CONTENUTI DEL BLOG

mercoledì 16 maggio 2018

FSLN HORA CERO, por Pagayo Matacuras

IN DUE LINGUE (Spagnolo, Italiano)
EN DOS IDIOMAS (Español, Italiano)

Rosario Murillo y Daniel Ortega © Oswaldo Rivas
“Otro aspecto que debe ponerse de relieve es el que se refiere a la insuficiente cantidad de cuadros para atender todas las tareas que exigía la preparación del trabajo, no solamente en la ciudad y el campo sino aún fuera del país. La dirección del Frente Sandinista toleró por demasiado tiempo el sectarismo que impidió promover la cantidad suficiente de nuevos cuadros, procedentes del sector obrero desarrollado políticamente y del sector universitario. Se deseaba alcanzar con desesperación metas excesivamente grandes, sin que se aprovechara siempre cada día para la realización de tareas adecuadas”.
Estas palabras las escribió Carlos Fonseca Amador hace cincuenta años exactamente. Al final de 1969, editado en mimeógrafo, comenzó a circular de forma clandestina Nicaragua Hora Cero.
¿Por qué repetimos hoy estas palabras históricas? Una razón muy sencilla nos lleva a eso, después de un mes de bochinche [alboroto (n.d.r.)] en Nicaragua, con muchos muertos, heridos y presos. La cuestión de la reforma del INSS (Instituto Nicaragüense de Seguridad Social) ya desde los primeros días no existe. Fue la chispa que incendió al país, a comenzar con los estudiantes hasta llegar a los ciudadanos de muchas ciudades y pueblos, sin distinción de opinión política. Hasta, en esos últimos días, con el barrio indígena de Monimbó (Masaya), verdadera cuna de la insurrección popular en contra del somocismo.
¿Existe en Nicaragua una dictadura? Tal vez sí un régimen autoritario o dictablanda, tal como lo dibujó Herbert Marcuse en su El hombre unidimensional (1964). Hasta el 19 de abril recién pasado no había ni un preso político ni un desaparecido, la prensa opositora era libre (diarios y canales televisivos), habían protestas en contra de la una o la otra cuestión… Desde la reacción del Gobierno en contra de los ciudadadanos que se manifestaban pacíficamente en contra de la susodicha reforma, con la Policía que disparaba para matar, el autoritarismo se mudó en descarada dictadura. Sin el menor disfraz.
“La historia se repite siempre dos veces: la primera como tragedia, la segunda como farsa”, afirmó Carlos Marx en 1852 (El 18 de brumaio de Luis Bonaparte). Pero la farsa tiene que ser lo más corta posible, para no volver a ser una segunda tragedia peor aún que la primera.
La cuestión básica, el pedido de miles y miles, por lo tanto es la salida del poder por parte de Daniel Ortega y su esposa Rosario Chayo Murillo, no sólo presidente y vicepresidente, sino también secretario político y secretaria de organización del FSLN. Además de los siete hijos de ellos, que ocupan altos cargos del Estado. “Que Nicaragua vuelva a ser República”, gritan y escriben en las pancartas que un cachimb’e pipol [montón de gente (n.d.r.)] lleva en las calles, repitiendo una idea de Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, el Mártir de las Libertades Públicas. Parece que la pareja presidencial no se dé cuenta de eso… o no le interesa un pito, en puro estilo nacional valeverguista.
A lo largo de más de una década, la ocupación de las instituciones fue rápida y completa por parte de los dos, con un acuerdo de “no beligerancia” en la práctica aceptado por los empresarios privados, enriqueciéndose como nunca lograron hacer, y por parte de la Conferencia Episcopal, controlando las conciencias de la gente. La característica fundamental del poder autoritario que mandó hace la mitad de abril es la tripartición: Daniel y la Chayo, a través del FSLN, mandan a nivel político, los empresarios del COSEP (Consejo Superior de la Empresa Privada) a nivel económico y los obispos sobre los cerebros.
No existe nada de socialismo en este país, el gobierno no controla ni una de las “palancas económicas”, sino sólo las estructuras institucionales y el partido. Estado y partido son la misma cosa, al igual de lo que ocurría en los países del Este europeo hace un par de decenios. En cada oficina pública siempre la bandera nacional, el “glorioso pendón bicolor” azul y blanco, está acompañada por la del FSLN. No decimos la histórica bandera rojinegra del “General de Hombres Libres”, Augusto Nicolás Calderón Sandino, sino la con las letras grandes del partido.
Pero esta también es una mentira más que descarada. ¿De qué Frente Sandinista estamos hablando? ¿De la organización guerrillera que combatió valiosamente en contra de la dinastía somocista a lo largo de casi dos décadas? ¿Del partido político-militar que enfrentó una guerra “de baja intensidad” a lo largo de casi una década?
Ni el uno ni el otro, por supuesto. Este FSLN de hoy en día es la misma familia Ortega y sus allegados más cercanos. (Y otro largo capítulo sería lo de las empresas pertenecientes a la pareja y sus hijos, pero con testaferros como ejecutivos.)
Después de la derrota electoral del 25 de febrero de 1990 y la oposición a la derecha gubernamental, a partir de 1995 comenzó una especie de “purga estalinista” en las filas del FSLN. La mayoría de l@s ex comandantes guerriller@s salieron del partido –con una postura política decimos socialdemócrata–, organizándose en el Movimiento Renovador Sandinista (MRS). Much@s otr@s fueron echad@s del partido a patadas en el trasero, porque hacían críticas más o menos fuertes. Otr@s se alejaron del todo, dejando la militancia política.
El resultado hoy en día es que la mayoría de la “vieja cúpula” está alejada del partido, gestionado por completo, como decimos, a nivel familiar. E igual ocurre con el Estado en todas sus estructuras. Para hacer un ejemplo contundente: ¿existe otro país en el mundo en que se haya un Canciller (Ministro de Asuntos Exteriores) y otro Ministro para las Políticas y Asuntos Internacionales (es decir para mantener los lazos con los partidos y organizaciones amig@s)?
A lo largo de cuarenta años, comenzando desde 1979, nunca existió algo que se parezca a una formación política de los militantes y dirigentes. Si en los años 80 eso se podía justificar con la guerra de agresión, desde 1990 en adelante ya fue una opción. Poco a poco Daniel se vino monopolizando al partido, a pesar de ser el menos preparado políticamente entre los históricos nueves comandantes. Por lo tanto, en la actualidad los cuadros del partido son “cuadros” guindados en la pared del búnker ubicado en el barrio Bolonia –donde viven los Ortega protegidos por retenes de Policía–, meras imágenes bajo vidrio y con su marco del cual no pueden salirse. No deben hacer sombra al secretario-presidente, sólo tienen que repetir las palabras de la Chayo Murillo como si fueran loras: “¡Sí, señor! ¡A la orden!”.
Sin embargo, desde el 19 de abril el mundo ya no es lo de antes. Tal vez puede ser la fecha del “principio del fin”. Gracias a la represión indiscriminada y brutal de la Policía, los opositores van creciendo día a día en cada rincón del país. Nadie esperaba algo tan generalizado en todos los sectores de la sociedad: ni el COSEP, ni la Iglesia, ni la Embajada gringa… y tampoco la pareja presidencial, con su sueño que se está volviendo a ser pesadilla.
Por el momento no hay ningún líder de la protesta: más bien hay varios. Cada “gremio”, para decirlo así, tiene a su propio líder. Entre los manifestantes se miran camisetas con el Che o con Sandino, y no son pocas. La derecha todavía no logró hegemonizar al movimiento en su conjunto. Esa es una ventaja para la izquierda, pero ¿hasta cuándo va a seguir esta falta de control? Desde el opositor 100% Noticias se opera con el objetivo de que sigan la pelea callejera y los enfrentamientos (antes era un canal bastante equilibrado), al igual que La Prensa. De los Yunais [Estados Unidos (n.d.r.)] ya salen dólares en cantidad para pagar a pandilleros armados que se metan en las filas de los opositores con el fin de matar gente o pegar fuego a oficinas públicas.
En la actualidad el riesgo más grande es el rechazo general no solamente a la pareja presidencial, que ya es difundido hasta los militantes sandinistas más consientes, sino a toda una historia que no merece ser borrada por completo. Con mucho más tiempo permanezcan Daniel y la Chayo en las curules, con más eso podría ser el futuro: el entierro de la historia en un panteón adonde nadie irá a poner flores ni a rezar, en la Chureca [el basurero de Managua (n.d.r.)]. Y la sospecha es que se aceptó por fin la entrada de la CIDH (Corte Interamericana de los Derechos Humanos) para que investigue de manera independiente los acontecimientos –como también el Diálogo Nacional– solamente para “tomar tiempo”, como se dice, y dilatar [postergar (n.d.r.)] hacia el infinito el ajuste de cuentas.
¿De cuál forma sería posible evitar este desastre? ¿De cuál forma sería posible evitar este asesinato anunciado de la autoridad moral adquirida en los años de la lucha antisomocista?
Por lo que se sabe –pero muchos son rumores en un país donde regar bolas es el deporte nacional–, desde los primeros días de los choques callejeros, los viejos jefes del Ejército hablaron con los actuales. A comenzar de Humberto, hermano de Daniel, y a seguir Joaquín Cuadra y Omar Halleslevens. Pidiéndoles no disparar en contra del pueblo, manteniendo una postura institucional y no partidaria. Y el Ejército no disparó un solo tiro.
Igual cosa parece ocurrir en el interior del Frente. Dicen que unas personalidades históricas reconocidas estén sustituyendo a los dirigentes chayistas en varios departamentos, para ponerle gente no comprometida con la pareja presidencial. Al mando de esta operación parece estar el coronel en retiro Lenín Cerna, jefe de la Dirección General de Seguridad del Estado (DGSE) a lo largo de un decenio en los años 80 y secretario de organización del partido hasta 2011, que hace unos cinco años tuvo un fuerte rifi rafa [pelea de palabras (n.d.r.)] con la misma Chayo, ganándole la disputa. Pero de esos manejos todavía nada cierto se sabe, ni si es verdad, siendo clandestino.
El Ejército de Nicaragua no es de derecha, no es entrenado en la Escuela de las Américas y nunca va a pensar en un golpe de Estado. Más bien en respetar cabalmente a la Constitución y las leyes, tal como lo declaró hace un par de semanas su Comandante en Jefe, Julio César Avilés. Puede ser la garantía institucional para un cambio de poder político de forma pacífica y democrática. Y al mismo tiempo podría ser el actor que hace limpieza en la cadena de mando de la Policía, responsable de un sinfín de muertos y heridos en varios lugares del país.
Mientras tanto, los nuevos mandatarios tendrían que hacer limpieza en las instituciones, comenzando con el Poder Judicial y el Ministerio de Gobernación, y siguiendo hasta la última oficina pública.
Pero, ¿quiénes podrían ser estos nuevos mandatarios?
Antes de responder a esa pregunta es imprescindible pensar en cuál Frente Sandinista pudiera surgir de las cenizas que están dejándonos Daniel y la Chayo. Por supuesto tendría que ser algo nuevo y de veras manejado colectivamente (dejando para siempre el lema: “¡Dirección Nacional, ordene!”, que en esos años se mudó en “¡Chayo, ordene!”). Y los creadores tienen que ser compañeros dirigentes y militantes no involucrados en el poder a lo largo de los últimos años. Estableciendo en su interior –o mejor dicho re-estableciendo– el método indicado por el mismo Carlos Fonseca: “El Sandinista debe tener un auténtico espíritu crítico, ya que tal espíritu de crítica constructiva le da consistencia mayor a la unidad y contribuye a su fortalecimiento y continuidad” (¿Qué es un Sandinista?, 1975).
La vía más correcta sería un gobierno de transición, integrado por sandinistas honestos y responsables del FSLN y del MRS, y personalidades públicas no derechistas que sean reconocidos como moralmente íntegras. Esas personalidades no faltan en este país. Llegando a lo más tardar un año a nuevos comicios y previo el cambio de la ley en vigencia, que le da la mayoría absoluta y abrumadora de los diputados al partido que obtenga el 35% de los votos: algo impensable en cualquier país democrático.
Al igual sería impensable que la Vicepresidenta de la República esté casada con el Presidente, instaurando de veras una especie de “monarquía dinástica” de modelo nor-koreano. Todo lo contrario de lo que esperaba Carlos Fonseca con su concepción de la nueva sociedad, con un nuevo régimen económico y social. “El gobierno revolucionario dictará las siguientes medidas de índole política: (…) Garantizará a todos los ciudadanos el ejercicio pleno de todas las libertades individuales y el respeto a los derechos humanos. Garantizará la libertad de emisión del pensamiento, que conduzca primordialmente a la vigorosa difusión de los derechos populares y de los derechos patrios. (…) Castigará severamente a los verdugos culpables de perseguir, delatar, ultrajar, torturar o asesinar a los revolucionarios y al pueblo”, escribió en el Programa histórico del FSLN (1969).
Lo que se necesita para darse esa posibilidad de salvación del FSLN y evitar que la derecha picapiedras de este país llegue en el poder, es la pronta renuncia de Daniel y la Chayo. Y su “retiro a vida privada”, antes de perderse mucho más que “Managua en minifalda”.
Claro está que los dos mandatarios no tienen la menor intención de marcharse, a pesar de que hayan perdido al país. Una encuesta de Gallup hecha entre 1,200 personas del 5 al 14 de mayo revela que el 51% de los entrevistados no tiene confianza en que Daniel cumpla con las promesas y el 66% tiene una opinión desfavorable o muy desfavorable respecto a la Chayo, la primera dama que emplea diariamente un lenguaje cristiano, amoroso y maternal, robándose el oficio a los obispos. Una señal de un cambio de rumbo era si el miércoles 16 de mayo, en el primer encuentro de diálogo en el Seminario Nacional Nuestra Señora de Fatima (al cumplir 29 días la crisis), Daniel y Chayo no hubieran sido presentes. Puesto que el tema central es la institucionalidad para democratizar el país, la pareja encarna una realidad que se aclaró en líneas anteriores.
Con sólo su presencia en la sesión inaugural del dialogo, contestada afuera y adentro la sala del Seminario, Daniel y Chayo reafirmaron clara y cabalmente que no quieren dar ningún paso atrás, más bien que quieren agarrarse con las uñas y los dientes en sus cargos. Para no decir nada de la media hora de homilía pronunciada por el presidente, con una distancia sideral de la contingencia, al igual que hablara un ser de la nada: “La sangre no tiene diferencia de color y en todos nosotros corre la misma sangre”.
Y la situación en Managua en la tarde y noche del 15, después de una marcha de estudiantes de varios colegios, fue calma y tranquila, sin choques ni saqueos, solamente porque llovió recio tres horas seguidas.
El comandante presidente y la poetisa que luce ser descendiente de Sandino y Rubén Darío no pueden seguir esperando en otros milagros del Cielo, en este invierno [estación de lluvias (n.d.r.)] con abundantes lágrimas de la Virgen.

En la propagación y/o reedición de este texto le rogamos citar la fuente: www.utopiarossa.blogspot.it