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venerdì 30 settembre 2022

«HACKEO»: LA CRUDA REALIDAD - ESTADO Y REVOLUCIÓN EN CHILE

por Tito Alvarado

 

Miremos donde miremos en la porfiada realidad de Chile, un país al sur de todo, se ven los deterioros de las ideas. Lo que ayer, apenas unos pocos años, era una causa noble, abrazada por muchos que no vivían mal, hoy es un esperpento, me refiero a la lucha por un orden social justo y a la definición de “ser de izquierda”. Las definiciones de entonces se han vuelto palabras malditas: socialismo, revolución, lucha de clases, burguesía, etc, mencionarlas es estar en otra dimensión. Recuerdo que un condenado, por un descubrimiento que contradecía la creencia de una dañina iglesia, habría murmurado: sin embargo se mueve, esta verdad hay que murmurarla, decirla, cantarla, gritarla: ¡sin embargo se mueve! Las realidades sociales, las ideas, las dudas, las certezas se mueven, lo que ayer era, hoy no es, pero nadie puede decir que mañana no será posible tal o cual propuesta que ahora pueda parecer peregrina.

El idioma ha sido trastocado a conveniencia del poder, las palabras yo no tienen un significado universal. Algunos se autodefinen de izquierda, solo que esta palabra no significa lo que antes significaba ni que decir de otras cuyo valor nunca ha sido universal, como libertad, democracia. Con el florecimiento de este portento llamado internet, se han dado varios fenómenos que por un lado son un tibio avance hacia la libertad en conciencia y por otro lado son barrotes invisibles, pero efectivos, que se le imponen a la gente. Podemos comunicarnos con muchas personas a la vez, solo que esta palabra ya no implica un recorrido de ida y vuelta, se prioriza el mensaje de ida, en este contexto la verdad es cualquier cosa que alguien diga, es decir, ya no está basada en hechos, son palabras, construcciones salidas del imaginario y asumidas por hechos acontecidos en alguna parte o ciertos hechos reales se distorsionan para que tengan un significado que de otra manera no tendrían. Al principio de este desarrollo sufrimos los virus y los “hackeos” con signo de solo dañar, luego ha cambiado a solo robar, ahora se abre un espacio de conciencia, se “hackea” para informar las torcidas argucias del poder, son oasis de verdades, con efecto de bomba, con capacidad de destruir mitos, solo que estos tienen todo el aparato del sistema para seguir sembrando su ponzoña. La verdad se dice, pero se impone la mentira.

En estos finales de mundo, en estos rincones de arañas en su red, aparecen los progresistas con su inútil creencia que el capitalismo puede ser mejorado, avanzan un tiempo, reblandecen las aspiraciones populares, crean dependencia y, como esto no es grato a los dueños del capital y toda su nefasta faramalla de acólitos y servidores pagados a precio de esclavos, salen las vocerías creando el miedo, reaccionan los débiles mentales con más miedo y crece el drama de buscar soluciones de látigo, apaleos, chorros de agua, violencia del sistema que no es vista como tal, y se avanza hacia la facistización del sistema. Hay elecciones con resultados funestos, no tienen el significado que el discurso dominante le quiere dar: El plebiscito en Chile, la derecha fascista en Italia. Las cifras no han variado, solo se constata un hecho trágico, no hay izquierda. Ya no se lucha por un cambio radical que termine con el capitalismo. Se dice algo para significar lo opuesto, se trastocan significados, valores, costumbres y capacidades. La sociedad se ha vuelto un espectáculo de circo, los tramoyeros hacen su juego sin ser vistos. La voluntad del poder se expresa a espaldas y contra los intereses de la gente. Ellos actúan desde su clase, por su clase y para su clase.

Dice el Dr. Carlos Pérez Soto que ser de izquierda significa ser anticapitalista, por lo mismo antiimperialista, ser nacionalista en el sentido de recuperar el usufructo de las riquezas básicas, poner el acento en solucionar los problemas que afectan a la mayoría, más democracia lo cual es participación de la gente con sus soluciones, administración de las mismas, control sobre el estado. En una entrevista realizada en noviembre del 2020, él planteaba un posible programa de la izquierda, que perfectamente podía estar en la constitución:

1 Pleno usufructo de los bienes comunes. minería, mar, agua, etc.;

2 Prohibir al estado respaldar las deudas de la banca privada y

3 Sentar las bases, los fundamentos, para una ley de seguridad social real, lo cual nos remite a cambiar la administración de las AFP, invertir, sin endeudarnos para ello, en lo social.

Esto es un pensamiento radical para lo necesario hoy, entenderlo significa tener absolutamente claro dos asuntos que van juntos: existen condiciones inmejorables y necesidades urgentes para producir un cambio radical, solo nos falta agrupar las ideas y la fuerza, conocer y reconocernos en nuestra realidad, avanzar hacia el control del poder. En esto aparece un salto, unos especialistas, que sin ninguna duda tienen bien claro de donde provienen los males de la realidad actual. Con su audacia, estos especialistas en “Hackeo” crean las condiciones para que nosotros, simples mortales en la base de la pirámide, veamos cómo el poder resuelve sus asuntos a espaldas y contra de los intereses de la mayoría. Estos especialistas se adentran en los archivos de lo insólito y muestran los trapos sucios de la clase dominante.

Dice la noticia que son 400 mil correos, comunicaciones entre los nefastos miembros del Estado Mayor del Comando Conjunto (EMCO) de las fuerzas armadas de Chile. No tengo modo de leer tales desnudeces del sistema represivo, la esencia del estado, como se manifiesta la ideología de una clase contra las otras, solo he de referirme al asunto, por intermedio de otros que han leído algunos de estos correos y nos resumen su contenido.

Varias son mis sorpresas:

1 La primera es que la verdad ya no tiene un efecto movilizador, salvo que la ministra de defensa del paisito estaba en la ONU, debió volver a toda prisa, el “daño” ya estaba hecho, ahora el asunto era salvar los muebles. Los caraduras de la prensa seguirán en su circo de priorizar otros asuntos, sin relevancia alguna, son expertos en emborrachar la perdiz. Se da el hecho que un escándalo, se tapa con otro, mientras tanto la gente sigue sobreviviendo, ocupando mucha de su energía en vivir para trabajar.

2 De estas lecturas, fragmentarias, veo que no hay una izquierda desde el uso del discurso ni desde ninguna parte, solo atisbos. Lo primero a decir es que es saludable la transparencia, estos “hackistas” deben recibir un reconocimiento. Se dice en el libro Conversaciones con Dios, en realidad es una proposición de Dios: implementar la transparencia en todo, los sueldos, las ganancias, sería una forma de controlar los abusos (no es una cita textual). La máquina cuando habla de transparencia habla de trapos sucios menores, el asunto mayor es cómo se genera el capital, con transparencia eliminamos de raíz un problema y contribuimos a crear valores humanos y participación plena en lo social.

3 Nada se dice de lo trascendental, estos militares actuales siguen siendo fascistas, sus correos muestran que tienen su propio servicio, clandestino, ilegal, de inteligencia, siguen con la ideología que impuso el imperio y bien desarrolló la dictadura, la ideología del enemigo interno. Se supone que los ejércitos están para defender el país de enemigos externos, solo que para el poder somos enemigos todos los que nos manifestamos contra el orden establecido. El papel de las fuerzas armadas sigue siendo el de la defensa, pero los perlas se gastan cuantiosos recursos para vigilarnos, informarse y tener informes de todo lo que se mueve. No solo disponen del 10% de los recursos que genera el Cobre, también tienen independencia del poder político, actúan por cuenta propia. Son un partido político, unas organizaciones armadas que establecen una relación parasitaria con la sociedad. Lo mejor que debería acontecer es su disolución.

4 La ausencia de una izquierda y la casi nula presencia mediática de grupos de izquierda, permite que esto pase como algo que acontece en otra galaxia, Solo un atrevido que no tiene nada que ganar ni nada que perder puede decir que la solución pasa por disolver este aparato de ganancia ilícita y de muerte lenta.

5 Que sean unas personas desconocidas, pero con unas capacidades fuera de norma las que hagan un acto tan loable como temerario, dice algo, quizá mucho, de cómo va la lucha de clases y cuales son los sujetos de la historia. Entre lo que se sabe de estos correos, resalta el hecho que el comando conjunto espía a la gente que ellos consideran de izquierda, otorgándole a una “izquierda que ya no existe” valores, propósitos y capacidades que no tienen, es decir crean mitos para justificar su juego sucio. Nada hay que demuestre que también espían a los de derecha. No es un error, es un asunto de clase, una paranoia o un complejo anal: defenderse de potenciales enemigos.

6 En la desastrosa realidad del Chile de los años 20 del siglo XXI, hay una izquierda dispersa en pequeños grupos, que lentamente se abren camino, solo que todavía no se asumen como solución ni se proyectan en la implementación de soluciones de nuevo tipo, pues se lucha por otros resultados; falta definirse, reconocerse, aceptar diferencias, proyectar futuro.

Lo que hacen las fuerzas armadas a espaldas de nosotros, nos remite a una pregunta de fondo: ¿qué es el Estado? En estos correos no hay esa pregunta, pero si nos detenemos a analizar lo que muestran los comunicados entre estos ejemplares de “valientes soldados” hay una respuesta, una demostración de lo que el ejército de Chile defiende, el estado es lo establecido, es la voluntad absoluta de los dueños de algo ( por algo, entendemos sus medios para generar más ganancias), es un sistema de control, una herramienta con múltiples funciones para asegurar que el poder siga en las manos de quienes tienen capital, en otras palabra una forma velada de dictadura, poco importa que haya elecciones y se elija tal o cual gobernador, el poder sigue estando en manos impropias y ejerce su función en detrimento de la sociedad y las necesidades de su gente y en pro de los intereses de la clase dominante, un ínfimo porcentaje de la población total.

¿La solución? Simple y compleja, atrevernos a mirar de frente los ojos fríos de la muerte. ¿Podemos seguir con un ejército que no ha cambiado en nada su ideología: servir al poder del dinero? ¿podemos esperar de la derecha o la seudo izquierda, en realidad temerosos socialdemócratas, una solución para la gente de a pie? ¿podemos confiar que estos vendedores de humo, que no se atreven a recuperar lo que es de todos los chilenos, las riquezas básicas? ¿con qué recursos implementarán los desafíos de los cambios climáticos o habrá que emigrar cuando Chile sea un desierto irrecuperable? Las respuestas están a la vista, no cruza por su estrecho horizonte dar solución a los problemas fundamentales. Entonces nos queda el recurso supremo, organizar una revolución.

 


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