RED UTOPIA ROJA: EL ÚNICO CAMINO: LA VIDA, por Tito Alvarado

A Todas ellas

las amigas de siempre y del alma hermanas,

a todas ella

en la porfía de hacer posible las mejores utopías.

Manifiesto

Es hora de decir basta. De hambre muere gente mientras unos pocos acumulan riqueza y poder en desmesura. Un tercio de la comida mundial se bota a la basura. 65 millones de personas han sido desplazadas de su lugar y modo de vida. La democracia es un asunto virtual, una minoría vota para elegir el menos malo. Las guerras, la corrupción, la manipulación, la desinformación, la colusión, la impunidad, el alto costo de la vida, el desenfreno del narcotráfico, la justicia con dos medidas, todo esto hace de la vida un drama. Seguir viviendo como vivimos es inmoral. Es hora de enfrentar, con decisión ganadora, la realidad: el capital nos conduce al muere, la solución está en nuestras manos. Lograr un cambio de modo de vida ahora, es asunto de vida o muerte.

Los desastres del mundo actual son producto del sistema que prioriza el lucro. Estos desastres pueden llamarse guerras, pobreza, refugiados, represión, lucha de clases, desigualdades sociales, situación de calle, cambios climáticos y mucho más. Los daños causados al ser humano, a la naturaleza, son un atentado contra la continuidad de la vida en el planeta.

Cuando el 1% de la población mundial posee y disfruta el 50% de los recursos mundiales, algo profundamente inmoral sucede. Y más cuando este 1%, para lograr y mantener “su poder”, recurre a guerras, manipulaciones, venta de armas, narcotráfico, corrupción, sobre explotación de los recursos naturales, salarios de miseria para varios miles de millones de personas y otros muchos atropellos. La población mundial, a mayo del 2016, es de 7.397.835.935, en cifras redondas 73,9 millones de multimillonarios son los dueños del mundo. Poco importa cuanto digan quienes creen controlar el poder, el poder real está en el norte. A ese poder, a esos poderes basados en lo inhumano, podemos y debemos oponer el poder de nuestras necesidades hechas acción por un mundo mejor, posible y necesario.

La civilización con su forma de relaciones productivas se ha vuelto una máquina de matar. Se muere por guerras, por hambre, por falta de recursos, por falta de oportunidades, por mala educación, por no tener un trabajo, por salarios miserables, por vivir en la calle, por falta de atención médica, por deudas impagables, en suma, por faltas, omisiones, desprecios. Hay una verdad terrible, ocultada por la ideología de los “poderosos”, los recursos del mundo alcanzan para todos. Terminar con esta situación requiere voluntad, imaginación, organización, capacidad de aunar luchas, conciencia de la gravedad de la situación. El dilema es: Nos atrevemos a un cambio que permita una distribución equitativa de recursos y genere igualdad de oportunidades o perecemos.

Los seres humanos, tanto en forma individual como colectiva, necesitan soluciones a sus numerosos problemas y peligros. Estas soluciones, para todas y todos, solamente es posible implementarlas estableciendo otro tipo de relaciones entre nosotros y desde nosotros hacia la naturaleza. Ninguna solución vendrá a partir de las relaciones de lucro, en cambio desde la solidaridad y una ética de respeto se puede desarrollar al máximo el potencial creador de la humanidad.

Necesitamos con urgencia un movimiento social de nuevo tipo, capaz de unir luchas y voluntades en pos de la construcción de un orden social solidario y de justicia social.

El problema fundamental de la vida hoy es el ser humano y su acción depredadora. Lo necesario a la continuidad de la vida implica producir en nosotros un cambio y desde este proyectarnos hacia el otro.

El Único Camino

Intensión tendenciosa

Un libro nunca podrá dar cuenta de todo el tema que cubre. Este pretende ser una invitación colectiva a enfrentar la posibilidad de pensar e implementar las soluciones necesarias y urgentes para el mundo actual, comenzando por el país, no sin antes poner a prueba nuestras capacidades inventivas a nivel local, pasando por mostrar nosotros mismos, en nuestra conducta y modo de vida, aquello que pretendemos como organización social humana, solidaria, democrática y armónica con la naturaleza.

Esta utopía mayor seguirá siendo utopía mientras no se logre, a través de un intenso trabajo cultural, la implementación en si mismo y en su medio, de los cambios propuestos, el desarrollo de la capacidad inventiva (recurrir a la imaginación para salir con soluciones audaces), el desarrollo del potencial creador, la educación permanente, la transformación desde ser espectadores a ser actores de nuestro destino.

El nombre de este proceso, es lo de menos, aquí se trata de apostar a la vida, a la civilización, al ser humano y para ello valen las acciones, estas primero surgen, luego le ponemos nombre. Estamos en la conjunción justa de necesidad y posibilidad, la de la consagración de la inteligencia humana, no esa inteligencia torcida aportando conocimientos a unos pocos para ensanchar la brecha entre quienes tienen y quienes no tienen recursos, sino inteligencia para poner a todos y cada uno de los seres humanos en la senda de humanizar la naturaleza y naturalizar la vida.

Todo empeño nuevo choca contra los muros impuestos por los miedos de la gente. Tenemos miedo de asuntos reales, pero sobre todo tenemos miedo de lo desconocido y de males imaginarios. Podemos imaginar y montar, con lujo de detalles, escenarios trágicos, pero nos cuesta un mundo imaginar escenarios felices o ver en todo su esplendor las soluciones posibles. Nuestros castillos en el aire siempre son menos creativos que los desastres o calamidades.

Para mayores males tenemos algunos puntos en contra:

A) el lastre del fatalismo de los días lunes, ese desánimo de ir a trabajar, en parte se debe al infortunio de una inmensa mayoría de personas en edad de trabajar: lo hacen en algo, no de su agrado ni les aporta satisfacción o simplemente les motiva el sueldo, con ello se pierde la capacidad creadora y el trabajo se vuelve alienante;

B) la ley del menor esfuerzo, esa característica humana de propender a hacer lo mínimo, este defecto implica no poner toda la energía necesaria en obtener resultados mejores;

C) la ideología del sistema (dominante) global, ese envoltorio de velos y humos; no vemos la realidad tal como es, creemos en capacidades superiores individuales, para salir de nuestros problemas no recurrimos al desarrollo de nuestras capacidades, nos alejamos de la solidaridad, sucumbimos a las adulaciones;

D) la tendencia a culparnos de nuestra situación, sin vernos en el engranaje del sistema moliendo gente;

E) la ilusión de un salvador externo o implorar por soluciones aportadas por una entidad fuera de nuestra propia capacidad de enfrentar la realidad en solidaridad con otros.

El Socialismo como probabilidad

Hay cosas que se explican y no se entienden, hay cosas que se entienden sin necesidad de explicación, hay hechos imposibles de explicar con sentido lógico, hay explicaciones imposibles de llevar al terreno de los hechos, pero la más desastrosas de las porfías humanas es su insistencia en la ficción, sea para protegernos, sea para no ver lo real. La realidad siempre escapa hacia donde la ficción no ha vislumbrado, es aquí cuando el mundo construido a base de ficciones se nos viene abajo y es desde este abajo terrible que las ideas, antes derrotadas, vuelven a cobrar vida abriéndose camino por los meandros de lo posible.

¿Qué es socialismo? Quizá lo más certero sea decir, es un sistema social en fase de ensayo, se ha intentado, pero aun no ha logrado su pleno esplendor creativo. En este sentido es una utopía por alcanzar. Surge, no de la inventiva de nadie, aunque el discurso contrario demonice y revuelque el término, este proviene naturalmente de un hecho indiscutible, los seres humanos somos seres sociales, nada es posible al margen de otros, para la realización de cualquier acto humano se requiere la participación de unos otros, en una cadena de hechos, productos e ideas puestos a disposición del conjunto de la sociedad. Lo cual nos remite a un hecho de dimensiones mayores, somos más o menos libres dependiendo de la disponibilidad de esos productos, sean estos materiales o intelectuales. El Socialismo así entendido, sería goce de mayor libertad y justicia social en el disfrute de los productos producidos por y para la sociedad.

Los seres humanos tenemos presencia en la tierra hace relativamente un corto periodo, entre las características fundamentales de nuestro deambular por el planeta podemos mencionar, como especie, el haber vivido un proceso evolutivo acelerado. Hace no más de cuarenta mil años vivíamos en cuevas y dependíamos totalmente de algunas pocas habilidades para sobrevivir. Esas habilidades se utilizaban, la mayor parte del tiempo, para asegurar la sobrevivencia, procurando comida, abrigo, un espacio donde guarecerse y las herramientas mínimas.

Esta forma de vida no pudo haber sido sedentaria ni los grupos humanos pudieron ser muy numerosos. La vida era un constante batallar contra las adversidades. En estos inicios del ser humano este dependía del apoyo mutuo de cada miembro de la pequeña tribu, fuera de ella no había vida posible. Esta dependencia socializó y humanizó al ser humano. En este sentido, somos el producto de la necesidad y la inteligencia, la necesidad generó el apoyo mutuo, la inteligencia permitió entenderlo como la única forma de continuar con vida, esto es actuar, como individuo, en pro de la sobrevivencia individual y colectiva. El individuo era la seguridad del colectivo, el colectivo era la seguridad del individuo, uno y otro eran indisociables.

Desde esos inicios oscuros, de vida o muerte, hasta nuestro incalificable presente con el dilema de cambio o muerte, el ser humano ha estado en guerra, contra la naturaleza, contra otros y en esta guerra permanente hemos desarrollado habilidades y aumentado en número hasta la astronómica cifra de siete mil millones de seres humanos. Intentando dominar la naturaleza hemos cambiado la geografía e infringido daños irreversibles, muchos de los cuales nos amenazan hoy con los mayores peligros que haya enfrentado el género humano en su breve, violenta y desastrosa historia.

El ser humano llega a la vida desprovisto de defensas para enfrentar los desafíos en contra del medio ambiente, requiere un periodo largo, en comparación con otras especies, de dependencia de sus padres y aprendizaje para actuar con relativa eficiencia. Estos puntos en contra se tornan puntos a favor, pues le hacen dependiente de otro, esto le obliga a ser social. Esta sociabilidad le ha permitido, habilidad manual, el habla, el desarrollo de habilidades intelectuales hasta llegar a un alto grado de organización, división del trabajo y diversificación de capacidades.

Antes de la escritura, para la tribu, en realidad una manada de seres en proceso de humanización, había tres certezas, estas eran: buscar el alimento cada día, modificar su entorno adaptándolo a sus necesidades y moverse hacia otras latitudes cuando las condiciones lo exigieran. Desde el inicio de la escritura hay registro, pero desde mucho antes el ser humano ha trabajado para vivir, en otras palabras, producimos bienes materiales. Este acto de producir se hace socialmente, no hay nada producido por el ser humano en forma individual, siempre hay la participación de otros. El producto de nuestro trabajo está destinado a otros. Sin embargo, hay evidencias de un largo periodo en que se producía lo mínimo para satisfacer las necesidades escasas del reducido grupo humano. Hace un estimado de, mínimo, cuarenta mil años la humanidad ha avanzado gracias al desarrollo de sus capacidades sociales, producir socialmente y hacerlo para la sociedad. Se desquició todo cuando apareció la propiedad privada sobre los medios de producción, lo antes social, ahora era y es de usufructo privado. Esta es la característica fundamental de las relaciones sociales actuales, definidas como capitalistas. El lucro individual de lo generado socialmente, es el pequeño detalle nefasto que lo pudre todo.

El socialismo, si hablamos desde la esencia económico-productiva, aspira a corregir este “pequeño detalle nefasto”. Se produce socialmente, se produce para la sociedad, el usufructo ha de ser también social. Este es el cambio, simple y complejo, capaz de corregir el rumbo de la civilización, para ello la única alternativa es socializar la propiedad de los medios de producción. Así la producción sería social en sus vertientes de propiedad, producción, distribución, comercialización y usufructo.

Contra este simple y complejo paso se levantan enormes barreras, unas derivadas de la tenaz oposición de los dueños “de la riqueza, del capital”, en realidad dueños de los aparatos del poder, la minoría parasitaria, que se beneficia directamente con el actual estado de cosas, y los sectores serviles a ellos. En términos generales pudiéramos identificar al 1% y sus sirvientes cómo la red de dominación global. Otras barreras se encuentran en la mente, debido a un desgraciado hecho, quienes producen con su trabajo la verdadera riqueza (que no es la propiedad ni el capital sino los bienes materiales e intelectuales creados por quienes trabajan), no se reconocen en sus iguales. La inmensa mayoría de ellos aspira a ser parte del poder. Pero también tenemos en contra la desigualdad de oportunidades, los desposeídos de poder no tienen la mejor preparación para entender como funciona el sistema ni cuentan con los medios como para revertir su destino de desposeídos.

A estas barreras en contra se agrega otra algo más sutil, durante un periodo, ya largo, se han intentado estrategias sin capacidad ni visión de convertir a todos en ejecutores de su destino. Una explicación plausible pudiera argumentarse desde estudiar y conocer el funcionamiento del cerebro humano, mientras este saber no esté al alcance de todos, seguiremos siendo prisioneros de las ideas imperantes en su momento. Además de estas barreras, nos asalta el flagelo de corromper todo cuanto tocamos, así las mejores utopías se vuelven pesadillas. Algo manifestado como solución, muchas veces resulta peor al problema a solucionar. Los organizados para conducir las luchas sociales, muchas veces actúan desde una relativa comodidad, olvidan su misión y trabajan en pro de metas parciales, prolongando indefinidamente el logro de sus objetivos. La ficción transgrede la realidad.

Todo esto acontece pues no siempre estamos dispuestos a demostrar con hechos lo manifestado con palabras. Mientras digamos: un modo de vida distinto es posible y actuemos bajo los parámetros del sistema a derribar, no lograremos movilizar en conciencia a las personas como parte de la transformación social. Tampoco lograremos la meta de superación social si no actuamos, en todo momento, en cada tema, en pro de la sociedad a construir.

Disgregación I

A) Dialéctica del pensamiento

La dialéctica, como método de conocimiento, se ha aplicado a la sociedad y a la naturaleza, no se ha intentado su aplicación al pensamiento. Esto es un fallo en el conocimiento. Sin saber cómo el ser humano, en general, procesa su pensamiento, cómo recibe información y genera hechos e ideas, no nos conocemos, a lo sumo sabemos de ciertas reacciones ante estímulos determinados o en momentos históricos de convulsión. Esto no basta para enfrentar la audacia del cambio social, se requiere lograr, en el mínimo de tiempo posible, el conocimiento científico del ser humano en tanto creador de pensamiento y por ende procesador de fantasías y realidades.

Desde los partidos y movimientos ocupados en hacer política de cambios se ha identificado a la clase obrera como sujeto histórico. En algunos países se ha experimentado un ensayo socialista, que, trágicamente, ha terminado en reversión capitalista, en esperpento o subsiste a duras penas o lo hace solamente de nombre. Nada de estos reveses invalida el hecho de haberlo intentado, en todo experimento científico se avanza en base a errores y aciertos. Al borde del colapso de la civilización solamente queda la alternativa de intentarlo una vez más.

Tanto sujeto histórico como experiencia histórica, ya no son válidos en sus versiones anteriores. En el momento de la aceleración hacia el punto del no retorno, ese punto trágico en que: ya sea por los cambios climáticos, por el desgaste de los recursos no renovables, por la acumulación de problemas sociales no resueltos, por la puesta en marcha de la criminal “solución” de un conflicto nuclear u otra impensable ficción superada por la realidad, ya no tendremos el tiempo necesario para revertir la situación y enfrentaremos, fatalmente, el colapso de la civilización y la vida. Hacia adelante se nos cierran las salidas, es la verdad terrible. En el momento de la aceleración hacia la catástrofe terminal, urge actuar aceleradamente por el cambio radical, por la única solución posible; la organización de la sociedad de acuerdo a la esencia humana, la solidaridad, el trabajo con otros, por otros y para otros, pues el ser humano no comienza ni termina en sí mismo. Es una individualidad formando parte indisoluble de un colectivo social, el género humano.

Sin conocer al ser humano en su unicidad, en su diversidad, en su fatalismo de dejar hacer, en su grandiosidad creadora, en sus pequeñeces destructivas, en su maestría para alcanzar metas sublimes, en su mediocridad e ignorancia, en su egoísmo degradante, en sus prácticas corruptoras de lo social, en su capacidad solidaria, en fin, sin conocer en sus altos y bajos la personalidad humana, el individuo y como este actúa socialmente no podemos adelantar el cambio, a lo sumo serán escaramuzas, como lo han sido hasta la fecha.

El orden social existente, el capitalismo en sus miles de máscaras, significa dos mil millones de seres humanos sobreviviendo, con un promedio equivalente a dos dólares al día, mientras el 0,7% de la población mundial acumula el 41% de la riqueza, le sigue un 7,7% repartiéndose el 42,3%, luego viene un 29% con un 13,3%, mientras el segmento más pobre, el 68,7% de la población, comparte la pobreza pues disfruta solamente de un 3,4% de la “riqueza”. Con un cuadro así ¿quién puede discutir sobre respeto o no a los derechos humanos? Estos datos muestran una sociedad humana, solo de nombre, en los hechos ha dejado de ser humana, ha dejado de ser social. Este 68,7% repartiéndose un 3,4% de las sobras tiene como preocupación central la sobrevivencia, vive bajo los temores permanentes de no tener recursos ni capacidades para obtenerlos, pero, paradoja, es el segmento que debe aportar, ya no los muertos sino la segunda oportunidad de la vida, aportar los cambios imprescindibles.

B) Imaginario y necesidad socialista

Al despiadado afán de lucro de esta sociedad capitalista, con el despreciable prontuario de transformar en islas a la deriva a seres esencialmente sociales, de convertir la vida en un drama permanente, de justificar lo injustificable, de volver lugar común lo peor de la especie, le agregamos el desastre ecológico, los gases de efecto invernadero, la tala indiscriminada, el abuso de los carburantes fósiles, la acumulación de basura sin tratar, el mal uso del recurso agua, la contaminación de los mares, el exterminio de los peces, la desaparición de cientos de especies y, peor todavía, la creciente corrupción, los poderes ocultos de las mafias del narcotráfico, la trata de personas y de órganos, la industria farmacéutica cosechando ganancias con enfermedades creadas por ellos mismos, la industria de armas manteniéndose con el artificio de crear focos de tensión, los gobiernos renunciando a su papel de salvaguarda de los intereses comunes, más aún, la renuncia de partidos y movimientos sociales a su rol originario. Todo un conjunto de factores actuando en contra de la sociedad, amenazando la supervivencia de la civilización y la vida en el planeta tierra. La sociedad ha dejado de tener sentido, se impone un cambio, urgente y radical, en las reglas del juego.

El único camino de salvación de la humanidad y la vida es completar, con carácter de suma urgencia, el proceso de transformación, personal y colectivo. La solución es un orden social no regido por la ganancia sino por la solidaridad, donde lo justo sea, no la prolongación de la “justicia feudal” sino el florecimiento de una forma de relación social equitativa, con igualdad de oportunidades para todos, un concepto de justicia basada en un modelo económico cuyo centro y motor sea el ser humano en su grandeza creadora, entregándosele las herramientas para su pleno desarrollo como persona.

El ser humano complica todo lo que toca, esto sucede casi como un fatalismo. El hecho simple de socializar la ganancia derivada de la producción y distribución de bienes pasa a ser complejo. La sociedad, el colectivo, es la suma de individualidades necesitadas de otras individualidades para la concreción de todos sus empeños, en este sentido la sociedad es siempre un intento de normalizar, es decir fijar unas reglas de juego. El asunto se enreda más todavía, pues no toda la sociedad ha fijado estas reglas. Las mismas han sido y son fijadas por unos pocos, “representantes” detentores de poder a espaldas y/o contra los intereses de la sociedad.

Quienes lucran con el sistema son los menos, pero su “sentido de lo justo”, su ideología, sus parámetros de conducta y por supuesto las leyes dictadas por ellos, los medios de comunicación, los aparatos ideológicos, los aparatos de represión, la burocracia, en fin, el estado con todo su tinglado, responde a los intereses de quienes lucran.

El sistema produce las condiciones que lo justifican y justifica las condiciones que lo producen, en otras palabras se retroalimenta, nos desnaturaliza, nos encasilla en superficialidades, nos quita valores éticos y morales, nos convierte en consumistas, nos quita capacidades creativas, nos deja en la impotencia de la inacción, previo habernos aislado de los demás. Nos vemos solos luchando por la sobrevivencia. Así creemos en soluciones individuales, fundando una empresa podremos salir de pobres, con suerte nos sacamos la lotería, por obra de Dios saldremos de nuestros entuertos o, algo mucho peor, lejos de reconocernos como víctimas del sistema, nos asumimos como culpables de nuestra situación. En verdad el sistema tiene recursos para atarnos el raciocinio, el espíritu, la inteligencia. Nos mantiene presos con cadenas invisibles, nos crea esperanzas en un salvador externo, encargado de aportar soluciones, las mismas que perfectamente podemos aportar nosotros.

El quid de la cuestión es ser libres de espíritu, liberarnos de esas cadenas invisibles. Esta liberación no es magia, es obra de la voluntad, la organización, el conocimiento. Como toda obra humana, tiene sus instantes de gloria y sus bajones. Con las herramientas del sistema no podemos derribarlo. A partir de lo nuevo a crear como sistema, debemos asumir los múltiples desafíos de recrearnos a nosotros mismos, adelantando en nuestro accionar el futuro preconizado, creando, a partir de nuestras necesidades, las herramientas nuevas de la liberación.

Ya no basta con argumentar, necesario es demostrarlo. ¿Y cómo demostramos algo que ha sido ensayado y/o ha terminado en caída estrepitosa o en algo distinto o no logra encender las praderas de todo el planeta? Lo complejo, generalmente es mucho más simple. El socialismo se demuestra adelantándolo, esgrimiéndolo como modo de vida, como conducta ética y sobre todo asumiendo, con ideas, con imaginación, con verdades, la lucha por la ciencia y la conciencia.

Hoy tenemos el tiempo en contra, pero a favor juegan los alicientes de la necesidad. Lo primero es conocer y demostrar las formas y artimañas del capital para ejercer su dominio. Además de estar amparado en su enorme aparato coercitivo, es una cultura, es costumbre, es mito. Tres factores en uno, tres misiones en una: revertir esa cultura, cambiar esas costumbres y echar luz sobre los mitos. Ideas en lucha, ideas en la batalla que no podemos perder: la batalla por una cultura a la altura de las necesidades humanas, expresión de valores humanitarios.

Algunas palabras tienen varios significados y hay significados únicos transmitidos con distintas palabras. El idioma es algo vivo, cambiante dicen ciertos doctores en filología. Esto es simplemente una metáfora. El idioma en sí, no está vivo, nosotros le damos vida según el uso que de él hacemos, con nuestro actuar, con nuestras facultades de percepción y expresión, con la manipulación del sistema, con los discursos ideologizados.

En esta dinámica de uso, ciertas palabras han perdido su carga semántica. La práctica humana le da nuevas cargas de significado, ejemplo de ello son; democracia, socialista, etc. Aún así la idea de sociedad en hermandad, con igualdad de oportunidades, con justicia social, con responsabilidad de la sociedad hacia el individuo y del individuo hacia la sociedad, sin trabas impuestas por la burocracia ni aparatos represivos, sigue viva. Algo así es la idea, con algunos matices de adorno, de El Paraíso, El Dorado, Lin Lin, Shangrilá, Shamballa, Barataria y otras muchas, de creación literaria o pertenecientes a la mitología humana, lugares donde la vida puede transcurrir en toda su plenitud creadora.

La física cuántica nos ilumina de algo casi mágico y nos sitúa en los lindes de lo imposible. Adentrarnos en el mundo de las partículas es conocer una forma del ordenamiento físico, distinta al mundo en el cual nos movemos a diario y podemos apreciar a simple vista. Asimismo la ciencia actual nos permite vislumbrar el macro cosmos, con estrellas tan grandes como todo nuestro sistema solar, con hoyos negros, materia oscura, energía oscura o galaxias etílicas, solo por mencionar algunos de los portentos del universo. Las partículas pueden estar en dos lugares a la vez, según se le observe su comportamiento es distinto, tienen a veces conducta de partícula, a veces de onda. Estas cualidades nos permiten asegurar: la pre-realidad es un número “n” de ondas compartiendo un espacio-tiempo como probabilidades, hasta que una se convierte en real: eso será lo vivido como presente. Esto ocurre en el terreno de las partículas, el cerebro está compuesto por un estimado de cien mil millones de neuronas (células del cerebro), una cifra tremendamente superior de átomos con sus respectivas partículas, aquí es donde acontece el pensamiento, la memoria, las representaciones de lo real y las ideas. El cerebro en esencia es un procesador de información perfecto, procesa 400 mil millones de bits de información por segundo. Tenemos conciencia de más o menos unos 2.000 mil bits, ellos dicen relación con nuestro medio de acción, el tiempo, el cuerpo y el pensamiento generado a partir de la información recibida. La conclusión obligada pudiera ser: tenemos por realidad una mínima parte de la misma. Entre lo procesado y lo perdido hay un vacío, a la fecha inexplorado. Quizá esto explique el hecho equívoco de confundir lo deseado con lo real y de esta “ficción-real” nos afirmamos, empobreciendo nuestras capacidades de respuesta e interacción con el mundo real.

Disgregación II

A) El problema de la práctica

Hay un cuadrante de soledad impuesto por la esencia antinatural del sistema. Personas tratadas con desprecio de su condición humana tienen roles asignados. Se le impone, mediante la negación de oportunidades, a miles de millones de personas un papel de simples espectadores, con pequeños poderes manipulados desde los intereses ocultos. La ideología dominante resalta los oropeles del consumo, el lujo y el lucro, nos dificulta entender la vida como energía, vibración, movimiento, cambio.

Lo primero son las ideas trabajando en nuestra mente, no vienen de nuestro ser interno, las atrapamos de la interrelación con el entorno y las transformamos, asumiéndolas con propiedad; lo segundo es la voluntad para llevarlas al terreno de lo concreto. Serán ideas en confrontación con otras ideas, serán voluntades en lucha con otras voluntades. Si nos obstinamos, a veces perdemos, si perseveramos, a veces también perdemos, el asunto es no ver el mundo como si todo fuera una sucesión de fotos sino verlo en su dialéctica de causa y efecto, en su entramado de interrelaciones, en las múltiples formas de movimiento. El hacer y el no hacer en su momento oportuno tiene repercusiones y moldea los resultados posteriores. Una mirada cuántica nos hablará de las infinitas probabilidades, optamos por una y esa es lo real. Si queremos otra realidad solo tenemos el camino de la acción; lo tercero es la energía impulsora de nuestro accionar. La computación se guía por el dilema del si o del no, los seres humanos a este cuadro de posibilidades le agregamos el quizá. El quizá en muchos casos es una duda inmovilizadora, en este caso concreto se trata de la duda para acelerar el análisis, imaginar otras opciones y enfrentar soluciones trascendentes, soluciones desde cada uno tendientes a tocar el alma del otro y de los otros. En suma, una duda liberadora y multiplicadora de la acción.

Diversos son los factores por los cuales una persona llega a entender la posibilidad de un nuevo orden social, así como diversa es su procedencia social, su educación, sexo, edad, cultura, tiempo disponible, capacidades, motivaciones y otros. Estos y otros factores permiten a cada persona su unicidad. Desde esta insustituible unicidad cada cual puede contribuir, con su acción, al cambio social. Desde este sentir, ver, analizar, ser y actuar único, la persona se acerca a las ideas socialistas y las hace suyas, como ideal de sociedad posible. La diversidad contribuye a enriquecer el resultado a lograr.

En cuanto a la aplicación práctica, es otro el cantar, pues no tenemos una guía práctica para construir el socialismo. Nos salva de esta falencia lo dicho por Mariátegui: el socialismo debe ser creación heroica. Creación es proponer una solución, analizar, ensayar, y si resulta, continuar, caso contrario cambiar de inmediato por una propuesta superior, sin perder jamás el rumbo del bienestar de todos y cada uno de los miembros de la sociedad.

Cada acto de creación requiere posicionarnos en el papel de creadores y al asumir este desafío desprendernos de los lastres de la sociedad a dejar atrás. Es decir junto con intentar crear una nueva sociedad debemos encarar el hecho cultural del yo soy, en carne, hueso, sentir y pensar, el ser individual de la nueva sociedad. En esto, será la práctica la guía fundamental, nadie es la autoridad indiscutible. Aprendemos mientras actuamos, actuamos porque aprendemos.

B) Revolución cultural para un cambio social

La cultura nos define e identifica a todos como pertenecientes a una forma de ser y una forma de producir. Vivimos un proceso de “aculturización”, lo cual nos deforma, nos deja sin identidad, sin sentido de pertenencia, sin capacidad de reacción frente a los desmanes del sistema. Si perdemos la cultura lo habremos perdido todo.

En la cultura está definida la forma, el como se expresa el quehacer humano. Lo cual significa valores con un alto sentido de responsabilidad humana y asimismo anti-valores, por su carga contraria a la convivencia en sociedad. Esta desnaturalización del ser y hacer humano es resultado de las relaciones económico sociales imperantes: la riqueza generadora de pobreza, la pobreza generadora de ignorancia, la negación de oportunidades a nuestro crecimiento como persona, la manipulación para hacer de nosotros espectadores, individuos sin poder de decisión, compradores (cuando hay con qué) o piezas de recambio, en suma ceros a la izquierda.

Ningún ser humano puede valerse por sí mismo sin la participación de otros en la satisfacción de sus necesidades, por ello es social. La perversión, el desquicio se da cuando se nos sitúa en un papel de individuos viviendo solamente para sí mismos, es la cultura del desastre final, la cultura de acomodar las piezas a los designios del mercado, se nos resta humanidad restándonos sociabilidad, desvirtuando nuestro sentir solidario hacia la tierra estéril del egoísmo más abyecto.

La humanidad está en peligro, la vida está amenazada por la “inteligencia” de quienes piensan y actúan para lograr el máximo de lucro en el mínimo de tiempo. Salvar la humanidad significa cambiar esta cultura.

La inmensa mayoría de quienes sufrimos las consecuencias desastrosas de la voracidad depredadora del capital, o estamos en la batalla de sobrevivir o estamos alienados o estamos en un espacio reducido o en una actuación urgente, sin tiempo para ver y ocuparnos de lo importante. Desde estos escenarios pocas personas ven la necesidad imperiosa y la verdadera connotación de dedicar recursos y energías a la revolución cultural. Sin este cambio profundo y trascendental de poco o nada sirven los cambios en la relaciones de producción.

Hasta la fecha se ha visto actuar al ser humano en las lides sociales con los parámetros del sistema: en la gerencia los “cuadros”, generalmente dueños de la verdad o con poca capacidad para escuchar a los de abajo; en la base los despreciados por el sistema, los nadies, la inmensa mayoría, los sobrevivientes del 3,4%. Hay una ideología del poder, un velo justificativo de lo injustificable. Si nos atenemos a lo demostrado por la ciencia: somos todos hermanos. Venimos de la misma rama evolutiva, del mismo tronco histórico, de la misma sabana africana. Somos el producto de nuestra lucha con el medio, nuestra historia es la historia de la migración, hasta la imposición del sedentarismo, la pertenencia a una región, la propiedad privada, el reemplazo de la inteligencia de servicio por la inteligencia al servicio de. A partir de ahí la agresión al medio fue creciente. Hoy hemos llegado a un punto de inflexión, pasando por las constantes guerras y violencias, las justificaciones o mejor dicho las ideologías justificativas del poder.

En este sentido, cultura humana es grandeza, proeza de ocupar un espacio, transformarlo, acomodarlo a las necesidades humanas (en muchos casos hacerlo producir, agotarlo, abandonarlo), inventiva para facilitarnos la vida, pero al mismo tiempo es la bajeza de apachurrar cabezas, inventar dioses o dar poder de dioses a quienes velaron y velan por los intereses de los pocos con poder. Grandeza y bajeza van de la mano en constante lucha. La batalla por la cultura de valor humano es la batalla final, si se pierde se pierde hasta la esperanza y con ello la vida en el planeta.

Hoy, amparados en el saber acumulado, nos enfrentamos a la perentoria necesidad de un cambio radical de modo de vida. Se impone la grandeza de recuperar sentido humano, de vernos, sentir y actuar como hermanos o sucumbimos. En este caso a nadie le servirá su riqueza ni su poder, pues la civilización desaparecerá ante sus no soluciones para todas y todos, incluidas las diversas formas de vida. Así lo demuestran los cambios climáticos, bastaría una ligera glaciación en el norte para hacer desaparecer dos mil millones de seres humanos y la vida en un tercio del planeta. En este tiempo de crisis, las ganancias de las petroleras, los bancos, la industria farmacéutica, la venta de armas, el narcotráfico no disminuyen. La brecha entre pobres y ricos aumenta, este descalabro social, esta forma de relaciones sociales es hoy la mayor amenaza para la vida.

Pero ya no basta una verdad ni todas las verdades, pues siempre será mayor la ignorancia inducida, el prejuicio, el mito, por lo mismo debemos aprender y hacerlo rápido. El planeta es apenas una aldea, es nuestro único hogar; cada uno de nosotros somos responsables del presente, sea por dejar hacer a otros, por no hacer nuestra parte, no asumir nuestra capacidad de cambio o no ver los hechos en relación con otros. Solamente desde un cierto nivel de conciencia podremos vernos en nuestra responsabilidad individual, en nuestra acción y con ello posibilitar el cambio global.

Una revolución cultural impone en primer lugar un cambio en cada una de las individualidades que componen el todo social, derrotando en nosotros a los agentes del conformismo, de la estrategia del mal menor, de la falta de principios, del fatalismo o del terrorismo de estado.

La vida es lucha, fuerzas en lucha, resultados de la lucha, cambio permanente. No es un proceso acabado, se está regenerando, reinventando a cada instante. Nosotros, la especie humana, en cierto modo repetimos los ciclos de la vida, evolucionando, dando saltos, feneciendo, regenerando. Esto nos dice tres asuntos de vital importancia: la vida no es eterna, antes hubo formas de vida hoy fenecidas, mañana puede haber otras (este puede haber depende de nuestro éxito en la tarea de salvar la humanidad y salvar la vida). Antes hubo diversas formas de relaciones económico-sociales, otras culturas, mañana puede ser realidad un orden social distinto, generador y acelerador de culturas, constante creación heroica, respuesta total a las necesidades humanas. Salvar la vida para seguir en lo mismo no tiene sentido. Se trata hoy de salvar la posibilidad de acelerar la inteligencia, la solidaridad, en suma el desarrollo pleno del potencial creador humano. A esto se le llama Socialismo, a pesar de la existencia de socialistas con un nefasto actuar, en el lado opuesto del ideal de justicia social.

Disgregación III

A) Ser y estar desde la ciencia y la conciencia

Ya es casi un fatalismo, determinadas palabras de uso frecuente no tienen una acepción única. La más de las veces las usamos creyendo darle un significado y son entendidas desde otro. Ciencia proviene del latín scientia, su significado es conocimiento. En términos modernos se denomina Ciencia al conjunto organizado de conocimientos sobre una materia determinada, a los que se llega mediante la observación y análisis de sus fenómenos, causas y efectos, de los que se deducen principios y leyes generales. Con un poco de rigor y voluntad todos podemos ser científicos o por lo menos apropiarnos de ese conocimiento.

Como conciencia, en general, entendemos el conocimiento que cada uno tiene de sí mismo y de su entorno, es la facultad humana para elaborar juicios personales de carácter ético-moral acerca de lo que está bien y lo que está mal, con relación a sí mismo y a los demás. Actuar en conciencia es vital para completar la espiral ascendente del desarrollo de cada cual en relación a lo social y a la sociedad. Sin seres humanos conscientes no habrá relaciones sociales basadas en la solidaridad.

Ciencia sin conciencia es conocimiento vano, incapacitado para aportar beneficios a la humanidad, pruebas de esto son la industria farmacéutica y la de guerra, en ellas hay ciencia sin conciencia. Ciencia en un mundo guiado por el lucro personal es ciencia sin conciencia, ciencia sin alcanzar el límite de su potencial transformador en armonía con la naturaleza y al servicio de la sociedad.

Conciencia sin ciencia, es la soledad de quien cree bastarse a si mismo, es poner un estrecho límite a la propia capacidad. Decimos que el saber no ocupa lugar, en realidad ocupa neuronas interactuando unas con otras, es conocimiento generando ideas, elucubrando posibilidades, potenciando mayor conocimiento. La conciencia, más el saber científico, nos sitúa en los lindes de lo imposible hecho realidad, nos libera de estereotipos y ataduras mentales, esta libertad consciente le da sentido nuevo a nuestra vida.

La física cuántica nos dice: todas las probabilidades son factibles hasta que una se hace realidad, así lo imposible sería lo probable no realizado. Necesitamos ciencia y conciencia en un corpus teórico, en un cuerpo viviente, en una inteligencia creativa, en una intencionalidad de humanización y sobre todo en una realidad de sociedad para el florecimiento de todas las posibilidades.

B) Un asunto de cientos y miles de millones de personas, el sujeto de cambio

La población mundial a fines del 2011 era de 7 mil millones, en cinco años aumentó en 397.835.935 personas. En esta enorme cifra de la población mundial no hay dos personas iguales, todos somos únicos y frente a los mismos estímulos tenemos respuestas diversas. Es decir nadie es masa ni objeto, somos sujetos, somos individuos compartiendo un espacio-tiempo, del cual muchas veces somos prisioneros. Hoy se trata: o seguimos igual y morimos como especie o cambiamos radicalmente todo, absolutamente todo, y enfrentamos el porvenir con la fortaleza de saber que nosotros somos la solución.

Dos mil millones de seres humanos sobreviven, como promedio, con el equivalente a dos dólares al día, ellos tienen por preocupación vital solo el permanecer con vida. Quienes luchan disponen de algo más de riqueza. La lucha hoy es por la vida de todas las especies, esta verdad no tendrá efecto movilizador si no logramos hacerla sentir en lo que nos afecta como individuos y, como tales, dotarnos de capacidades transformadoras de la realidad.

Los problemas sociales en sí no bastan para producir el milagro de la movilización, necesario es enfrentar los retos de encontrar soluciones, hacerlas tangibles para la mayoría e implementarlas con la participación del máximo posible de personas. Estamos hablando de conciencia, de conocimiento, de organización, de recursos, de inventiva.

El mundo es el producto de la interrelación de todos los factores y las personas con sus diversos niveles de incidencia y relevancia. Cambiando unos factores podemos influir en el cambio de otros sin lograr romper el círculo vicioso de la dominación. El mundo no necesita reformas sino cambios profundos, radicales y urgentes.

Lograr, en un mínimo de tiempo, el paso de un sistema de relaciones sociales basadas en el lucro a uno basado en la solidaridad y sociabilidad es el mayor desafío humano, pero sin desafíos no hay avances. Hasta la fecha estos avances han sido posibles desde un poder que aplasta cabezas. Hoy se trata de avanzar por un camino distinto.

Estos poderes, cuya historia es la historia de la violencia y la injusticia, de los estragos de la lucha, de la negación de valores, de la acumulación de riqueza en pocas manos y generación de pobreza para las mayorías, de la manipulación y postergación de soluciones, no están dispuestos a entregar lo que creen es solo de ellos y para ellos. Son en realidad una ofensa a la inteligencia y a la ética, una lacra social con la cual se debe y se puede terminar.

Solidaridad y sociabilidad son principios humanos cuya máxima expresión se puede alcanzar desde un poder nuevo, emanado de las mayorías. El poder de las mayorías debe abarcar todos los ámbitos del quehacer humano y estar acompañado con herramientas de control y revocación. Sería Democracia en su sentido real, infinitamente superior al ejercicio (fatuo) de decidir cada tanto, quienes tomaran las decisiones que nos afectan a todos.

Establecidos los motivos por los cuales luchar, definidos los responsables del descalabro y sus medios de manipulación y represión, se impone el deber de la organización estableciendo qué hacer, cómo hacerlo, cuándo y quiénes responden por las diversas tareas.

Hace casi un siglo atrás, una nada en la tierra, cuya edad es superior a los cuatro mil quinientos millones de años, en una zona de gran extensión y millones de pobres con necesidades urgentes, tomaron el cielo por asalto. Desde sus nadas lo inventaron todo. El 68,7% que comparte el 3,4% de la riqueza global, desde sus nadas, puede nuevamente inventarlo todo. El detalle acuciante es el tiempo por delante, se avanza hacia el punto del no retorno.

Aprender con celeridad de rayo de los logros de otros: la ciencia de lo social ha estado y está en nuestras manos; la organización y las soluciones surgen de las necesidades; separados somos paja al viento; juntos somos la única esperanza, el único camino. Quienes queremos cambios profundos, quienes sufrimos las perfidias del sistema de lucro, juntos somos el sujeto de cambio, sin nosotros nada es posible.

Para aprender y corregir sobre la marcha, es necesario ponerlo todo en duda, la duda de buscar, de pensar en todas las variables, la duda para definir por donde seguir. De esta duda ha de surgir el movimiento, la organización de nuevo tipo multiplicadora de la fuerza de cada uno hasta la construcción del paraíso en la tierra.

Conclusiones en párrafos parciales

A) Conclusión extrasensorial: la aceleración

La astrofísica nos muestra dos hechos, a la fecha inexplicables: las estrellas se alejan unas de otras, este alejamiento es cada vez más rápido. Esos dos hechos son posible en un espacio, según nuestros parámetros de medida, infinito. En este infinito, según cálculos de los astrofísicos, apenas un 4% es materia normal, 21% es materia oscura y un 75% es energía oscura. Es decir estamos ante enormes enigmas y escasas certezas.

En la segunda mitad del siglo pasado hemos visto como el conocimiento se ha multiplicado, este proceso expansivo será mayor en los dos próximos decenios. A la vez hay una aceleración de los problemas sin solución. Sin cambios ahora, llegaremos al punto del no retorno. Un desastre también puede ser una oportunidad única para implementar soluciones, pero estas no vendrán de poderes externos. Somos nosotros, en la diversidad de ser, en la diversidad de acción, quienes producimos un orden social de respeto, paz, armonía y creación o se nos cerrarán los caminos como civilización, anulando las posibilidades de vida en el planeta.

Las herramientas para un salto de cualidad están diseñadas, solamente falta el atrevimiento de la audacia: desarrollar capacidades para su utilización máxima. Hoy, como nunca antes, es el tiempo de ser o no ser, tiempo de lucha por el ser, tiempo para poner en marcha la imaginación. Somos en tanto hacemos, podemos ser en tanto hagamos lo que queremos ser.

B) El papel del individuo en el colectivo y el papel del colectivo en el individuo

El capitalismo presenta el lucro como un bien moral. Su discurso ideológico oculta la explotación, la injusticia social, la deshumanización de la sociedad, presenta al individuo como lo superior y al mercado como el dios regulador. La verdad sin ideología es otra muy distinta, así lo prueban la enorme distancia entre ricos y pobres, el aumento galopante de la corrupción, la tragedia de los cambios climáticos, lo parasitario de muchas instituciones, incluidos los ejércitos, los sueldos de miseria para quienes, con su trabajo manual e intelectual, generan la riqueza. Para el sistema, el individuo, como persona de derecho y dignidad merecedora de respeto, no existe. Existen consumidores, electores sin poder, cifras a favor o en contra, potenciales delincuentes o terroristas. Son las reglas impuestas por la ideología del desprecio.

Todas las personas comparten una característica, son únicas. Somos individualidades con capacidad para intervenir en nuestro medio. Los colectivos están compuestos por una diversidad de individualidades. Los poderes del sistema se esmeran en borrar la sociabilidad del individuo, aislarlo de sus iguales, crea barreras ficticias, así es manejable, manipulable. El individuo en el colectivo crece y hace crecer el colectivo, el colectivo tiene valor si aporta conocimiento y genera capacidades de aprendizaje. Como seres sociales nos necesitamos y retro-alimentamos, en una relación simbiótica, unos con otros. Necesitamos colectivos capaces de ampliar los horizontes del individuo, individuos potencializando al colectivo sin apropiarse de él.

C) Nada que perder, salvo las cadenas

Desde el momento de nacer hasta el morir hay un lapsus de lágrimas y sonrisas, un espacio a llenar, una carrera, para muchos perdida antes de comenzar, es el periodo denominado vida. La vida es un espacio breve, se nos hace insufrible a veces y lo encontramos largo, pero cuando nos brilla el sol de la realización, nos parece breve. En la vida, con sus altos y bajos, solamente hay dos certezas: cada ser humano es único, todos en algún momento moriremos. A estas certezas, la inteligencia humana, la solidaridad vivida como sociedad puede agregarle otras dos; aprendemos sin límites; podemos modificar, en conciencia, nuestro entorno.

Desde estas certezas bien podemos concluir: el breve lapsus de vida es oportunidad para darle un sentido a nuestro ser. Del antes de nuestra llegada no tenemos conciencia, tampoco la tenemos del después, sólo aproximaciones filosófico-religiosas, por lo mismo sus respuestas no nos sirven para encontrar el sentido de la vida.

Nos queda la opción de aprovechar esta oportunidad para lograr hacer con nuestras circunstancias algo distinto. Somos seres sociales, entonces el sentido de la vida no ha de ser una batalla personal, sino un hecho social, en el quehacer desde el ser, en suma proyectarnos hacia la sociedad. Darle este sentido a la vida nos ha de conducir a la liberación de todas las cadenas invisibles, del pesado fardo de la ignorancia, los mitos, los miedos, la negación de nuestras capacidades. Solamente seremos libres cuando podamos volar con las alas de la mente.

D) Las estrategias de los más

Todas las formas de lucha son válidas, dependiendo del momento justo.

Si el plan A no da los resultados esperados, poner en acción el plan B, sin detener jamás la marcha.

Unir todas las luchas y en cada una poner de relieve soluciones globales.

Nada radicalmente distinto podemos esperar de las reformas impulsadas por quienes están bien.

Lo primero es la solución a los problemas de quienes tienen menos recursos y menos oportunidades, cambiando de forma radical las estructuras de poder.

La lucha es en cuatro niveles: la superación personal permanente, la democratización de todas las instituciones, poner la economía al servicio del ser humano, solución a los problemas locales, nacionales y globales.

En cada acción reflejar, por su forma y contenido, aquello a lograr como relación humana, como sociedad.

Analizar antes, durante y después cada acción para superarnos como un proceso dialéctico permanente.

La verdad no se impone, se busca con la participación de todos.

No basta tener ideas claras, debemos esmerarnos en transmitirlas de manera impecable y con ellas movilizar voluntades.

La creación heroica se logra con la verdad y en ejercicio democrático.

Hoy se requieren líderes con capacidad de hacer volar a la gente. Todo vuelo requiere voluntad, imaginación, organización y es individual y colectivo a la vez.

Revertir el discurso dominante, erradicar de nuestra práctica el mostrarnos como víctimas o como salvadores.

En todo hecho mostrar siempre el movimiento, señalar para donde vamos.

Atacar los pies de la represión policial con bolitas (canicas). Usar estrategia militar contra la represión.

Toda inteligencia, para serlo, necesita proyectarse en el otro y esto se amplia con una mejor comunicación.

Comuniquemos la inteligencia, entreguemos conocimiento, pues inteligencia y conocimiento son factores de cambio.

Pongámosle vida al movimiento social por los cambios, con voluntad, imaginación, inteligencia, solidaridad, clave dialéctica del triunfo de la vida. De cada uno de nosotros depende crear las oportunidades de cambio, el mundo mejor necesario a la continuidad de la vida.

E) Cosmovisión o saber acumulativo

Naturalizar al ser humano, humanizar la naturaleza es el desafío salvador. Este desafío se cumple plenamente desde las cosmovisiones con raíces profundas. Todos los pueblos tienen una cosmovisión identitaria, formada a lo largo de su historia, estas cosmovisiones han de estar integradas a la nueva relación ser humano-espacio-tiempo-naturaleza.

Un nuevo ordenamiento de las relaciones humanas es hoy una necesidad ineludible, un asunto de vida o muerte. Es la oportunidad para restablecer el equilibrio en la sociedad y entre el colectivo y el ser humano con la naturaleza, esto implica un cambio en nuestras concepciones de desarrollo y dominio científico técnico. El desarrollo puede y debe plantearse desde la prioridad de alcanzar un equilibrio, vivir en perfecta armonía entre nosotros y con el medio ambiente. En este sentido el desarrollo económico significa vivir con lo necesario para una vida digna, así la economía adquiere su verdadera dimensión humana pues implicaría: salud, vivienda, abrigo, comida, educación, trabajo para todos sin arrasar con la naturaleza. En suma, la realización plena de la vida.

Existe una relación de reciprocidad entre los seres o espíritus de la naturaleza y los seres humanos, esto nos dicen los saberes de los pueblos originarios de América, también de ellos podemos rescatar el innegable hecho de que la tierra no le pertenece al ser humano, el ser humano pertenece a la tierra. Este saber nos permite recuperar la tierra para la sociedad. Nadie puede ser dueño de la tierra, pues ésta nos pertenece a todos, se entrega en concesión, por un periodo breve, a quienes la usen sin inferirle daños. Solamente así la naturaleza puede recuperar su lugar sagrado.

La educación ha de ser un derecho permanente a cargo de la sociedad. Educación para crear seres pensantes con capacidades para opinar en forma fundamentada, confrontar saberes, imaginar y proponer soluciones, crecer como persona, es decir, aprender en forma constante. La cosmovisión indígena nos dice que “Una persona aprende de manera completa y equilibrada si incluye en el proceso de aprendizaje los elementos de naturaleza física, intelectual, espiritual y afectiva”.

El socialismo es necesario para salvar la vida, en esta misión de revolución cultural, de cambio de vida y de vida de cambio, el saber y el modo de vida de los pueblos originarios es un paso adelante. Sus sociedades (sobrevivientes) han resistido los embates de quienes usan sus recursos para avasallar. Ante el desastre solo tenemos la opción de la socialización y en este empeño juega un papel fundamental: el ser racionales en el uso de los recursos; el ver la interrelación de los hechos y las cosas; el entender que así como hay complementariedad en la naturaleza: noche, día; invierno verano, etc., los seres humanos somos complementarios unos de otros; el incorporar a nuestra ética el principio de la reciprocidad: recibir de la naturaleza, de la sociedad, de los demás; dar a naturaleza, a la sociedad, a los demás.

Cinco críticas al discurso

A) Crítica al discurso de los intelectuales de izquierda

Analizan el estado del problema sin lograr enfocar el problema del estado, que es el problema del poder. Mientras sigamos diciendo donde le aprieta el zapato a quienes saben perfectamente donde les aprietan sus zapatos (se entiende que hablo en sentido figurado), no avanzaremos, pero el intelectual quedará bien, pues dijo lo suyo. El drama aquí es salirnos de nuestro cascarón egocéntrico y posicionarnos en los problemas de la gente. No basta con mostrar el acontecer en sus crudezas y actos sublimes, necesario es vencer las ataduras del miedo y pasar a ser la crítica mortal al mortal sistema. Es hora de proponer soluciones globales con visión local, soluciones locales con visión global.

B) Crítica al funesto papel de las religiones

Quizá, en algún momento las religiones significaron una ayuda para el ser humano. Al constituirse en ellas un aparato clerical-burócratico estas se transformaron en un impedimento para la liberación. Toda religión hoy es incompatible con la democracia, la esencia de sus fundamentos responde a formaciones sociales superadas por la historia. En nombre de razones religiosas se han cometido innumerables crímenes y horrores. Hoy se requiere un nuevo comienzo para el desarrollo de la espiritualidad, con la misión de potenciar capacidades creadoras y de generación de pensamiento. Una espiritualidad sin miedos, sin límites, una teología liberadora.

C) Crítica al obtuso periodismo de servicio

El periodismo de la crisis terminal es un periodismo al servicio de quien paga. Se informa en concordancia con los intereses de los dueños de los medios de comunicación, no hay periodismo objetivo ni el periodismo al servicio del poder puede ser respetable. El periodismo actual informa y oculta, ilustra ciertos aspectos distorsionándolos de su naturaleza y omite otros, más aún, es un periodismo formador y deformador de pensamiento. Es un periodismo de manipulación. La tecnología moderna nos entrega herramientas de comunicación global, con ellas podemos generar un periodismo de mayoría. No basta con tener las herramientas para confrontar ese periodismo chato, generar la alternativa requiere voluntad, visión y financiamiento, como también se requiere desarrollar capacidades para poner en circulación ideas, criticar las causas, informar de los hechos, y esto, hacerlo desde lo irrenunciable: la vida.

D) Crítica a lo insulso del “arte” o, casi lo mismo, critica al arte insulso

El capital y su mayor vicio, el lucro, ha desvirtuado el quehacer intelectual, el arte y al artista. Existe mediocridad, ego, adulación, premios no tanto a la obra sino a lo servicial del artista, el resultado es un arte sin misión crítica. Basado en el artista, desmereciendo la calidad de la obra. El problema hoy es la mayor disyuntiva de la civilización: continuidad y muerte o cambio y salvación. En este dilema se requiere un arte de compromiso con la vida, de proyección, generador de imaginación, capaz de conmover y mover a las personas por el cambio. En esta disyuntiva de necesidad y posibilidad, el desafío es generar un arte desde una visión humanizadora, con capacidad de involucrar como actores a los despreciados por el sistema, o no habrá arte, pues no habrá vida.

E) Crítica al acto funesto de moverse sin avanzar

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Algo o alguien puede moverse sin avanzar, pero nada ni nadie puede avanzar sin moverse. Hace ya casi cien años un ágil y sabio hombre de pensamiento y acción propuso la creación de un partido de nuevo tipo, lo logró. Con ese partido se implementó un avance fenomenal, pero, siendo todo eterno movimiento en espiral, si este partido no se rehace a sí mismo y se adelanta, acumula derrotas y no logra la transformación en nuestro ahora y aquí de imperiosa necesidad. En la última década del siglo pasado se le ha hecho un regalo fabuloso a los responsables de los mayores desmanes y tropelías contra la naturaleza, la sociedad y el ser humano. El partido de nuevo tipo ya no lo era, se movía, pero no avanzaba. Desde la necesidad de cambios se articulan una enormidad de movimientos y grupos de intención sin resonancia movilizadora. Son grupos siempre en tren de moverse, sin embargo no avanzan. Hoy se puede y se debe formar un partido de nuevo tipo, en relación con lo nuevo actual, democrático en el sentido de participación plena de todos sus miembros, partido herramienta de apoyo a los movimientos sociales y con todas y todos alcanzar el objetivo de salvar la vida, transformar la sociedad del lucro capitalista en una sociedad de estatura humana, solidaria, un lugar posible para el desarrollo pleno del potencial creador de cada ser humano.

Programa

Todo movimiento social para lograr sus objetivos ha de centrar su trabajo en obtener una cuota de poder. A mayor cuota de poder, mayor capacidad de implementar su programa. El presente programa parte de un hecho fundamental: todo está relacionado, por lo mismo cada persona es una y a la vez es la proyección de otra y en otra, en este sentido somos entidad individual y colectiva. El segundo postulado del cual partimos es que los recursos del planeta alcanzan para todos.

Un movimiento social esta compuesto por personas únicas y diversas, algunos movimientos priorizan el colectivo, otros el individuo. En el primer caso el individuo, como ente creador, tiende a desaparecer, en el segundo caso solo algunos individuos tienen un nivel de protagonismo. Se requiere una nueva conciencia, una forma nueva de ver y actuar. Actuar viendo al otro, como si fuéramos el otro.

En el colectivo humano, compuesto por individualidades, lo fundamental es el ser humano, entendido este como un ser único, irrepetible, con un tremendo potencial creador en permanente interacción con otros, es decir un individuo social.

Un programa político de transformación social parte de necesidades humanas. Estas son pocas, todas relacionadas en su carencia o en su usufructo. Van de lo elemental a lo complejo. Lo primero a solucionar por y para cada ser humano es vestimenta, comida y vivienda. Una vez resueltas estas tres necesidades, vienen otras cuya solución actual tiene la afronta del lucro. En un nuevo orden social el satisfacer estas necesidades debe tender a la realización plena del potencial humano. En este momento, una quinta parte (20%) de la población del mundo está utilizando cuatro quintas partes (80%) de los recursos totales, se trata de terminar con esta irracionalidad y procurar una vida sana y digna para todas y todos.

Hasta la fecha se han intentado soluciones de justicia social, sea de palabra o de hecho, contra estas se levanta todo el poder de quienes están bien. Por lo mismo construir una sociedad de solidaridad, a la vez de ser una posibilidad y una necesidad, es una forma distinta de actuar, en concordancia con lo que funcione para el conjunto de la sociedad.

La economía, es decir los recursos y las habilidades para extraerlos, transformarlos, procesarlos, transportarlos, distribuirlos, hacerlos llegar a las personas, debe estar al servicio del ser humano y no este al servicio de la economía.

Los recursos de la sociedad, por lógica de las necesidades humanas, son propiedad del conjunto de las personas que la componen. El orden natural es compartir equitativamente. En estos momentos 400 niños por hora, 30.000 personas al día mueren de hambre. A esta vergüenza se puede y se debe poner fin.

Hubo un tiempo lejano en el cual los seres humanos vivían en pequeños grupos, todas sus capacidades eran usadas, y se desarrollaban, en función de satisfacer las necesidades humanas inmediatas. Ahora, con miles de millones de personas compartiendo un espacio y unos recursos finitos, se impone a cada ser humano el dilema de actuar en lo inmediato, pensando en la continuidad de la vida.

El desastre, causado por la forma de relacionamos entre nosotros y con la naturaleza, está a la vista: cambios climáticos con daños irreversibles; sequías, inundaciones, derretimiento de los polos, deterioro de la capa de ozono, contaminación del medio ambiente, debilitamiento de los suelos, creciente falta de agua, etc. Existen las soluciones, los recursos, las capacidades científico-técnicas para poner fin a estas amenazas, falta voluntad política y capacidad de las mayorías para sumir la democracia en sus manos.

La forma más expedita de transformación social es la democratización total de la sociedad. Participación, conocimiento, información, conciencia social, mecanismos de control, poder real.

El poder reside en la gente. Este poder es inalienable e intransferible.

La tierra en manos privadas es la causa de muchos males, guerras y crímenes. No puede ser propiedad de nadie, todos pagan un impuesto de usufructo.

El agua es un bien social de primera necesidad, no se paga por su uso.

La educación puede y debe ser gratuita, permanente y de calidad. Se requiere una nueva forma de educar, con nuevos contenidos, acordes con los avances científico-técnicos y las necesidades de la sociedad: implementar cursos cuyos contenidos permitan el desarrollo de las mejores potencialidades humanas, algunos de estos pudieran ser: Funcionamiento del proceso de aprendizaje; Entendimiento del poder y empoderamiento real; Solución pacífica de conflictos; Cuerpo, mente y espíritu: como funcionan; Celebración del yo, valorar a los demás; Expresión sexual jubilosa; Justicia y tolerancia; Conciencia creativa y poder mental; Principios de ética; Honestidad y responsabilidad; Ejercicio de la transparencia; Ciencia, Conciencia y poder mental.

Satisfacer las necesidades de salud de la sociedad, en todos sus niveles, son deberes del estado. Es un servicio permanente entregado en forma gratuita y debe ser de la más alta calidad.

La investigación científica, técnica y de uso de tecnología en todos los rubros posibles de mejorar, está organizada y financiada con recursos públicos. Se creará un ministerio de investigación e innovación con el objetivo de incentivar la participación plena de los potenciales investigadores e innovadores y la puesta en práctica de sus logros.

El transporte público en las ciudades es gratuito a cargo de empresas autocontroladas con participación de los usuarios.

Se establecerá un premio anual a la ciencia, a la técnica y tecnología aplicada. Asimismo se establece un premio anual a la poesía, la narrativa, el ensayo y otras artes (en caso de no haberlos), más los premios ya establecidos.

Disolución de las Fuerzas Armadas. La Fuerza de orden público funcionará en base a una guardia nacional con participación voluntaria y rotativa.

Se implementa un servicio social obligatorio para todas y todos, de dos años, a partir del término de la enseñanza media. Su misión será doble; de una parte poner a los jóvenes en contacto con las diversas realidades del país y de otra atender proyectos de urgente solución.

Los salarios y/o ganancias de cada persona y empresa, así como los costos reales de los productos y el margen de ganancia son asunto de conocimiento público.

Todo exceso de riqueza (más de veinte millones de dólares) será confiscado para fondos de investigación, catástrofes y/o necesidades regionales urgentes. Cada persona cotizará un 25% de su salario como impuesto y cotización de retiro.

Consideramos el trabajo como la forma suprema de autorrealización, todas las personas en edad de trabajar tendrán un salario acorde con su especialidad. El salario mínimo no podrá ser inferior a un 40% del salario máximo. La jubilación corresponderá a un 33% del salario final del jubilado.

Al asumir el poder se generará una discusión tendiente a lograr una nueva constitución discutida y diseñada con participación de toda la población. Cada diez años se procederá a una actualización.

Las autoridades ejercerán su cargo por un periodo de seis años revocable en cualquier momento. Podrán ser reelectos solo por dos periodos más, luego de un periodo sin representatividad, podrán volver a ser elegidos. Los miembros del parlamento y los concejales no tendrán salario, se les respetará el salario de su trabajo cotidiano. Las cesiones del parlamento (el senado se suprime) y municipio se realizarán en fechas determinadas para definir leyes y asuntos concretos.

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sabato 17 dicembre 2016

EL ÚNICO CAMINO: LA VIDA, por Tito Alvarado