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giovedì 26 aprile 2018

NICARAGUA ENTRE SÍMBOLOS Y REALIDADES, por Pagayo Matacuras

IN DUE LINGUE (Spagnolo, Italiano)
EN DOS IDIOMAS (Español, Italiano)

© Inti Ocon
Verdadera semana de Pasión, la tercera de abril, para la pareja presidencial de Nicaragua. Y verdadera semana di sangre y luto para un pueblo cansado y rebelde por naturaleza: “que restaña con alegría, todos los días, mi rebelde corazón. Ay, Nicaragua, Nicaragüita…”. Es un pueblo que aguanta, aguanta, aguanta… pero no sin límite.
El mayor símbolo que el pueblo de Nicaragua apreció en los últimos años está en el barrio Bolonia de la capital Managua: el parque El Carmen. En los años de la guerra, cuando la Contra ya estaba adentro del país y se seguía con el lema “No pasarán”, se podía pasar tranquilos frente la casa de los Ortega. Desde tiempo hay retenes que impiden a cualquiera, aunque sea un caminante, acercarse a menos de dos kilómetros. No pasarán…
El sábado 21 de abril, los nicas vimos en la tele el rico almuerzo que Daniel y Chayo [Rosario Murillo, su esposa (n.d.r.)] ofrecieron a los empresarios (taiwaneses, coreanos, gringos…) de las zonas francas –maquilas–, con una gran mesa fuliada de flores y bien rica en trastes de cerámica y vasos de cristal. Y presuntamente no comieron gallo pinto con queso ni tortillas sin sal. Mientras en las calles del país y especialmente de Managua seguía la runga de los estudiantes en contra de la reforma del INSS (Instituto Nicaragüense de Seguridad Social), o sea la de las pensiones. Con muertos, heridos y presos por parte de la Policía y los antimotines.
Un verdadero choque de imágenes: el lujo descarado de una rica mesa y el polvo, las balas y la sangre vertida en las calles. En este choque simbólico, más que en la marcha del domingo 22, está el final del orteguismo en la mente de los pinoleros (los nicas). Esta marcha sólo fue el empuje para la irreversible caída de un régimen de familia que aportó cierto desarrollo al país, pero sin mirar a las realidades de hambre y miseria todavía impactantes. El mega proyecto “Hambre cero” ya se pasó la raya aún antes de comenzar sus primeros pasos… sólo sirvió para propaganda electoral.
Ya antes de que comenzara el almuerzo del sábado, se sabía que Daniel hubiera lanzado un mensaje al país con respecto a los acontecimientos de los días anteriores. Y el mensaje llegó: el INSS decidió con su decreto suspender la vigencia de la reforma. “O sea, se apartó… se puso de un lado…”, según las palabras de Ortega.
Pero ni habló de los estudiantes, ni de los muertos, heridos y presos. Ni de la censura a varios canales de la tele, con el cierre completo las veinticuatro horas; sólo hizo referencia a los saqueos de los mercados y supermercados… acciones para las que no es cierto puedan culparse los estudiantes. Tampoco dijo palabra con referencia a los dos policías muertos, ni al periodista del oficial Canal 6 asesinado en Bluefields (Costa Atlántica). Para el mandatario sólo existían las pandillas, los saqueadores, los destructores… pagados no se sabe bien por quién.
De sus labios ni salió una palabra acerca de las llamadas “turbas” sandinistas: oficinistas del Estado que provocaron enfrentamientos y desastres a lo largo de la ciudad. Algo muy semejante a las “turbas” somocistas jefeadas por Nicolasa Sevilla, apodada “la Colacha”. Uno puede comprender que haya partidarios danielistas que se enfrenten a los “reaccionarios” de manera voluntaria y espontánea, pero cuando toditititos salen a la luz con la misma camiseta del Frente, todo mundo entiende que es algo bien organizado desde arriba.
Dicen que al comienzo de las protestas Daniel no estaba en el país, encontrándose en Cuba para reponer su sangre. Pero cuando regresó no paró la represión ni las “turbas”, por supuesto lanzadas bajo órdenes de la Chayo. Más bien, siguió en esa actitud suicida. Y en cinco días hubieron más muertos de los que cayeron en los dieciséis años de los gobiernos “liberales” de “la Inútil” (Violeta Barrios de Chamorro), de “el Gordo” (Arnoldo Alemán) y de “el Churuco” (Enrique Bolaños).
Esa arrogante postura en el almuerzo del sábado, dando muestras de vivir en un mundo ajeno por completo de la realidad, convenció a miles y miles de nicas en sumarse a la marcha del domingo 22 organizada por los gremios empresariales, con el COSEP (Consejo Superior de la Empresa Privada) a la cabeza y la bendición de la Conferencia Episcopal. En ningún lado del planeta ocurrió hasta ahorita que los capitalistas llamaran a los trabajadores en una manifestación para defender sus propios derechos (y los derechos establecidos por Constitución). Esa es la Nicaragua socialista y solidaria de los Ortega, donde los empresarios son los que manejan por completo la economía y los obispos las conciencias.
Es cierto que unos grupos de estudiantes, después de los primeros muertos, actuaron de manera violenta, derribando a unos “árboles de la vida”, chochadas gigantes de hierro pintadas en colores brillantes y puestas en varios lugares de la capital (y en otras ciudades) para embellecerla. Todo mundo sabe que es una idea de Rosario Murillo, vicepresidenta del país desde hace algunos años. Y derribarlos fue como derribar simbólicamente a la Chayo (y al hijo de ella Rafael, dueño de la compañía de vigilancia privada “El Goliat” –pagada con el dinero del Estado–, que se ocupa de proteger a las bujías en la noche, para que alguien no se las lleve).
Por lo que se refiere a la reforma, en ella se establece:

1. 15 años de cotización (o sea, 750 semanas);
2. 60 años de edad;
3. aumento de la cotización por parte de los empresarios del 19 al 22.25%;
4. aumento para los trabajadores del 6.25 al 7% (con una pensión al final más baja de la actual);
5. un corte del 5% para las pensiones en vigencia.

Está claro que las cajas del INSS están en quiebra. A lo largo de los decenios hubieron despilfarros y robos, a comenzar del préstamo que en 1994 Violeta Barrios pidió para la construcción de viviendas: 14 millones de dólares que nunca regresaron. Y el mal manejo junto a la corrupción le dio el golpe de gracia.
Pero no puede ser que los trabajadores y los jubilados sean los que tienen que resolver ese clavo… que ya volvió a ser perno.
A ver lo que va a suceder en la mesa de diálogo que tiene que abrirse en estos días. El “Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional” ya se murió y tal vez se sepultará en el Cementerio Oriental, frente la casa de seguridad del Frente donde Leonel Rugama lanzó su “¡qué se rinda tu madre!”. Nadie puede saber lo que va a suceder, pero Daniel tiene una opción solamente: acatar la voluntad expresada en la marcha del domingo 22, puesto que ya no tiene el timón del carro. Y sabe que entre los 700 mil que marcharon en Managua (a sumar los de otras ciudades) la mayoría fueron sus electores, que repitieron junto a Sandino: los derechos de un pueblo no se discuten, se defienden con las armas en la mano.
Por cierto en esa mesa no sólo habrá la cuestión de la reforma del INSS, sino la necesidad de cambios verdaderos en el manejo de todas las instituciones del Estado, adonde el partido manda (o sea, mandan Ortega y la Chayo, puesto que los dos son el partito). De otra manera, el pedido podría ser lo que pidieron los que marcharon: borrón y cuenta nueva.

En la propagación y/o reedición de este texto le rogamos citar la fuente: www.utopiarossa.blogspot.it