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domenica 31 ottobre 2010

“LA VIOLENCIA DE LOS OPRIMIDOS ES UNA VIOLENCIA DE RESPUESTA”, entrevista de Javier Lajo a Hugo Blanco Galdós (tradotto anche in italiano)

EN ESPAÑOL

Continuando con la investigación “Historia de la Revolución Inconclusa”, en esta octava entrega el Equipo de Investigación y Entrevistas –conformado por Marcelo Colussi / Rodrigo Vélez-Guevariando, y para la ocasión el aporte del compañero Javier Lajo, de Perú, prestigioso investigador en ciencias sociales así como actor político en su tierra– se presenta hoy una entrevista a Hugo Blanco Galdós, miembro destacado de la Confederación Campesina del Perú (CCP), quien comandara la guerrilla indígena de los años 60 del pasado siglo en La Convención y Lares, en el Cusco, Perú.
Entendiendo la violencia popular como una reacción a las injusticias del sistema que les explota, los alzamientos y reacciones violentas de toda forma de organización de los pueblos en lucha no pueden ser considerados “violentos” en sentido ofensivo sino prácticas de defensa ante los ataques que reciben. Es allí donde cobra total sentido aquella famosa frase de “la violencia en manos del pueblo no es violencia: es justicia”. En esa lógica se analiza también el papel histórico que jugó la organización Sendero Luminoso, de acción armada y de gran importancia en la historia reciente de Perú.
El tema de la presente entrevista, como en toda la investigación donde también fueron contactados otros ex miembros de grupos guerrilleros de varios países de la región (Guatemala1, Argentina, Uruguay, Chile1, Chile2, Guatemala2, Nicaragua), gira en torno a un balance crítico de esos movimientos revolucionarios de acción armada de algunas décadas atrás, y a ver cuáles son los caminos posibles que en la actualidad se le presentan al campo popular en su búsqueda de otro mundo más justo, menos salvaje y sanguinario que el contemporáneo.

Javier Lajo: ¿Qué piensa de la violencia revolucionaria en general?

Hugo Blanco: El sistema capitalista ejerce mucha violencia contra la humanidad; la violencia es también matar de hambre a la gente, promulgar leyes represivas, etc. Esta es la violencia fundamental, la que el sistema explotador ejerce contra los oprimidos. En cambio, la violencia de los oprimidos que se da contra los opresores es una violencia de respuesta; es decir estamos hablando acá de la violencia de las masas explotadas. Ésta es diferente a la que significa que “un grupo de valientes” se levantan en armas contra algún gobierno. Aunque, claro que hay suficientes justificaciones ¿no?... Pero hay que ver aquí la eficacia de estas acciones vanguardistas o elitistas. Hay que ver si esa violencia ofensiva es útil, si va a resolver el problema o lo va a empeorar. Y esa violencia, como la de Sendero Luminoso, no ha resuelto nada en el Perú desde el año 80 del siglo pasado; al contrario, ha ocasionado 70,000 muertos, siendo la mayor parte de ellos indígenas. Con esto las organizaciones populares han resultado muy debilitadas, porque los gobiernos tomaban como pretexto esto de que eran “senderistas” y apresaban, torturaban y mataban a dirigentes populares. Y luego también Sendero Luminoso comenzó a matar a dirigentes indígenas acusándolos de soplones. Es así que el movimiento indígena fue acorralado entre dos fuegos. Nosotros, en la Confederación Campesina del Perú (CCP), hemos estado en contra de ese tipo de acciones. Yo he tenido una formación leninista, y el leninismo está en contra de ese tipo de acciones desestabilizadoras. El mismo Lenin escribió un folleto sobre el asunto: “El izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo”. Entonces, por todo esto estuvimos en contra de esa acción aislada que se volvió en contra del movimiento popular. Estas acciones resultaron contraproducentes finalmente. Por supuesto que no se puede comparar a las FARC de Colombia con Sendero del Perú, pero estoy en contra de las acciones de las FARC, estoy en contra de las acciones del ERP de México, que es otro grupo guerrillero.

Javier Lajo: Háblanos de los años 60 del siglo pasado, sobre los sucesos de La Convención y Cusco, en la sierra de Perú.

Hugo Blanco: Lo que pasó allí es que nosotros nos organizamos pacíficamente como Comuneros Indígenas en sindicatos, y logramos algunas reivindicaciones, como liberar a los presos injustamente detenidos, con movilizaciones, paros, marchas, etc. Y logramos también que se anulara la ley que autorizaba el colonato feudal, por el que a cambio de una parcela que el gamonal otorgaba al campesino, se le obligaba a éste ir a trabajar a la hacienda. Eso, que era un abuso, en la sierra y en la ceja de selva se convirtió en un abuso grande, porque en la ceja de selva el ciclo de siembra y cosecha es diferente. En la sierra se siembra un año y se cosecha el mismo año; en cambio en la ceja de selva, el cacao, la coca, el té, etc., se cosecha a los años. Por tanto los hacendados de ceja de selva, cuando veían que ya comenzaban a producir las parcelas de los campesinos, las cosechas de cacao, te, etc., el hacendado iba y los botaba de ahí arguyendo que el plazo de otorgamiento de la parcela había fenecido. Eso era una gran injusticia que se multiplicaba en la ceja de selva; entonces los campesinos se organizaron para que les concedieran el plazo de tiempo que les permitiera cosechar su chacra; esto se convirtió en una lucha contra los juicios de desahucio y logramos frustrar varios intentos de despojo o “desahucio” ordenados por los jueces. Entonces, con estas sentencias frustradas los jueces tenían ya vergüenza de dictaminar en contra de los campesinos. Luego, a partir de allí el gobierno promulgó un Decreto Ley prohibiendo los juicios de desahucio, y este fue nuestro triunfo indígena-campesino. Después había hacendados que aceptaban discutir con los campesinos la ampliación del plazo de entrega de las parcelas, y firmaban un pliego con cada uno de los campesinos y con el sindicato. Pero la mayor parte de los hacendados no reconocía a los sindicatos, menos a la Federación. Decían: “¿Cómo se les ocurre la locura de discutir con estos indios sobre la forma como ellos tienen que servirme? Lo que hay que hacer es mandar presos a los cabecillas y asunto arreglado”… Y verdaderamente hacían eso: como el poder judicial y la policía estaban al servicio de ellos, hacían apresar a los dirigentes.

Javier Lajo: ¿Y cómo se generó la violencia explicita? Es decir, las acciones violentas explícitas –para diferenciar la violencia implícita del sistema– ¿las empezaron los hacendados en contra de los indígenas?

Hugo Blanco: Uno de esos sindicatos era donde yo estaba, el de Chaupimayo, donde yo vivía. Como el hacendado no quería negociar con el sindicato, entonces el sindicato declaró la huelga, que consistía en que los campesinos no fueran a trabajar a la hacienda. Esa huelga duró mucho, duró nueve meses (de esto entonces los obreros y empleados se asustan, porque el obrero gana sueldo o salario y nueve meses sin salario o sueldo no pueden soportarlo). Pero el trabajo que hacían los campesinos no era pagado en salario mensual o quincenal por el hacendado. No, el campesino que recibía una parcela en alquiler tenía que pagar ese alquiler en la forma de trabajo en la hacienda; este trabajo era, pues, en pago del alquiler de la parcela que el hacendado les había dado. Esto era como una huelga de un inquilino que deja de pagar el alquiler; entonces dijimos que no podía haber una huelga tan larga, por lo que, entonces, decidimos que ahora mismo se acababa con la huelga, y declaramos la Reforma Agraria. Es así que allí mismo se decretó la Reforma Agraria en Chaupimayo. Explícitamente, en los otros sindicatos seguía la huelga, pero era lo mismo: los campesinos ya no seguían yendo a trabajar a la hacienda y cada uno seguía trabajando la parcela que el hacendado le había dado. Esto se extendió así en forma pacífica.

Javier Lajo: ¿Y cómo fue el inicio de la violencia armada?

Hugo Blanco: Así pues, luego los hacendados andaban iracundos. Comenzaron a provocar con armas, se paseaban armados y empezaron a disparar al aire, diciendo: “Indios, sinvergüenzas, me están robando la tierra, los voy a matar”. Los campesinos vinieron a la Federación, allí les dijeron: “vayan a quejarse a la policía”. Los campesinos fueron a la policía, y allí les confirmaron que “los hacendados tienen derecho a matarlos como a perros porque verdaderamente les están robando sus tierras”. Ante esta situación allí yo dije: “¿Qué vamos a hacer compañeros? Si el hacendado y la policía dicen que tienen derecho a matarnos como a perros, lo único que nos queda es defendernos nosotros mismos”. Algunos dirigentes se pusieron nerviosos, y decían: “sí, compañeros: pero si nosotros nos armamos, ya sabemos cómo somos y a la larga vamos a dispararnos unos contra otros”. Entonces yo les dije: “Está bien, compañeros: hay que hacerlo en forma organizada, por lo tanto vamos a organizar comités de autodefensa”. Y así se aprobó organizar Comités de Autodefensa. Luego preguntaron: ¿Quién se va a encargar de organizar estos Comités? Como los campesinos sabían que en Chaupimayo nos habíamos preparado para comenzar la autodefensa organizada, me encargaron a mí. Yo organicé los comités de autodefensa en toda La Convención; pero mi elección, mi mandato fue por unanimidad, yo hice eso de organizar la respuesta defensiva porque las bases me mandaron. No fue porque mi partido o una elite lo decidieran, sino por mandato de las bases. Prepararnos para la autodefensa fue nuestra consigna, y ya los hacendados dejaron de amenazar y nosotros no los tocamos. No queríamos violencia ni hacer daño a nadie; solo lo hicimos para defendernos, pero como no nos atacaron, entonces no les hicimos nada.

Javier Lajo: ¿Y cómo entonces esto degeneró en violencia armada?

Hugo Blanco: Porque los “gamonales” (es decir, los hacendados) movieron al gobierno, y estos enviaron la represión. Pero en realidad ya habíamos hecho la Reforma Agraria. En 100 haciendas no se trabajaba para los hacendados. Entonces llegó la represión allá y prohibieron que se reuniera la Federación. Entraban a las asambleas a culatazos, provocaban el enfrentamiento, hasta que hirieron a un niño pequeño. Como ya no se reunía la Federación, había reuniones de pocos sindicatos, clandestinamente en el campo. En una de esas asambleas los campesinos recibieron la noticia que habían herido a un niño de 4 años, y entonces decidieron enviar a una comisión para que le pidiera cuentas al hacendado. La Asamblea ordenó que fuera yo, Hugo Blanco, el que encabezara esa Comisión. Entonces fuimos y nos recibieron con disparos. Tuvimos que responder, y en este choque que hubo murió un guardia en combate. Y ellos también nos mataron a varios hermanos campesinos. Posteriormente a este choque disolvieron a la Federación. Entonces las autoridades se dieron cuenta que si comenzando nomás la represión los campesinos se defendieron, entonces se preguntaban ¿cómo iría a ser de terrible una respuesta indígena-campesina si querían que vuelvan a trabajar para las haciendas? El campo se volvería un infierno, porque el levantamiento indígena tendería a generalizarse, si de comienzo nomás “estos indios se volvieron tan atrevidos”, decían “¡qué infierno se volverá después!”.

Javier Lajo: ¿Fue por el miedo a la respuesta violenta de los indígenas que se promulga la Reforma Agraria en todo el Perú?

Hugo Blanco: Claro, por eso el Presidente de facto, General Pérez Godoy, dio la ley de Reforma Agraria en el 62, pero solo para la Convención y Lares, en Cusco. Pero, de allí, los indígenas campesinos del resto del Perú dijeron: “qué buena gracia: solo declararon la Reforma Agraria en La Convención y Lares, porque allí los indígenas campesinos han tomado las armas”; entonces, posterior a nuestro pronunciamiento y acciones, comenzaron las tomas de tierras en muchas otras regiones del Perú. Yo ya estaba preso. Así empezó la recuperación de tierras en Cusco, en Puno, en la sierra de Lima, en Oyón. Y así en muchas partes, ya para eso estaba de Presidente el Sr. Belaúnde Terry, y mandó que las fuerzas armadas empezaran a “meter bala” a los campesinos. Posteriormente los militares se preocuparon, y pensaron que Belaúnde con esta represión provocaría una revuelta general. Y seguro pensaron que más bien lo que hicieron en el 62 con el General Pérez Godoy lo tendrían que replicar en todo el país. Por eso seguro pensaron en tomar el gobierno y hacer la Reforma Agraria. Y fue así que en el 68 tomó el gobierno Velasco Alvarado, y con la experiencia de Pérez Godoy hicieron la Reforma Agraria los militares. Pero no fue sino por la presión de los mismos indígenas que tomaban las tierras en todo el Perú siguiendo el ejemplo de La Convención y Lares. A eso se debe la Reforma Agraria: a la acción defensiva de los indígenas campesinos en contra de los terratenientes. La Reforma Agraria no fue por el amor de los militares.

Javier Lajo: Si la violencia de los indígenas fue una respuesta a la violencia de los hacendados, desde el 62 en adelante, después en los 80 pasada ya la Reforma Agraria, viene un período de violencia mayor hasta el 2000 más o menos, que fue la violencia de Sendero Luminoso. ¿Cuál sería tu reflexión sobre los efectos ocasionados por esta violencia?

Hugo Blanco: Bueno, el factor fundamental fue la violencia desatada por una organización llamada Sendero Luminoso. Ante ello el gobierno halló el pretexto para intentar acabar con todas las organizaciones indígenas y campesinas, la Confederación Campesina del Perú –CCP– tenía bases en casi todas las regiones del país, pero durante la represión de la guerra interna mataron a muchos dirigentes y desorganizaron a las bases. Con el pretexto de combatir a Sendero Luminoso se liquidaron a muchos dirigentes y comunidades. Fue así que los indígenas campesinos estuvieron sometidos al fuego cruzado de la guerra interna, en donde murieron muchas más de las 70,000 personas que señala la Comisión de la Verdad. Ahora nos estamos levantando de las cenizas. Yo mismo estaba condenado a muerte por las fuerzas represivas y por Sendero Luminoso, por eso tuve que salir al exilio.

Javier Lajo: El movimiento indígena-campesino ¿estuvo implicado con el grupo maoísta de Sendero Luminoso? O mejor dicho: ¿fue Sendero Luminoso un producto legítimo de las luchas del campesinado indígena?

Hugo Blanco: Había indígenas que apoyaban a Sendero Luminoso, porque ellos les ajusticiaban a los abigeos, a las autoridades abusivas. Pero también había otros que vivían amenazados por Sendero Luminoso, y estaban alegres que vinieran los del ejército a rescatarlos. Había indígenas de los dos lados, pero ninguno de los dos lados en la guerra interna interpretaba los intereses del campesinado indígena, ni menos Sendero representaba su dirección política. Al final Sendero Luminoso les empezó a ocasionar más perjuicios a los indígenas, por eso que se éstos se apartaron de Sendero, e incluso fueron los mismos campesinos los que derrotan a Sendero y no las fuerzas armadas gubernamentales, ni menos el gobierno de Fujimori, como alegremente éste lo ha proclamado. Por eso es derrotado Sendero Luminoso, por los ronderos indígenas, porque no representaba ni enarbolaba las banderas y los intereses del campesinado indígena.

Javier Lajo: Entonces, ¿se puede decir que en determinado momento de la guerra interna los campesinos indígenas tuvieron solamente de aliado a Sendero Luminoso?

Hugo Blanco: Sí, por supuesto. Fue un aliado porque en determinado momento les sirvió para deshacerse de los abigeos y malas autoridades, pero en esa alianza estuvo siempre en cuestión quién era la dirigencia, quién mandaba. Y no eran los Pueblos Indígenas los que gobernaban ese proceso. Inclusive Sendero Luminoso no tenía el más mínimo respeto por la organización comunal: si no mataban a las autoridades indígenas, imponían otras autoridades. Por eso el campesinado indígena y sus rondas comuneras acabaron violentamente con Sendero Luminoso.

Javier Lajo: Pasando a otro escenario, tú estuviste participando del proceso chileno desde antes del año 1973. Ahora bien, comparándolo con el proceso actual y el proceso de Revolución Democrática y Cultural de Evo Morales en Bolivia, ¿tú crees que hay alguna forma de reivindicar un proceso de transición pacífica de una revolución que tienda al socialismo?

Hugo Blanco: Yo creo que los revolucionarios nunca debemos recurrir a la violencia por nuestra propia voluntad, si no somos forzados a responder una agresión antelada. ¿Qué pasó en Chile? Pasó que la derecha aprovechaba la situación económica. Entonces iban contra el proceso que encabezaba Allende, y desestabilizaban con los actos sediciosos contra el gobierno legítimamente constituido, por ejemplo, acaparando los alimentos y vendiéndolos muy caros en el mercado negro, boicoteando la economía y la democracia. Es por esto que las fuerzas armadas, manipuladas por la derecha y por la CIA, se levantan contra el gobierno de Allende. En el simulacro de golpe o “Tancazo” del oficial Souper, los sectores populares se movilizaron en respuesta contra estos malos oficiales, pero fueron reprimidos por las propias fuerzas armadas “constitucionalistas”. Por eso los sectores populares estaban desmoralizados, y cada vez más desalentados por los sectores golpistas que preparaban el golpe contra Allende. Cuando éste debió movilizar al pueblo, declarar el estado de sitio y aplastar y develar a los demás golpistas y a la derecha en general en lugar de desmoralizar a su pueblo, no lo hizo, dejando así actuar con las manos libres a los golpistas para que estudiaran las acciones defensivas del pueblo chileno.

Javier Lajo: O sea que el mismo gobierno permitió la represión contra la organización para la defensa de la revolución democrática y pacífica. ¿Fue esta una actitud suicida? ¿Es que Allende no quiso aplicar la violencia defensiva?

Hugo Blanco: Claro, uno de los generales “constitucionalistas” que reprimía al pueblo levantado contra su propio “pre-golpe” fue el general Pinochet, y con una buena estrategia de la CIA. Y no sólo eso: ésta fue la segunda vez que la CIA aplicó esa estrategia de “frenar y desmoralizar al pueblo”, pues en Argentina, antes con Perón, éste frenaba, frenaba y frenaba al proletariado que quería defenderse. Por eso, esos mismos gobiernos desalentaron la movilización y organización del pueblo, lo desmoralizaron, y así triunfó la derecha. Esto mismo puede pasar ahora en Ecuador y Bolivia si sus presidentes siguen desalentando la gran movilización popular que tiene a los indígenas a la cabeza.

Javier Lajo: Está claro: estos gobiernos de Perón y Allende, encabezando el movimiento popular a nivel electoral, debieron tener una estrategia de defensa de la revolución democrática que estaban procesando.

Hugo Blanco: Nosotros no pedíamos que el gobierno armara al pueblo, sino solamente que dejara, que permitiera que el pueblo siga su proceso de organización y movilización en defensa del proceso, nada más. Ahora mismo, en Bolivia, cuando Santa Cruz preparaba su plan separatista y golpista, el pueblo boliviano se movilizó y marchó hacia allí. Luego se produjeron las humillaciones a los indígenas en Sucre, la masacre de Pando dejando ver el verdadero rostro del fascismo y la CIA frente al mundo. Esto mismo permitió la acción defensiva del pueblo boliviano y las movilizaciones posteriores que frenaron los arrestos golpistas.

Javier Lajo: ¿Y qué pasa ahora con los gobiernos del área andina?

Hugo Blanco: Los gobiernos de Evo, Correa y Chávez han surgido por el avance de las masas populares organizadas. En Ecuador y en Bolivia, las masas indígenas salieron a las calles, por eso Evo y Correa han tomado los gobiernos, en forma democrática y pacífica. La derecha está derrotada políticamente, por eso busca una solución armada, y allí el pueblo debe defenderse. Pero ahora esos gobiernos no representan la totalidad de los intereses de los indígenas. Por ejemplo en Ecuador ya los indígenas no defienden el “socialismo del siglo XXI”; ahora hay una defensa cerrada del agua, de los recursos naturales, del medio ambiente, en contra del extractivismo y de la destrucción del medio ambiente por las transnacionales. Ya en Bolivia también, en los últimos días, los indígenas se movilizan ya no en contra de la derecha sino de algunas vacilaciones de Evo Morales. Pero en general, en el Ecuador como en Bolivia la derecha no está en condiciones de hacer un golpe de Estado y usar la violencia, porque darían pie a que el pueblo los aplaste. En Bolivia ya tienen la experiencia del 52, cuando el pueblo levantado destruyó a la policía y al ejército en pocos días.

Javier Lajo: Como conclusión, y por lo que yo puedo deducir de tus respuestas, la violencia revolucionaria es una forma de responder a la violencia del sistema, es una violencia de legítima defensa, es decir, su calidad es de respuesta defensiva, no hay una actitud ofensiva de las organizaciones revolucionarias, sino de legítima defensa.

Hugo Blanco: Completamente correcto, porque incluso las Rondas del norte peruano se organizan para defenderse del abigeato y de la delincuencia y no ejercen violencia, sino que cuando capturan a los delincuentes les aplican la milenaria justicia indígena, les mandan a hacer trabajos forzosos, etc. Por eso nuestra guerrilla (así le dieron el nombre) se denominó “autodefensa”, Comité de Autodefensa Sindical. No es para la agresión sino para la autodefensa. Por ejemplo ahora en junio del 2009 en Bagua, en el norte peruano, los indígenas no tenían más que palos y lanzas, no tenían armas, pero fueron agredidos y con las propias armas que los indígenas quitaron a los agresores pudieron defenderse. Poco a poco, los indígenas peruanos organizados aprendimos a defendernos. En el movimiento indígena y popular sus organizaciones son muy democráticas, mucho más democráticas que el Estado colonia y los gobiernos del sistema que nos oprime y que ejerce una violencia a veces desmedida contra nuestras organizaciones y nuestras familias.


IN ITALIANO

La violenza degli oppressi è una violenza di risposta, intervista di Javier Lajo a Hugo Blanco

Continuando la ricerca «Storia della rivoluzione incompiuta», in questa parte, l’Equipe di ricerca e interviste – costituito da Marcelo Colussi / Rodrigo Vélez-Guevariando e, nell’occasione, dal contributo del compagno Javier Lajo, rinomato ricercatore in scienze sociali e militante politico nel suo paese – si presenta oggi un’intervista a Hugo Blanco Galdós, membro eminente della Confederazione contadina peruviana (Confederación Campesina del Perú, CCP), che comandò la guerriglia indigena negli anni Sessanta del secolo scorso a La Convención e Lares, nella zona del Cusco, in Perú.
Intendendo la violenza popolare come reazione alle ingiustizie di un sistema che li sfrutta, le insurrezioni e le reazioni violente di ogni forma di organizzazione dei popoli in lotta non possono essere considerate «violente» in senso offensivo, ma piuttosto pratiche di difesa di fronte agli attacchi che ad essi sono portati. E’ così che acquista senso completo la famosa frase «in mano al popolo la violenza non è violenza: è giustizia». In questa logica si analizza anche il ruolo storico giocato dall’azione armata dell’organizzazione Sendero luminoso, di grande importanza nella storia recente del Perù.
Il tema della presente intervista, come di tutte le ricerche per le quali sono stati contattati altri ex membri di gruppi guerriglieri di diversi paesi (Guatemala1, Argentina, Uruguay, Chile1, Chile2, Guatemala2, Nicaragua), verte intorno al bilancio critico dei movimenti rivoluzionari armati di alcune decadi fa, e nel vedere quali siano le vie possibili che attualmente si presentano al campo popolare nella sua ricerca di un altro mondo più giusto, meno selvaggio e sanguinario di quello contemporaneo.

Javier Lajo: Cosa pensa della violenza rivoluzionaria in generale?

Hugo Blanco: Il sistema capitalista esercita molta violenza contro l’umanità: la violenza è anche uccidere la gente di fame, promulgare leggi oppressive ecc. Questa è la violenza fondamentale, quella che il sistema sfruttatore esercita contro gli oppressi. Al contrario, la violenza degli oppressi contro gli oppressori è una violenza di risposta; vale a dire che stiamo parlando della violenza delle masse sfruttate. Questa è diversa dal levarsi in armi di un «gruppo di coraggiosi» contro un qualche governo. Anche se, è chiaro che ci sono sufficienti ragioni per farlo. Però bisogna vedere quale sia l’efficacia di queste azioni di avanguardia o elitarie. Bisogna vedere se questa violenza offensiva è utile, se risolve il problema o lo peggiora. E questa violenza, come quella di Sendero luminoso, dall’anno 1980, non ha risolto nulla in Perù; al contrario, ha causato 70.000 morti, di cui la maggior parte indigeni. Questo ha indebolito molto le organizzazioni popolari, perché i governi prendevano a pretesto che fossero «senderisti» e catturavano, torturavano e uccidevano i dirigenti popolari. E successivamente anche Sendero luminoso iniziò a uccidere i dirigenti popolari accusandoli di essere informatori. E fu così che il movimento indigeno si trovò preso tra due fuochi. Noialtri, della Confederación Campesina del Perú, siamo stati contro questo tipo di azioni. Io ho avuto una formazione leninista, e il leninismo è contro questo tipo di azioni destabilizzatrici. Lo stesso Lenin scrisse un opuscolo sull’argomento: L’estremismo, malattia infantile del comunismo. Allora, per tutto questo siamo stati contro questa azione isolata che si ritorse contro il movimento popolare. In definitiva queste azioni risultarono controproducenti. Ovviamente non si possono paragonare le FARC della Colombia a Sendero del Perù, però sono contrario alle azioni delle FARC, sono contrario alle azioni dell’ERP del Messico, che è un altro gruppo guerrigliero.

Javier Lajo: Parliamo degli anni 60 del secolo scorso, dei fatti di La Convención e del Cusco, sulla sierra del Perú.

Hugo Blanco: Quel che successe fu che come Comuneros Indígenas noi ci organizzammo pacificamente in sindacati e conseguimmo alcune rivendicazioni, come liberare i prigionieri ingiustamennte detenuti, con mobilitazioni, scioperi, marce, ecc. E ottenemmo anche che si annullasse la legge che autorizzava il colonato feudale, secondo il quale in cambio di una parcella di terra che il gamonal, cioè il padrone, concedeva al contadino, lo si obbligava ad andare a lavorare all’impresa agricola del proprietario. Questo, che era un abuso, sulla sierra e nella selva divenne un sopruso enorme, perché sulla sierra e nella selva il ciclo della semina e del raccolto è differente. Sulla sierra si semina e si raccoglie nello stesso anno; al contrario, sulla selva, il cacao, la coca, il tè ecc., si raccolgono dopo qualche anno. Pertanto, quando i proprietari delle terre della selva vedevano che i terreni dei contadini iniziavano a produrre, che raccoglievano cacao, tè, ecc., li scacciavano, sostenendo che il periodo di concessione fosse terminato. Questa era una grande ingiustizia che si moltiplicava nella selva; allora i contadini si organizzarono per ottenere un periodo di concessione che gli permettesse il raccolto sui loro appezzamenti; questo si trasformò in una lotta contro le sentenze di espulsione è ottenemmo di impedire vari tentativi di esproprio o «espulsione» ordinate dai giudici. Allora, con queste sentenze impedite, i giudici si vergognavano di sentenziare contro i contadini. Poi, a partire da questo, il governo promulgò un Decreto legge proibendo le sentenze di espulsione, e questo fu il nostro trionfo indigeno-contadino. Dopo ci furono proprietari che accettavano di discutere con i contadini l’estensione del periodo di concessione delle parcelle, e firmavano una dichiarazione con ciascun contadino e con il sindacato. Però la maggior parte dei proprietari non riconosceva i sindacati, meno che mai la Federazione. Dicevano: «Come vi può venire in mente la pazzia di discutere con questi indios del modo in cui ci devono servire? Quel che bisogna fare è arrestare i capi e la questione è sistemata...» E facevano veramente così: poiché il potere giudiziario e la polizia erano al loro servizio, facevano arrestare i dirigenti.

Javier Lajo: E come nacque la violenza esplicita? Cioè, le azioni violente esplicite, per differenziarle dalla violenza implicita del sistema, le iniziarono i proprietari contro gli indigeni?

Hugo Blanco: Uno dei sindacati si trovava dove vivevo io, a Chaupimayo. Dal momento che il proprietario non voleva negoziare col sindacato, il sindacato proclamò lo sciopero, che consisteva nel fatto che i contadini non andassero a lavorare nell’impresa del proprietario. Questo sciopero durò molto, durò nove mesi (di questo gli operai e gli impiegati hanno paura, perché l’operaio guadagna un salario, e nove mesi senza salario non può sopportarli). Però il lavoro che facevano i contadini non era pagato con un salario mensili o quindicinale. No, il contadino che aveva un appezzamento in fitto doveva pagare questo fitto in forma di lavoro per il proprietario; questo lavoro era il pagamento del fitto del terreno che il proprietario agrario gli aveva dato. Era come uno sciopero dell’inquilino che smette di pagare il fitto; ma capimmo che non potevamo fare uno sciopero tanto lungo, per cui decidemmo di finire lo sciopero e proclamammo la Riforma agraria. E così che si decretò la Riforma agraria a Chaupimayo. Gli altri sindacati continuavano lo sciopero, ma era lo stesso: i contadini continuavano a non andare a lavorare nelle tenute e ciascuno continuava a lavorare l’appezzamento che il proprietario gli aveva dato. Questo si estese in forma pacifica.

Javier Lajo: E come ebbe inizio la lotta armata?

Hugo Blanco: Dunque, dopo i proprietari erano furibondi. Cominciarono a provocare con le armi, giravano armati e sparavano in aria, dicendo: «Indios insolenti, mi state rubando la terra, vi ammazzerò». I contadini vennero alla Federazione e lì gli dissero: «andate a lamentarvi alla polizia». I contadini andarono alla polizia, e lì gli confermarono che «i proprietari hanno diritto di ucciderli come cani perché gli stanno veramente rubando la terra». Di fronte a questa situazione io dissi: «Che facciamo compagni? Se i proprietari e la polizia dicono che hanno diritto di ucciderci come cani, l’unica cosa che ci resta da fare è difenderci da noi stessi». Allora alcuni dirigenti si innervosirono, e dicevano: «Si, compagni: però se noi ci armiamo già sappiamo come siamo, e va a finire che ci spariamo tra noi». Allora io gli dissi. «Sta bene, compagni: dobbiamo farlo in forma organizzata, organizziamo dei comitati di autodifesa». E così si approvò di organizzare i comitati di autodifesa. Dopo chiesero: «Chi si incarica di organizzare questi comitati?» Poiché i contadini sapevano che a Chaupimayo ci eravamo preparati per iniziare l’autodifesa organizzata, incaricarono me. Io organizzai i comitati di autodifesa in tutta La Convención; però mi elessero, il mio mandato fu approvato all’unanimità, e io organizzai la risposta difensiva perché la base mi incaricò. Non accadde perché lo decise il mio partito o una elite. Prepararci per l’autodifesa fu il nostro compito, e i proprietari smisero di minacciare e noi non li toccammo. Non volevamo la violenza né fare male a nessuno; lo facemmo solo per difenderci, ma siccome non ci attaccarono, non gli facemmo nulla.

Javier Lajo: E allora, com’è che questo degenerò in violenza armata?

Hugo Blanco: perché i gamonales, mossero il governo, e questo mandò a reprimerci. Però in realtà avevamo già fatto la Riforma agraria. In 100 tenute non si lavorava per i proprietari. Allora arrivò la repressione e proibirono che ci si riunisse in Federazione. Entravano nelle assemblee a forza di colpi di calcio dei loro fucili, provocavano scontri, fino a che ferirono un bambino piccolo. Poiché non si riuniva più la Federazione, c’erano solo riunioni di pochi sindacati, clandestine in campagna. In una di queste assemblee i contadini ricevettero la notizia che era stato ferito un bambino di 4 anni, e allora decisero di inviare una commissione che ne chiedesse conto al proprietario. L’assemblea ordino che fossi io, Hugo Blanco, a guidare la commissione. Andammo e ci ricevettero a colpi d’arma da fuoco. Dovemmo rispondere, e fu in questo scontro che morì una guardia. E loro pure ci uccisero diversi fratelli contadini. Dopo questo scontro sciolsero la Federazione. Allora le autorità si resero conto che se, già all’inizio della repressione, i contadini si difendevano, quanto terribile sarebbe stata una risposta indigeno-contadina se li costringessero a tornare a lavorare nelle tenute. La campagna diventerebbe un inferno, perché la sollevazione indigena tenderebbe a generalizzarsi, se fin dall’inizio «questi indios sono diventati così intraprendenti», dicevano, «che inferno diventerà dopo!»

Javier Lajo: Fu per paura della risposta violenta degli indigeni che si promulgò la Riforma agraria in tutto il Perù?

Hugo Blanco: Chiaro, fu per questo che il Presidente di fatto, il generale Pérez Godoy, fece la legge di Riforma agraria nel 1962, ma solo per La Convención e Lares, nel Cusco. Però da questo i contadini indigeni del resto del Perù dissero: «guarda un po’: dichiarano la Riforma agraria solo per La Convención e Lares, perché lì i contadini indigeni hanno preso le armi»; allora, dopo la nostra sollevazione e le nostre azioni, cominciarono a occupare le terre in molte altre regioni del Perú. Io ero già in carcere. Così iniziarono a riprendersi le terre nel Cusco, nel Puno, sulla sierra de Lima, in Oyón. E così in molte parti, in quel momento era Presidente Belaúnde Terry, che comandò che le forze armate iniziassero a «mettere pallottole» nei contadini. Dopo i militari si preoccuparono, e pensarono che con questa repressione Belaúnde avrebbe provocato una rivolta generale. E di sicuro pensarono bene che quel che avevano fatto nel 1962 con il generale Pérez Godoy dovevano farlo in tutto il paese. Di sicuro per questo pensarono di prendere il governo e fare la Riforma agraria. E fu così che nel 1968 Velasco Alvarado prese il governo, e con l’esperienza fatta sotto Pérez Godoy i militari fecero la Riforma agraria. Però questo non accadde che per la pressione dei contadini indigeni che occupavano le terre in tutto il Perù, seguendo l’esempio di La Convención e Lares. A questo si deve la Riforma agraria: all’azione difensiva dei contadini indigeni contro i proprietari agrari. La Riforma agraria non ci fu per amabilità dei militari.

Javier Lajo: Se la violenza degli indigeni fu una risposta alla violenza dei proprietari, dal 1962 in avanti, negli 80, quando la Riforma era già passata, giunge un periodo di grande violenza più o meno fino al 2000, fu la violenza di Sendero luminoso. Qual’è la tua riflessione sugli effetti causati da questa violenza?

Hugo Blanco: Bene, il fattore fondamentale fu la violenza scatenata da un’organizzazione chiamata Sendero luminoso. Di fronte a questo il governo ebbe il pretesto per tentare di farla finita con tutte le organizzazioni indigene e contadine, la Confederación Campesina del Perú aveva appoggi in quasi tutte le regioni del paese, ma durante la repressione nella guerra interna uccisero molti dirigenti e disorganizzarono le basi. Con il pretesto di combattere Sendero luminoso liquidarono molti dirigenti e comunità. Fu così che gli indigeni contadini rimasero sotto il fuoco incrociato della guerra interna, nella quale morirono molte di più delle 70.000 persone indicate dalla Commissione della verità. Ora ci stiamo alzando dalle ceneri. Io stesso fui condannato a morte sia dalle forze repressive che da Sendero luminoso, e per questo dovetti andare in esilio.

Javier Lajo: Il movimento indigeno-contadino era coinvolto dal gruppo maoista Sendero Luminoso? O per dire meglio: Sendero Luminoso fu un prodotto legittimo della lotta dei contadini indigeni?

Hugo Blanco: C’erano indigeni che appoggiavano Sendero Luminoso, perché quelli gli giustiziavano i ladri di bestiame, le autorità abusive. Ma c’erano anche altri che vivevano minacciata da Sendero luminoso, ed erano contenti che venisse l’esercito a liberarli. C’erano indigeni da entrambe le parti, ma nessuna delle due parti interpretava gli interessi dei contadini indigeni, né Sendero rappresentava la loro direzione politica. Infine Sendero luminoso inizio a causare più danni ai contadini, per cui essi presero le distanze da Sendero, e furono gli stessi contadini coloro che sconfissero Sendero, non le forze armate governative, e nemmeno il governo di Fujimori, come questi ha allegramente proclamato. E’ per questo che è stato sconfitto Sendero, dagli uomini delle ronde indigene, perché né rappresentava né inalberava le bandiere e gli interessi dei contadini indigeni.

Javier Lajo: Allora, si può dire che in un determinato momento della guerra interna i contadini indigeni ebbero come solo alleato Sendero luminoso?

Hugo Blanco: Si, certamente. Fu un alleato perché in un determinato momento servì per disfarsi dei ladri di bestiame e delle cattive autorità, però era sempre in questione chi era la dirigeva, chi comandava. E non erano i popoli indigeni che governavano questo processo. Neanche Sendero Luminoso aveva il minimo rispetto per l’organizzazione comunitaria: se non uccidevano le autorità indigene, imponevano altre comunità. Per questo i contadini indigeni e le loro ronde la fecero finita violentemente con Sendero luminoso.

Javier Lajo: Passando a un altro scenario, prima dell’anno 1973 tu stavi partecipando al processo cileno. Ora, comparandolo con il processo attuale e quello della Rivoluzione democratica e culturale di Evo Morales in bolivia, credi che una rivoluzione che tenda al socialismo possa in qualche nodo rivendicare un processo di transizione pacifica?

Hugo Blanco: Io credo che noi rivoluzionari non dobbiamo mai ricorrere alla violenza per nostra propria volontà, se non siamo costretti a rispondere ad un’aggressione. Che successe in Cile? Successe che la destra approfittava della situazione economica. Allora andarono contro il processo che dirigeva Allende, e destabilizzarono con atti sediziosi il governo legittimamente eletto, accaparrando gli alimenti e vendendoli molto cari sul mercato nero, boicottando l’economia e la democrazia. E’ per questo che le forze armate, manipolate dalla destra e dalla CIA, si sollevarono contro il governo di Allende. Nel simulacro di golpe, il cosiddetto «tancazo» dell’ufficiale Souper, i settori popolari si mobilitarono contro questi cattivi ufficiali, però furono repressi dalle stesse forze armate «costituzionaliste». Per questo i settori popolari erano demoralizzati, ed erano scoraggiati dai settori che preparavano il golpe contro Allende. Quando questi dovette mobilitare il popolo, dichiarare lo stato d’assedio e schiacciare e smascherare gli altri golpisti e la destra in generale invece di demoralizzare il popolo, non lo fece, lasciando così mano libera ai golpisti per capire le azioni difensive del popolo cileno.

Javier Lajo: Cioè lo stesso governo permise la repressione contro l’organizzazione per la difesa della rivoluzione democratica e pacifica. Fu un atteggiamento suicida? Allende non volle utilizzare la violenza difensiva?

Hugo Blanco: Certo, uno dei generali «costituzionalisti» che represse il popolo insorto contro il proprio «pre-golpe» fu il generale Pinochet, e con una buona strategia della CIA. E non solo questo: era la seconda volta che la CIA applicava questa strategia di «frenare e demoralizzare il popolo», come prima in Argentina con Perón, che frenava, frenava e frenava il proletariato che voleva difendersi. Per questa ragione, questi stessi governi scoraggiarono la mobilitazione e l’organizzazione popolare, lo demoralizzarono, e così trionfò la destra. Questo può accadere ora in Ecuador e in Bolivia continuano a scoraggiare la grande mobilitazione popolare che ha alla sua testa gli indigeni.

Javier Lajo: E’ chiaro: i governi di Perón e Allende, guidando il movimento popolare a livello elettorale, dovevano avere una strategia di difesa della rivoluzione democratica in svolgimento.

Hugo Blanco: Noi non chiediamo che il governo armi il popolo, ma solamente che lasci, che permetta che il popolo continui il suo processo di organizzazione e mobilitazione in difesa del processo, niente di più. Anche ora, in Bolivia, quando Santa Cruz preparava il suo piano separatista e golpista, il popolo boliviano si mobilitò e marciò verso lì. Dopo si produssero le umiliazioni degli indigeni a Sucre, il massacro di Pando fa vedere il vero volto del fascismo e della CIA nel mondo. Questo permise le azioni difensive del popolo boliviano e le mobilitazioni seguenti che frenarono le velleità dei golpisti.

Javier Lajo: Che succede ora con i governi dell’area andina?

Hugo Blanco: i governi di Evo, Correa e Chávez sono sorti per il progresso delle masse popolari organizzate. In Ecuador e in Bolivia le masse indigene scesero per le strade, è per questo che Evo e Correa hanno conquistato i governi, in forma democratica e pacifica. La destra è sconfitta politicamente, per questo cerca una soluzione armata, e per questo il popolo deve difendersi. Però ora questi governi non rappresentano la totalità degli interessi degli indigeni. Per esempio, in Ecuador già gli indigeni non difendono il «socialismo del XXI secolo»; ora si dà una difesa serrata dell’acqua, delle risorse naturali e dell’ambiente, contro l’estrazione intensiva e la distruzione dell’ambiente da parte delle multinazionali. In Bolivia anche, negli ultimi giorni, gli indigeni non si mobilitano contro la destra ma contro alcune esitazioni di Evo Morales. Ma in generale, in Ecuador come in Bolivia, la destra non è in condizioni di fare un colpo di Stato e usare la violenza, perché darebbero occasione al popolo per schiacciarla. In Bolivia hanno già l’esperienza del 1952, quando il popolo insorto in pochi giorni distrusse la polizia e l’esercito.

Javier Lajo: In conclusione, e per quel che posso dedurre dalle tue risposte, la violenza rivoluzionaria è una forma di risposta alla violenza del sistema, una violenza di legittima difesa, cioè la sua qualità è di essere una risposta difensiva, non c’è un’attitudine offensiva delle organizzazioni rivoluzionarie, ma di legittima difesa.

Hugo Blanco: Esattamente, perché anche le ronde del nord peruviano si organizzano per difendersi dal furto di bestiame e dalla delinquenza, non per esercitare violenza, ma quando catturano i delinquenti applicano la millenaria giustizia indigena, li mandano a fare lavori forzati ecc. Per questo la nostra guerriglia (le diedero questo nome) si denominò «autodifesa». Per esempio, recentemente, nel giugno del 2009 a Bagua, nel nord peruviano, gli indigeni non avevano che bastoni e lance, non avevano armi, ma furono aggrediti e poterono difendersi con le armi che tolsero agli aggressori. Poco a poco, gli indigeni peruviani organizzati imparano a difendersi. Nel movimento indigeno e popolare le organizzazioni sono molto democratiche, molto più democratiche dello Stato coloniale e dei governi del sistema che ci opprime e che esercita una violenza a volte smisurata contro le nostre organizzazioni e le nostre famiglie.

Fonte: ARGENPRESS - http://www.argenpress.info/2010/10/historia-de-la-revolucion-inconclusa.html
Traduzione: Michele Nobile