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lunedì 17 dicembre 2018

Violencia contra los Pueblos originarios

Retórica política, show mediático y violencia criminal contra los Pueblos originarios

por Francisco Elías Prada


Cada día caen asesinados y mueren hermanos indígenas en toda Venezuela, en este país como en el todo el continente de Abya Yala (América Latina). Históricamente y en este momento se están librando batallas desde la Patagonia con los Mapuches confrontados contra un estado que los reprime, asesina y criminaliza solo por el hecho de exigir sus territorios ancestrales, hasta nuestro caribe, aquí en nuestra amada Venezuela donde se violan los derechos humanos de nuestras etnias como política de estado, así como la actitud violenta y llena de prejuicios de ganaderos, latifundistas, terratenientes apoyados en su poder económico con sus ejércitos privados, víctimas a su vez de grupos armados criminales, guerrillas y paramilitares que secuestran a sus mujeres, practican el sicariato contra ellos y toman espacios en sus territorios donde existen minas de diamantes y oro.
Casos emblemáticos de estas muertes son Sabino Romero Izarra, Alexander Fernández, José Luis Fernández y Leonel Romero, Wilfrido Romero y Lorenzo Romero Ramos, indígenas de la etnia Yukpa, en la Sierra de Perijá, Estado Zulia. San Miguel Lanz asesinado por un oficial del ejército de nombre Jonathan Ortiz en la Gran Sabana en el contexto de las luchas contra el tendido eléctrico, Fernando José Ramón Colonia de la etnia Pume-Yaruro quien recientemente fue asesinado de 16 disparos en el Alto Capànaparo, estado Apure cuando se dirigía con su familia y otras personas de la comunidad a recolectar tubérculos desde tempranas horas de la mañana, cuando fueron enfrentados por presuntos caporales del hato ¨Tierra Negra¨ quienes los detienen acusando al grupo de ser ladrones e invasores, Charlie Peñaloza Rivas,indigena de la etnia Pemón en Canaima asesinado hace escaso días en una operación confusa por parte de fuerzas del estado venezolano, la emergencia sanitaria brutal que están golpeado diversas comunidades de diversas etnias, ante la falta de medicamentos para combatir el paludismo que ha afectado violentamente a estos pueblos, dejando un saldo creciente de muertes entre ancianos y niños, en el extremo oriental de Venezuela donde desemboca el Orinoco siguen corriendo, nuevas historias de indígenas Waraos con SIDA, portadores del virus que llevan en su sangre con una variante mucho más agresiva que los está matando. Ningún ente público del Estado está garantizando que estas comunidades puedan acceder al tratamiento. Los Yanomami en el Parima B de la Amazonia Venezolana, no cuenta con asistencia de ningún tipo y están muriendo producto de una pandemia asociada al sarampión y niguas y finalmente los pueblos indígenas que están en área de operaciones del mayor proyecto etnocida y ecocida desarrollado alguna vez en este país, conocido como el Arco Minero del Orinoco dado a la contaminación de las aguas de sus ríos con mercurio y violencia sistemática vinculada con todo el submundo de la explotación minera.
Es una situación gravísima la cual pone en peligro de extinción y muerte a nuestros pueblos originarios, la ignorancia, los prejuicios y la falta de interés de la mayoría del pueblo venezolano que lamentablemente desconoce estas tragedias cotidianas las cuales se encuentran en pleno desarrollo. Coincidencialmente en días pasados se inauguró una escultura de una líder indígena llamada Apacuana en la ciudad de Caracas, discursos vacíos de la revolución permitida que sufrimos, la cual quiere a los indígenas, pero bien muertos y les rinde decadentes homenajes sólo a estatuas sin vida, mientras da la espalada a los ingentes problemas que hoy confrontan nuestros pueblos originarios.
Apacuana, fue la escogida por estos revolucionarios de la nueva era, para rendir un show mediático lleno con su ya tradicional mensaje retórico y manipulado sobre está líder de la resistencia indígena, quien luchó en la guerra contra los españoles según fuentes de investigación histórica,ella dirigió la resistencia en contra de los españoles en los Valles del Tuy, Guarenas y Tácata en las zonas aledañas a la capital venezolana. Sus restos simbólicamente también fueron trasladados como parte del mismo show en fechas anteriores s al Panteón Nacional.

Siete metros y 1.200 kilos tiene la monumental escultura, que ha debido de costar miles de millones de bolívares ubicada en la entrada occidental de la ciudad de Caracas, dinero que ha podido ser invertido en generar ayudas en el orden sanitario o en el estímulo de proyectos productivos autogestionado desde las comunidades para paliar el hambre. Este proceso político y sus dirigentes no creen en los pueblos originarios ni en sus aportes como pueblos diferenciados, su interés reside en que ellos los consideran como masa susceptible a ser manipulada políticamente en tiempos de elecciones, cada vez que los pueblos indígenas indignados por su situación protestan y asumen su autonomía política se les llaman secesionistas y agentes de la C.I.A sólo por exigir reconocimiento autónomo de su territorios y el respeto a su cultura y a sus derechos humanos.
La placa que acompaña la estatua de la indígena Apacuana, dice así “mujer, indígena, madre, curandera, cacica de la etnia Quiriquire, impulsora de la resistencia contra la colonización española del siglo XXI. Su legado sacude la historia patriarcal de Occidente, avivando el espíritu de rebeldía de todas nuestras generaciones”. Retórica política, de la pura que en su continuo show intenta manipular un sentimiento real de reconocimiento de las luchas de nuestros ancestros por parte de sectores críticos de la sociedad mayoritaria.
Mientras esta nueva inauguración simbólica ocurre, nuestros indígenas caen asesinados por las balas de los ganaderos o las fuerzas de seguridad del Estado, secuestrados por bandas armadas, amenazados de muerte, enfermos de malaria, SIDA, en estos últimos tiempos nuestros indígenas han tenido que migrar para salvar sus vidas frente la decidía de las autoridades, en fin, despojados de sus derechos más elementales, su cultura, sus territorios.
Que siga el show…. mientra siguen muriendo nuestros pueblos indígenas.

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