Ni intervención militar simulada de ayuda humanitaria
por Lucha Indígena (Hugo Blanco)
Mientras la derecha latinoamericana, sirviente del imperialismo yanqui, promueve la gira de Guaidó por nuestro continente, el pueblo de Venezuela sigue resistiendo el doble azote criminal impuesto por el bloqueo imperialista y por la dictadura cívico-militar de Maduro.
La disputa por el petróleo de Venezuela vislumbra el desface del viejo orden mundial de la post guerra (1945) y la necesidad de un nuevo acuerdo imperialista de rapiña. Para EeUu la guerra es un negocio, la democracia un pretexto y Venezuela, al igual que el Perú, un botín. La crisis en Venezuela agrandó a la derecha proyanqui, que utiliza el repudio generalizado contra Maduro y su falso “socialismo del Siglo XXI” -responsable de la corrupción y el hambre que vive el pueblo venezolano con salarios de 6 dólares- para hacer creer que Guaidó resolverá la crisis social y humanitaria.
El imperialismo, sus gobiernos lacayos del “Grupo de Lima” y Guaidó fracasaron en su propósito de tumbarse a Maduro, quien tiene en las fuerzas armadas el apoyo fundamental y por ahora el “apoyo” de Rusia, China. Las condiciones para la movilización autónoma del pueblo trabajador, sin Maduro ni Guaidó, para imponer una salida obrera y popular a la crisis está abierta, pero condicionada a derrotar la postura imperialista de Guaidó.
Esas mismas condiciones son las que impiden a Guaidó profundizar la movilización popular para derrotar a Maduro. No la controla. Por eso, el imperialismo optó primero por una salida negociada, luego por promover un golpe militar y después por hipócrita “ayuda humanitaria”. Guaidó puede visitar el país que quiera, pero nosotros tenemos la obligación de oponernos a su línea criminal que busca promover una intervención militar imperialista contra Venezuela, arrastrando a América Latina a un conflicto de rapiña, muerte y miseria para nuestros pueblos. Por ello, rechazamos categóricamente toda injerencia imperialista como cualquier intento de golpe por parte de Trump, Guaidó y la derecha latinoamericana proyanqui. La receta de Maduro para salir de la crisis, es más de lo mismo, mientras que el voceado, ministro de economía de un hipotético gobierno de Guaidó, Ricardo Hausmann ha elaborado un plan de reconstrucción, al que le llama “Al día siguien- te” que anuncia drásticas medidas afirmando “el corte de pelo ha de ser grande”.
Saltar de la sarten al fuego no es salida. Ni continuismo, ni títeres, ni invasiones extranjeras disfrazadas de “humanitarias” o de “ayudas”.
Por un gobierno independiente respaldado por las organizaciones obreras y populares, para sacar al país de la crisis.
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