Con
motivo de la Segunda Cumbre de Presidentes de la
Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) en La Habana, Cuba, nos pareció oportuno a los
autores de este documento: Marcelo Colussi (argentino radicado en Guatemala) y
Guillermo Guzmán (desde Venezuela) hacer circularlo nuevamente. El texto fue
escrito en el 2010, cuando la CELAC recién estaba queriendo nacer y aún vivía
Hugo Chávez, mentor en muy buena medida de la iniciativa. Entendemos que el
material no está desactualizado en lo fundamental, por eso lo ponemos a
consideración del público nuevamente, entendiendo que puede ser un aporte a
este intento de construcción de la Patria Grande, teniendo siempre el
socialismo como norte.
Introducción
Los países latinoamericanos están
actualmente muy atentos a su destino independiente y a su futuro. Su conciencia
se ha estremecido con los sucesos sangrientos de las dictaduras militares del
denominado Cono Sur. Las masacres genocidas acaecidas en Centroamérica, la
ingerencia del gobierno de los Estados Unidos en todos nuestros asuntos, el
saqueo, la secesión y el latrocinio de Panamá, las bases militaristas, el
llamado Comando Sur, amenazador, con sus garras criminales apuntando todas las
fuentes energéticas, el petróleo, el gas, el cobre, el níquel, el oro, la
madera, la Amazonia, el agua, el espacio aéreo ecuatorial, la biodiversidad, el
hierro, el aluminio, el humus, todo eso es lo que determina asumir la defensa
de nuestros pueblos frente al imperialismo del Norte que pretende
estrangularnos.
La conciencia popular es una
instancia de primerísimo orden en lo que respecta a nuestra defensa.
Si en el futuro inmediato la
conciencia latinoamericana no rige las pautas que marquen nuestro propio
desarrollo, estaríamos perdidos. Nosotros hemos estado bombardeados de valores
falsos que extravían, particularmente, a nuestros niños y fomentan en ellos el
individualismo. Debemos deshacernos de esa compleja y pesada carga si queremos
hacer valer la integración latinoamericana.
Desde fuera siempre resulta
temerario diagnosticar cualquier fenómeno, cualquier cosa, cualquier enfermedad,
y particularmente esto es cierto cuando se trata de algo tan complejísimo y
delicado como lo es la educación.
El estado ideal hacia el cual
debe orientarse el proceso educativo de los pueblos de América Latina tiene que
ser, en consecuencia, inventado por nosotros mismos, tenemos que buscarlo, y si
felizmente lo encontramos, entonces ha de surgir la necesidad de defenderlo de
las acechanzas y amenazas que el imperialismo vuelque contra ello.
Puede parecer utópico, pero al
decir de Simón Rodríguez, maestro de Bolívar, "inventamos o erramos".
Latinoamérica esta signada por
injustas relaciones de poder económico y político. La estructura de ese poder
económico predominante es fundamentalmente cuantitativa, utilitaria, rentista y
material; por otra parte, la del poder político es de subordinación, de orden,
de amedrentar militaristamente a los pueblos esclavizados, lo que les permite
la capacidad de imponer obediencia. El orden social en América Latina no es más
que una relación de poder y de subordinación monopolizado por la oligarquía
norteamericana, que es quien ejerce el monopolio del poder.