En tiempos de mi tardía juventud asistí a un curso acerca de “La locura en la literatura”. El curso lo entregaba el Dr. Michalski y otra Dra. cuyo nombre se me escapa. Ambos estaban de acuerdo en dar el curso y en nada de cuanto aseguraron en él. El curso abrió perspectivas y dio un planeo sobre el tema. Lo de fondo, la locura, estaba en la superficie, con sus disputas ambos profes nos señalaron que la locura esta más presente en nuestras vidas de lo que pensamos.
En sentido inverso un abogado del diablo pudiera decir: ¿qué es lo normal o quién determina la normalidad?, es decir avalar la locura poniendo en duda “la normalidad”. Como tema de disertación filosófica pudiera argumentar en profundidad, pero nos alejaríamos del tema presente.
Un diccionario que se respete dirá de locura: nombre femenino. 1. Trastorno o perturbación patológicas de las facultades mentales. 2. Acción imprudente, insensata o poco razonable que realiza una persona de forma irreflexiva o temeraria. Antónimo: cordura.
Cada año los responsables de entregar el Premio Nobel nos sorprenden con su acción imprudente, insensata o poco razonable al entregar un premio, en forma temeraria, a personas por razones otras que las estipuladas en las bases del Premio. Antes debo decir que este “Premio” es una iifdt (institución ideológica fuera de tiempo). Aseguramos con todo desparpajo que somos democráticos, pero a cada paso nos damos un golpe en la nariz. En Canadá el Primer Ministro (Presidente) no es elegido en votación popular, se le rinde pleitesía a una reina que nada, absolutamente nada, hace por el país, los senadores son designados a vida. En Chile el ejército es una institución clasista, aparte de ser parasitaria, los hijos de ricos comienzan como teniente y pueden llegar a General, los hijos de pobres comienzan como sargento y llegan a suboficial, en ambos países, en los sindicatos, los sindicatos no pueden elegir a sus dirigentes en elección libre y debidamente documentada, no se aplica eso de un miembro un voto.
En Suecia y Noruega existe este engendro nada democrático que se ocupa de decidir quien recibe cada año el Premio Nobel en seis categorías. En su inmensa mayoría, a lo largo de más de cien años, ha sido entregado a gente del norte, gente del sistema. El de la Paz se le ha entregado a personajes cuya principal misión ha sido apachurrar a otros. ¿Alguien se ha sorprendido al leer en La Biblia los crímenes cometidos por Jeová, Yavé o Jeohvá? La noche anterior a llegar, el pueblo judío, a la tierra prometida, este Dios, iracundo y vengativo, ordenó matar (asesinar) a los 20 mil sobrevivientes de la larga travesía desde Egipto hasta el lugar designado para el pueblo judío. De los más de 60 mil que salieron, ninguno llego a la tierra prometido, a ella entraron sus descendientes, quienes no murieron el día anterior, murieron en el camino. Fueron cuarenta años recorriendo una tierra esquiva. Esto nos demuestra que toda adoración esta contrapuesta a la democracia, lo cual nos remite al dilema: o la democracia no es algo inherente a los humanos o simplemente esta condenada por todo el lastre de ideas de otro tiempo subsistiendo en la mente y, por lo mismo, en la realidad social.
Las personas designadas para actuar en los comités del Premio Nobel, falibles como todo mortal, nadie sabe como han llegado allí, aparecen cada cierto tiempo con sus penibles resultados. La Real Academia Sueca de Ciencias es responsable de nominar los premios de Química y Física, por el de Medicina responde el Instituto Karolinska, la Academia Sueca de la Lengua nomina el de Literatura, el Comité Nobel Noruego del Parlamento Noruego nomina el de la Paz y por el de Economía se ocupa el Banco Central de Suecia. No hay que ser muy lúcido para saber que estos comités se nominan a sí mismo, es decir la democracia aquí no se manifiesta. Las decisiones de estos Comités son inapelables. En este contexto cabe la pregunta: ¿qué intereses representan estas instituciones y por ende las decisiones de estos comités?
Desde un tiempo largo vamos de sorpresa en sorpresa, a las ya calamitosas explicaciones de por que y tal o cual señor, en su mayoría ancianos sin mucho hilo por delante, se le entrega el premio, muchas veces dejando de lado a personalidades de mayor mérito, le agregamos que algunos premios son entregados a discutibles personas, responsables del descalabro mundial. Un Obama, el mismo día de recibir el Premio, enviaba tropas invasoras en la no despreciable cifra de 30 mil efectivos militares. Otros asesinos profesionales lo han recibido también, basta ver la lista y ver la biografía de los personajes funestos. Hace poco nos sorprendieron con entregar el Premio a un ex ministro de Defensa [Juan Manuel Santos], es decir el responsable de la estrategia de eliminación del enemigo en tiempos de guerra, un parásito en tiempos de paz. Hoy ejerce de presidente. Sucede que para un simple tango se necesitan dos, para una dialogo de Paz se necesita a los menos dos partes y muchas personas, pero estos tipos de la Academia han premiado a alguien que no gastó ninguna hora sentado frente a su enemigo. También sucede que la otra parte tiene su cuota de respeto por la paz acordada. Nada diremos del rechazo del acuerdo firmado, que bien puede ser una acción política como continuación de la guerra. Fue el propio galardonado quien impuso la clausula de un referendo para que el pueblo (otra tristeza) en un poco más 30% (casi el 63% no fue a votar) definiera, por escaso margen, su rechazo. Este premio quita piso a los hombres armados que han decidido jugarse la carta de la Paz, los invisibilizan de una plumada, en realidad de un garabato. Ahora nos dicen que un cantautor también es un escritor. Yo entendía que la literatura venía en libros, ahora me cambian el discurso, con hechos discutibles, me dicen que viene en discos. Todo el saber acumulado por las Universidades se vuelve agua entre los dedos.
Este nuevo Premio Nobel de Literatura es un garrotazo a los escritores, a los que leen montañas de libros y escriben cientos de miles de páginas para llegar a unas cuantas publicables, ahora hemos de jugarnos contra los encantos de la música o acompañar nuestros destellos con acordes musicales. Vamos mal Sancho, en su final debe haber dicho Don Quijote a Sancho Panza. La paradoja es que en ese instante recuperó la cordura.
Hubo un tiempo en que se escribía sobre locos, ahora los locos entregan premios. Esto no es tan ahora, el premio Nobel de Economía lo entrega el Banco Central de Suecia, es decir en una cueva de ladrones acuerdan entregar un premio, por supuesto no lo entregaran a quien demuestre que los bancos, los seguros, los créditos, las financiaras, las tarjetas de crédito son algunas de las tantas formas legales de robar.
Ya lo dijo Celaya, estamos tocando fondo. En Estados Unidos dos locos se disputan a puro insulto a la inteligencia el galardón de ser el emperador de un imperio en decadencia. Lo triste es que la caída del imperio global puede tomar unas cuantas décadas más, esta caída afectará todo lo existente en la tierra, nosotros, mortales de a pie, seguiremos en la locura de parecer que somos cuerdos. La economía mundial va mal, el nivel del mar sube, los vientos han cambiado su recorrido, llueve donde no llovía, hay sequías tremendas en otras latitudes. En suma, los inteligentes, presionados por lo inmediato, hacen todo lo posible para cortarnos el futuro.
Cosas veredes, dicen que dijo Don Quijote. Desde ahora prometo no enlodarme con premios que nada aportan a la liberación de la especie humana. El único premio de valor es moral, aunque con esto no se coma, pero sin ello no se vive. Señores del norte he decidido no estar en su mundito de la decadencia. Mi locura es reconocer la de ustedes. Algo ha cambiado profundamente, sin duda esto tiene que ver con la caída del imperio, antes los imperios se descomponían por dentro, sus síntomas eran además de económicos, morales. Ahora todos estamos dentro del territorio del imperio. Las decisiones en, y del, imperio afectan toda la tierra y sus formas de vida. Al descomponerse este, descompone la humanidad, sus formas de ver e interactuar con el mundo. Casi como un fatalismo o como una lógica de la perdición, constatamos que el poder está en manos de los menos inteligentes, nos acosan con postergaciones o soluciones de poca altura. Este Premio nos demuestra, una vez más, que muchas instituciones humanas tienen un buen comienzo y un final de drama. Contribuir a cambiar este viaje al precipicio es una de las misiones de la literatura, no queda otra opción que continuar en la porfía contraria al sistema.
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