampilla –en el agujero– o hundirse en su bolsillo, tragado por una espiral sin fondo.
Ubú Rey es una pieza de teatro escrita por el francés Alfred Jarry y estrenada el 10 de diciembre de 1896 al Théâtre de l’Œuvre de París. A esta obra van a seguir otras, y la última es Ubú encadenado (1900), donde el protagonista es puesto en la bartolina [cárcel (n.d.r.)] con cadena perpetua.
El rey Ubú declara que la libertad no es sino un simple juego del yo camino sobre el fuego y del tú no puedes porque pedirás limosna. La libertad es la característica máxima de la alienación de una pluma a una piedra. No hay libertad si no hay poder que aplaste, de lo contrario su significado se anula. No hay libertad sin opresión.
Mientras tanto los hombres libres corean: “¡Viva la libertad, la libertad, la libertad! ¡Libres, somos libres! (…) ¡Desobedezcamos a la vez! (…) Cada uno se inventa una manera y, aunque resulte más fatigante, desobedece individualmente” (Ubú encadenado, Acto I, Escena II).
Claro está que es una pura fantasía que nunca puede ocurrir en la realidad, imaginación de un creador tal vez ya listo para el kilómetro cinco [en el km 5 de la Carretera Sur de Managua está el Hospital Psiquiátrico (n.d.r.)]. A unas pocas varas [unidad de medida inferior al metro (n.d.r.)] de donde se reúne el Diálogo Nacional –con los representantes del Gobierno y la sociedad civil–, con el fin de salir de la difícil crisis que vive Nicaragua ya desde más de un mes, cuando comenzó la llamada “revolución ética” de los estudiantes universitarios, verdadera rebelión en contra del orden constituido. Un proceso político que se da con la participación de ellos y otras fuerzas sociales.
Desde la sesión inaugural del 16 de mayo, el rey Ubú-Daniel no se vió ni habló. Su esposa, la reyna Ubú-Rosario, que todos los días reza a su Misa cotidiana mezclando misticismo y cristianismo pentecostal en el programa “Multinoticias” de Canal 4, desde el 17 de mayo se calló por cuatro días. Ni aparecieron en Niquinohomo el 18 de mayo, fecha de nacimiento de Sandino. Y ni al día siguiente, en el acto que se dio en la Avenida Bolívar para festejar el cumpleaños del “General de Hombres Libres”.
¿Desaparecidos? ¿Tragados por la tierra de lagos y volcanes?
No, por cierto, hasta el momento. Todavía la Ubú-pareja tiene el poder, aunque ya no por completo como antes. La fuerte movilización de la sociedad civil le impide restablecer el control completo. Además, lo que ya no tiene es la legitimidad, cuestionada con fuerza en la agenda que la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia puso en la mesa del diálogo el 23 de mayo. Una agenda completa para una verdadera democratización de las instituciones políticas y judiciales a todos los niveles. Se plantean reformas parciales a la Constitución –con la prohibición de la reelección en cualquier cargo electivo– y de la ley electoral, para adelantar las elecciones al próximo año. La delegación gubernamental afirmó que ese programa es “la ruta para un golpe de Estado”. Por supuesto que sí, porque si se cumple va a desbaratar por completo el castillo de naipes construido en esos diez años, con el partido de Gobierno que controla todos los poderes del Estado. Un golpe sin armas que va a dar un cambio profundo y radical en el manejo de las instituciones del Estado, alejadas por completo de cualquier influencia partidaria. Independientes y libres de cualquier sujeción.
En la agenda no aparece con claridad el pedido de la salida de la Ubú-pareja. Eso parece contradictorio, siendo por supuesto la primera etapa para realizar los demás puntos. En realidad se piden también la aprobación de una Ley Marco para la transición y gobernabilidad democrática, la formación de un nuevo Consejo Supremo Electoral (CSE) integrado por magistrados honestos y de reconocida experiencia, y la reducción del número de diputados de la Asamblea Nacional. Esas profundas reformas, que trazan la ruta de la democratización de manera pacífica y constitucional, inevitablemente terminarían en una salida de la Ubú-pareja. Y de sus cortesanos.
Los representantes de la delegación gubernamental, como condición preliminar a la discusión, de manera intransigente pidieron el levantamiento de los tranques [bloques de carreteras (n.d.r.)] que se instalaron en todo el país, medida de presión que queda en vigencia ante el Gobierno. Único tema que reiteran: “No podemos entrar en otras materias”. Todo el mundo entiende que es una excusa para no hablar de cualquier otro argumento; el Canciller Moncada, jefe de la delegación, lo afirmó rotundamente: “Nosotros no aceptamos la agenda”.
Son dos ideas de diálogo que es muy raro puedan encontrarse, dos intransigencias que dependen de dos visiones distintas y opuestas de lo que es una sociedad democrática. No es para todos chiflar y tomar pinol [bebida de maíz blanco tostado y molido (n.d.r.)], decimos los nicas. De tal manera, los obispos, que actúan como mediadores, suspendieron de forma indefinida el diálogo, orientando la formación de una comisión mixta para buscar consenso a las propuestas que han sido presentadas, para que luego se reactiven las negociaciones. Esta comisión debería ser conformada por seis personas: tres delegados por el Gobierno y tres en representación de estudiantes universitarios, sociedad civil y empresarios.
Mientras tanto, los opositores dieron por fracasado el diálogo y en la tarde del 23 de mayo salieron a las calles en todo el país. Al mismo tiempo, reforzaron los bloqueos callejeros, principalmente en las zonas productivas del norte y el sur. Por otro lado, la Juventud Sandinista (JS), manejada directamente por la sacerdotisa Ubú-Chayo, asaltó masivamente unos tranques. En la entrada a León, en la vía que la conecta con Managua, un estudiante murió por una bala de AK-47 [kalashnikov (n.d.r.)], la JS se llevó a 17 muchachos como rehenes y los mantuvo prisioneros unas horas en el departamental del Frente Sandinista de León. Alguien dice que adentro estaban también tres antimotines. Hasta que intervinieron unos curas y lograron su liberación. No sólo tiene que estar bien planificado un semejante hecho, sino que deben haber sido por lo menos unas cincuenta personas los integrantes del grupo que secuestró a los muchachos. En la práctica es una autodenuncia de ser los mandatarios de las fuerzas paramilitares que no quieren dialogar.
Iguales cosas ocurren más o menos en todo el país, con hombres encapuchados y armados con morteros caseros y pistolas que viajan en SUV de doble cabina y motocicletas, principalmente en las noches. La misma UCA (Universidad Centroamericana) padeció de un ataque con morteros en contra de su edificio principal, en Managua, la madrugada del 27 de mayo. Una rotunda y completa idiotez, demostrando a todas luces la actitud de la Ubú-pareja, el uso y abuso de estas fuerzas paramilitares (o parapoliciales) que sustituyan a la Policía debido a su fuerte descrédito ante las protestas, después de la violencia irracional con la cual actuó y ante la negativa oficial del Ejército de salir a las calles. Hasta hoy en día, ni una de esas personas fue investigada o detenida (unos dicen que muchos de ellos son policías en traje civil).
Por supuesto, a pesar de que comenzó siendo una protesta cívica no violenta y en la idea de la mayoría sigue siéndola, también hay unos grupos de opositores persiguiendo el objetivo del caos por el caos, con quema de camionetas [pick-up (n.d.r.)] y buses de la JS, heriendo de gravedad a militantes sandinistas. Sean unos vagos pagados con unos pocos dólares por la derecha o la Embajada gringa, o sean provocadores, el resultado no cambia: le dan juego fácil a la Ubú-pareja para criminalizar a todo el movimiento.
De tal manera, la posibilidad de una salida pacífica a la crisis que sufre este país desde unos cuarenta días se aleja. Muy a pesar de esa contingencia, parece que las personas realicen sus tareas cotidianas como si nada fuera, sólo quejándose por el alza de los precios de la comida y los servicios básicos.
Y mientras la Ubú-pareja intenta mantenerse en el poder enviando un mensaje de fuerza para acallar la presión popular –que sigue con marchas pacíficas en la capital y en otras ciudades–, Ubú-Daniel se mantiene callado y Ubú-Chayo sigue con sus homilías pacificadoras en las que nadie ya puede creer: “¡Nuestra Fe es nuestra Fortaleza! Nosotr@s sabemos que somos un Pueblo creyente, devoto, un Pueblo sencillo, un Pueblo laborioso, que ha venido fortaleciendo las Rutas de Fe, Familia y Comunidad, los Valores de Familia y de Comunidad, los Valores Cristianos” (24 de mayo).
Tal vez la Ubú-pareja va pensando que de esta forma puedan reintegrarse de nuevo los militantes sandinistas que en las semanas anteriores se alejaron, hasta participar en las marchas de la sociedad civil que el 27 de mayo se realizaron en una decena de ciudades. Por eso van utilizando tácticas dilatorias para cansar al pueblo y tratando de recomponer sus fuerzas, en contra de la lucha cívica masiva que ellos llaman “plaga delincuencial”. Pero esta táctica está conduciendo por el rumbo opuesto: el rechazo del partido que la llevó al poder. El país está dividido en dos. Poco a poco, la gente se da cuenta que este no es el FSLN que combatió en contra de la dictadura somocista, sino es otra cosa, por completo diferente.
Un riesgo más hay que haber bien presente y es muy real: la tentación de aislar a los estudiantes por parte de las otras fuerzas de la llamada “sociedad civil”, puesto que siguen declarando que en su movimiento (Movimiento 19 de Abril) no va a haber injerencias de ninguna fuerza política. En primer lugar, los empresarios reunidos en varios gremios no pueden tolerar a una fuerza que quiere un cambio en lo más hondo de la sociedad –incluyendo a las cuestiones económicas, en un país que es el segundo más pobre del continente–. En segundo lugar, el movimiento campesino, nacido en oposición a la construcción del Gran Canal Interocéanico que iba a transformar el ecosistema del país, por cierto tiene lazos con los partidos de la derecha que aspiran a una revancha. Al final, la misma Iglesia católica –que está actuando como mediadora– no puede aceptar de veras un Estado laico y democrático.
Y hasta el momento, comenzando por la sesión inaugural del diálogo, a pesar de no tener un liderazgo jerárquico (y quizás, por suerte), solamente los estudiantes se enfrentaron con palabras duras y claras al poder político todopoderoso de la Ubú-pareja: “Esta no es una mesa de diálogo, sino una mesa para negociar su salida, porque este es el sentir del pueblo”. Dejando desnuda a la Ubú-pareja, como en el conocido cuento de Andersen.
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