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martedì 25 ottobre 2016

¡#NI UNA MENOS, MIÉRCOLES NEGRO, MUJERES!, por Nechi Dorado

Hombres y mujeres, obreros y amas de casas, estudiantes y fabriles pararon el 19 de octubre en protesta contra la violencia a la mujer argentina. La megamanifestación en casi 70 ciudades argentinas y 58 diferentes lugares en el mundo fue una muestra de la importancia que tanto mujeres como los hombres salen juntos para decir ¡Basta Ya de violencia a la mujer!

Dando muestras de una organización impecable como respuesta a los femicidios que se vienen perpetrando en Argentina, marcharon miles de mujeres de todas las edades, este día en que hasta el cielo parecía acompañarnos cubriendo de lágrimas la ciudad de Buenos Aires, bajo la consigna #Ni una menos. Las mismas acciones se realizaron en otras ciudades del país y hasta en tierras hermanas, porque el problema que enfrentamos las mujeres no es sino amparado por el patrón de conducta establecido históricamente y que el sistema capitalista se empeña en mantener como método de dominación hacia quienes se considerarían, erróneamente, como el eslabón más débil de la cadena humana.
Concepto tan triste como repudiable. Tan ilógico como absurdo.
Cabe destacar -injusto sería no hacerlo- el acompañamiento de muchos hombres, unidos por el mismo espanto, conscientes de que deben romperse los esquemas machistas, patriarcales, que tanto daño han causado hasta el momento y que parecen muy difíciles de eliminar.
La tarde del 19 de octubre marcó un hito que ha de permanecer estampado para siempre en la memoria de los pueblos hartos de llorar hijas asesinadas por una demencia irracional.
No obstante, creo que debemos tener en cuenta y puntualizar con mucha firmeza que no todos los hombres son asesinos, ni todos someten, ni todos violan, ni todos descalifican, ni todos ofenden. Y debemos razonar que cuando de violencia de género se habla también hay “ellos” alcanzados por la misma aberración aunque no lo denuncien, aunque no lo hagan público. Existe la violencia también contra hombres que son engañados, difamados, estafados, humillados.
Hombres a los que se los pretende proveedores. Hombres a los que se les impide contacto con sus hijos, impedimento que se arrastra a abuelas y abuelos, a tíos, a primos, dejando incompleta la socialización básica de pequeños que no nacieron en una maceta. Nacieron de un hombre y de una mujer, con lazos ancestrales.
Desde mi posición de mujer comunista y como tal no necesito autoproclamarme feminista porque sería redundante, muy lejos de los fanatismos de algunas mujeres que parece que quisieran crear una sociedad de amazonas, dije, digo y diré #Ni una menos. No queden dudas de ello.
No obstante y si hablamos de justicia creo que toca que comencemos también a visibilizar que dentro de un sistema perverso como el capitalista que no distingue géneros, todos y todas somos víctimas. Por ello creo que debemos seguir con la consigna trazada hasta que no haya Ni una menos, pero agregando otra que abarque el repudio a los espantos en su conjunto.
Por respeto a las víctimas de gatillo fácil, de la delincuencia común y de la delincuencia con saco y corbata generadora de la anterior, de las represiones que tampoco distinguen sexos, del narcotráfico que a veces actúa como nutriente para que se produzcan los femicidios, quisiera que en este mundo salvaje donde nos toca vivir y morir seamos capaces de unirnos, como hoy, bajo otra consigna también humanitaria que podamos incorporar entre todas y todos: #NiUnaMenos, #NiUnoMás
Solo internalizando este concepto podremos dejar la semilla para que germine en la subjetividad de nuestros hijos e hijas, nietos y nietas el respeto a la vida, el honor a la justicia, el repudio a la muerte. Juntos alcanzaremos la diferencia, es ir más allá, eso démoslo por seguro.

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