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domenica 28 agosto 2016

APAGA LA TV Y ENCIENDE LOS SENTIDOS: REVOLUCIÓN O CAMBIO CIVILIZATORIO (II), por Guillermo Sira (Utopía Tercer Camino)

Revolución es un giro que cambia el orden de las cosas, actores, cambia nombres, reescribe la historia, pero todo a la sombra de la vieja civilización occidental y sus valores. La revolución chavista hizo todo esto: giró hacia la izquierda el caballo del Escudo Nacional, cambió a los adecos por gente de “izquierda”, adecos y copeyanos, de a millones, cambiaron franelas blancas y verdes por el nuevo ropaje rojo, a todo se le cambió el nombre, se apellidó lo que se pudo como bolivariano, se le colocó el remoquete de poder popular a los ministerios, se ha tratado de manipular la historia reciente para dejar sentado que lo más importante en ella ha sido el golpe de estado fallido del 4F y que de allí arranca una increíble épica que sellará la independencia que quedó incompleta en el siglo XIX y se paseó la espada de Bolívar al lado de la petrochequera para afirmar un liderazgo prepago por todo el mundo.
Un cambio civilizatorio es algo mucho más profundo que las revoluciones porque cambia un sistema de valores por otro, donde la vida cobre el sentido que perdió gracias al falso desarrollo, al dinero, al deseo de consumo, de comprar. Contrastemos dos valores claves que pertenecen a las culturas originarias con los valores de la revolución bolivariana en Venezuela.

1er Valor: Poder, autoridad, servicio.

El poder y la autoridad para las culturas ancestrales es sinónimo de servicio

“En nuestras comunidades, la democracia implica que la autoridad es servicio. Que hay rotación en los cargos, lo que impide privatizar la función pública. Que construimos con todos nuestros consensos y por eso pueden volverse obligatorios. Y que cuando empleamos la representación, no delegamos el poder en los representantes: simplemente les damos un mandato preciso y siguen bajo nuestro control. Tienen que mandar obedeciendo.
“La autoridad. Es una función consistente en otorgar un servicio a la comunidad, en contraposición al sentido de poder que tiene en las sociedades occidentales. En nuestra ética, la autoridad se gana sirviendo y se utiliza para servir. Ejerce un papel de padre y madre al servicio de los demás”1.
Con la Revolución que hoy se vive en Venezuela el poder es un trofeo que se ganó, y a los revolucionarios les ha gustado tanto que no quieren perderlo. Si el poder fuera un servicio, los políticos -o mejor los servidores públicos- cumplirían los lapsos correspondientes a sus cargos y quedarían satisfechos y contentos de ser relevados por nuevos actores a quienes correspondería aportar su cuota de sacrificio el siguiente período. Ese sacrificio-trabajo que generó cansancio y desgaste debería ser compensado por un merecido descanso para después reincorporarse a sus respectivas actividades regulares. Pero aquí el poder no es servicio sino negocios, negocios tan jugosos que los servidores públicos desean eternizarse en sus puestos. Partiendo del ejemplo de Chávez (que se inspiró en Fidel), en los países gobernados por la “izquierda”, desde los presidentes de las repúblicas a funcionarios menores, se esfuerzan por ser reelegidos y para eso se empeñan en modificar las constituciones para que permitan la reelección si es posible vitalicia. Es el caso de Ortega, Correa, Zelaya, Morales…
En Venezuela hoy se disputan el poder dos facciones aparentemente antagónicas. Un gobierno de 17 años cuyos dirigentes se presentaron ante el país y el mundo con un lenguaje revolucionario, enarbolando con el fallido golpe de estado de 1992 una lucha radical contra la corrupción puntofijista de los 40 años anteriores. El electorado compró ese paquete de promesas hechas por unos jóvenes oficiales que sacrificaron sus carreras por el rescate de la patria pero muy pronto a la toma del poder del estado, la corrupción se enseñoreó con creces en el nuevo gobierno. La otra facción, AD, Copei (que estaban muertos y enterrados por Chávez) y sus nuevos retoños, quieren regresar al reparto del festín petrolero que hoy disfrutan con exclusividad los revolucionarios bolivarianos asociados con la burocracia cubana. El puntofijismo y el chavismo son una continuidad histórica donde no existen diferencias y no es lícito hablar de los 40 años, sino de los 57 años de etapa post perejimenista donde se mezclaron la democracia representativa adeco-copeyana y un amplio abanico de motes huecos de sentido, como democracia participativa, socialismo del siglo XXI, socialismo democrático, socialismo cristiano, democracia socialista, etc. Este modelo mantuvo un apoyo masivo de los sectores más empobrecidos a quienes se les explotó el amor a la patria, a Bolívar, el antiimperialismo, pero el resultado de sus desmanes contra las arcas públicas que dejaron al país en ruinas terminó con ese apoyo. La autoridad, no ganada por el servicio al país sino en comicios electorales, es usada hoy como poder para imponer un sistema totalitario que traicionó sus propias promesas.

2do Valor: Respeto a la naturaleza.

El respeto por la naturaleza es una condición que prevalece en las culturas originarias

“Cada pedazo de esta tierra es sagrado para mi pueblo… La savia que recorre el cuerpo de los árboles lleva consigo la historia del piel roja… Somos parte de la tierra y ella es parte de nosotros… El murmullo de los ríos es la voz de mis antepasados… Todo lo que le ocurra a la tierra, le ocurrirá a los hijos de la tierra… la tierra no pertenece al hombre; es el hombre el que pertenece a la tierra… ¿Qué ha sucedido con el bosque espeso? Desapareció. ¿Qué ha sucedido con el águila? Desapareció. La vida ha terminado. Ahora empieza la supervivencia”2.
En la civilización occidental la valoración de la naturaleza no es igual y, por el contrario, el ser humano desde su concepción antropocéntrica se cree dueño y señor de ella. La “revolución bolivariana”, hija legítima del republicanismo burgués, de la revolución francesa, de la ilustración y adherida ideológicamente a una extraña amalgama marxista, castrista, cristiana…, lo que es realmente, es profundamente occidental, tomando el término occidente no como un lugar geográfico sino como una concepción del mundo. Ciertamente no se le puede pedir más a este engendro político, pero si se le debe exigir más honestidad.
Para rematar su acción depredadora del ambiente de 17 años, la cúpula gobernante -que se quedó sin discurso ante sus incoherencias hace bastante rato- pretende vender en subasta pública, a más de un centenar de empresas mineras, el 12% del territorio nacional donde se encuentran asentadas etnias milenarias y los ecosistemas más frágiles del continente. Están claros del daño irreversible que van a causar, de la traición a la patria de Bolívar que tanto mientan y del etnocidio resultante, pero están dispuestos a jugarse esta carta porque saben que del Arco Minero del Orinoco depende la viabilidad económica para seguir en el poder. Siguen usando la mentira y la manipulación clientelar a sectores fanatizados o que dependen de un sueldo de funcionario público, de una beca o de la migaja de una misión para sobrevivir. Esta alternativa destructiva y negadora de su falsa verborrea “revolucionaria indigenista” no sorprende a nadie pues es la continuación de una política blanquedora para asimilar las etnias originarias a la cultura dominante, como lo es la pretensión continuada de cambiar sus formas organizativas por los consejos comunales.
Si se llega a imponer la explotación del Arco Minero del Orinoco será un acto absolutamente dictatorial porque viola todo el ordenamiento jurídico empezando por la propia CRBV. Es prioritario trazar una agenda nacional, con proyección continental, que coloque en primer plano la necesidad de detener este acto de barbarie y sensibilizar por todos los medios a la nación entera Abya Yala acerca de los efectos que tendrá este proceso. La agenda de los adecos y sus retoños (VP, UNT, PJ, etc.) y la de los neo-adecos (GPP-burocracia chavista) está claramente trazada y no es otra que la disputa tradicional por la renta petrolera que lleva 57 años y es de esperar entre ellos cualquier pacto que les permita disfrutar del poder. El despertar de la conciencia colectiva adormecida y distraída hoy por la escasez, inflación y creciente pobreza llegará a convertirse en fuerza de cambio histórico, con agenda propia, por obra de acontecimientos inéditos y no predecibles. Cerremos con la reflexión del Subcomandante Moisés en una declaración reciente:
“Esto es el problema que decimos, porque no hay libro, manual que nos diga cómo. Ese libro o manual, todavía no está escrito, está todavía en los cerebros con imaginación, en los ojos listos con mirada de algo nuevo que se quiere ver, en los oídos muy atentos para captar lo nuevo que se quiere”3.

24 de agosto de 2016


1 “América Profunda”. Relatorías, conclusiones y acuerdos del Coloquio, Simposio y Foro realizado del 6 al 9 de diciembre de 2003, en la Ciudad de México.
3El arte que no se ve, ni se escucha”, enlacezapatista.ezln.org.mx, 3 de agosto de 2016.

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