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mercoledì 9 dicembre 2015

“AQUÍ SE ENTREGA LA SOBERANÍA”: ENTREVISTA A DOUGLAS BRAVO, por Víctor Amaya

Presentamos a nuestros lectores dos textos que contienen puntos de vista contrapuestos sobre la naturaleza del gobierno de Maduro.
La entrevista a Douglas Bravo es anterior a las elecciones, mientras que el artículo de Marcelo Colussi (argentino radicado en Guatemala) es posterior. Ambos textos han sido precedidos en estos últimos años por análisis y artículos de sus respectivos autores, que reflejaban las actuales consideraciones. No son por lo tanto dos artículos improvisados. Y ya tanto Douglas como Marcelo son miembros de la Redacción internacional de Utopía Roja.
Estamos orgullosos de poder dar este ejemplo de pluralidad, es decir de la posibilidad de expresar divergencias (inclusive muy fuertes, como en este caso) entre compañeros que comparten una misma perspectiva revolucionaria, aún teniendo formaciones políticas e ideológicas diferentes. Este ejemplo es dado cada día solamente por Utopía Roja, pero debería ser la norma para todos aquellos que aún consideran posible combatir para abatir al capitalismo y al imperialismo a nivel mundial. [Roberto Massari por la Redacción italiana de UR]

Octogenario y aún esperanzado en ver un nuevo orden político en el mundo, Douglas Bravo hace de su apartamento en Parque Central un búnker para las ideas. Rodeado de libros, prensa, documentos y archivos, observa a Venezuela ya no en sí misma sino como parte de la dinámica global. De espíritu aún guerrillero -el más famoso de la historia local y el último en desmovilizarse- asegura haber documentado buena parte de la historia no contada de las luchas políticas venezolanas.
Recuerda a Hugo Chávez como un amigo, a pesar de que su paso por el Partido de la Revolución Venezolana (PRV) fue fugaz, de haber traicionado ideologías, de haberse adelantado el 4 de Febrero y quitarle el carácter civil a la rebelión, de haberse convertido en un mandamás explotador de petróleo contaminante, y de haberlo hecho preso en 2009. “Pero tengo carácter coriano”, dice. La amistad va por encima de las confrontaciones políticas. Lo sabe porque acumula amigos de todos los signos políticos, antes y ahora. Mientras, sigue leyendo y escribiendo, y asegura que es posible un Tercer Camino, como denomina a su propuesta. Tiene ganas de revolución.

En febrero 2009 habló de un “sacudimiento popular”. En abril de este año habló de “la rebelión de la muchedumbre”. ¿Eso llegará?
Esas declaraciones se corresponden con un momento estelar grandioso que vive Venezuela y el planeta. No se trata de una revuelta para producir cambios solo de un gobierno, sino de crear una nueva civilización. Esa revuelta que viene es una ruptura con todo lo establecido.
¿Qué tanta influencia tendrá el venezolano en un proceso así?
Aquí gobernó el Pacto de Punto Fijo por 40 años y fracasó la concepción del llamado “mundo occidental” dirigido por Estados Unidos. Chávez es producto de muchas cosas, impulsado por las emociones del 27 de Febrero, que se capitalizaron negativamente con otro pacto: el del marxismo estalinismo. Han fracasado dos modelos mundiales, el de Estados Unidos y el del marxismo capitalizado por Rusia. La gente se da cuenta por la miseria. Los dos modelos del capitalismo occidental y oriental han fracasado en Venezuela.
¿Entonces a dónde vamos?
A una nueva civilización. Vendrán movimientos, contra este gobierno, habrá sacudimientos sociales. Venezuela está en posibilidad, por esas fracturas de modelos, de producir un tercer camino, una tercera fuerza.
¿De dónde puede surgir ese camino si las estructuras de poder están alineadas a esos modelos prefabricados?
Quien gobierna ahora habla a nombre de un socialismo que no existe. Somos el primer país destructor ecológico de Latinoamérica, y al mismo tiempo Venezuela está alineado al socialismo marxista que fracasó, y por eso hablamos de capitalismo de Estado. Lo habíamos dicho: se armaría una nueva burguesía paraestatal, que tiene más capital que la burguesía aristocrática y además maneja la renta que el país produce, se apropió de ella, y nos condujo al desastre.
¿Del liderazgo actual, alguno está cerca de esta idea de ruptura?
No podemos descartar las corrientes que vienen del gobierno. Víctor Poleo fue viceministro de Energía, y salió porque comenzó a hablar. Orlando Chirino fue el dirigente sindical de Chávez, se salió y tiene su partido político. Y un grupo de militares y sacerdotes, cuyos nombres no se pueden decir, creyeron que había iniciado la era de lo que aspiraban, pero se dieron cuenta que este es el más grande fracaso.
¿Hay quienes aún se retratan con el gobierno y su status quo, pero en su fuero interno saben que brincarán?
Claro. Existen hombre y mujeres que, estando en el gobierno, van a formar parte de las legiones que van a ser la vanguardia de esta nueva era histórica. Es un proceso mundial, pero Venezuela puede romper pronto, y eso comienza enfrentándose a este gobierno que destruyó la economía, causó un desastre ético y una frustración inmensa.
¿Cómo una sociedad puede enfrentar a un gobierno si está empobrecida, frustrada, haciendo colas? ¿Puede tener el impulso, la dedicación y el tiempo para hacerlo?
Cuando se tomó la Bastilla, el pueblo europeo no pensaba que eso era la ruptura con siglos y siglos de dominación eclesiástica y feudal, y resulta que detrás de la Revolución Francesa se fue toda Europa, enamorada del progreso, la industrialización, la fraternidad. Hoy sucede lo mismo a nivel planetario. Es cierto que está planteándose un nuevo “acuerdo de Yalta”, entre Putin y Obama, ambos policías mundiales para detener esa nueva rebelión, esa ilustración pero con nuevo contenido. Ese acuerdo llega hasta Venezuela, que un sector del gobierno está en combinación con un sector de la MUD [Mesa de Unidad Democrática, coalición de partidos políticos antichavistas] porque no interesa desplazar por completo al gobierno con una huelga general, por ejemplo, que desplace al gobierno pero impida entrar a la MUD. Cuando aquí estalle la toma de la Bastilla, se va todo el mundo.
En abril 2009 usted habló de una “huelga general obrera” que pudiera desembocar en una Asamblea Constituyente. ¿Sigue siendo un escenario viable?
Claro. Los problemas de los trabajadores, de los empleado universitarios, las enfermeras, los obreros petroleros, las empresas quebradas de Guayana, Corpoelec, los problemas indígenas, la clase media quebrada como nunca se había visto. Todo eso impulsa un torrente que venga de la montaña y arrastra todo. Eso va a ser así. Esa huelga general puede tener cualquier nombre, pero será producto de un evento constituyente originario. Todos los que se han desprendido hay que unirlos para que Venezuela pueda salvarse.
¿Esto iba a ocurrir aun con Chávez vivo?
La culpa fundamental está en un equipo de gobierno en el que Chávez era principal fuerza y determinante. Si estuviera vivo, esto se hubiera precipitado más rápido.
Bravo en sus tiempos de guerrillero
¿Aún califica a este gobierno como una dictadura militar?
Esta es una dictadura de la época moderna, que te viola los derechos humanos, que te liquida el verdadero concepto de sindicalismo, los partidos políticos se intervienen desde el TSJ [Tribunal Supremo de Justicia]. Es verdad que en anteriores gobiernos se ordenó cerrar periódicos y emisoras, pero ahora hay un modelo nuevo: cómpralo, pásalo, págalo por el doble. Se ha institucionalizado la violación de los DD.HH., junto a la violación del Estado por la droga, la violación a la soberanía con los acuerdos económicos, incluyendo las empresas mixtas. ¿Por qué ningún otro país de la OPEP firma empresas mixtas? Aquí se entrega la soberanía.
¿Maduro termina su período presidencial?
Un acuerdo para que no termine pasa por un acuerdo entre Rusia, Estados Unidos y Cuba. Puede ser que les convenga salir de Maduro porque está muy enfrentado a la población, los obreros, estudiantes, los indígenas, la intelectualidad, los periodistas. Eso puede ser, como ha sucedido otras veces. Sacrificamos a éste para no modificar el proceso que se adelanta.
¿El chavismo como proceso, como idea, como factor unificador, se acabó? ¿Lo que hay son remanentes?
El chavismo ha sufrido un golpe fuerte a nivel popular, pero también a nivel de intelectuales. El grueso antes decía “Maduro vete pa’l carajo, me quedo con Chávez”, ahora es “Chávez al carajo”.
Luis Miquilena afirmó que Chávez fue un gran fraude. ¿Lo secunda?
Yo hago otro calificativo. Miles de gentes que han profesado una ideología, la han abandonado, traicionado. Chávez profesaba una ideología de ruptura con el capitalismo occidental y con el soviético, y eso no lo puso en práctica en nada.
¿Siguió siendo amigo de Chávez hasta el final?
Fuimos amigos. Me mandaba mensajes con gente. Eso se mantuvo hasta que la crisis ya se veía. Cuando tomó el camino de meterse en el modelo soviético, fue la última vez que me mandó un mensaje. Eso fue en el 2010 o el 11.
¿Conversa con Alí Rodríguez, con José Vicente Rangel, con Tarek William Saab -su pupilo-?
A pesar de las diatribas políticas, yo he mantenido la creencia de la amistad. No los veo, tengo tiempo que no hablo con ellos, sé que lo que va a venir de esfuerzo grande del pueblo por cambiar esto, ellos van a quedar en situación difícil. A lo mejor tratarán de incorporarse a ese vendaval popular que va a venir.
Este año usted hablaba de que el poder estuvo concentrado en Miquilena, luego en el PPT [Patria Para Todos], después en José Vicente Rangel y ahora en Diosdado, ¿quién es el poderoso?
Diosdado representa a una fuerza económica y militar. Y otra: cuando él llegó al poder era antisocialista y era bien visto por Estados Unidos. Yo creo que todavía es bien visto por ciertos factores. Ahora, él no ha hecho un pronunciamiento sobre el socialismo. Sigue siendo un factor real de poder, como lo es José Vicente en este momento.
¿Qué tanto poder tiene Maduro?
A él le tocó una crisis donde factores de poder distinto lo asumieron, cuando antes se lo habían entregado a Chávez. Le limitaron el poder.
En 2011 defendió la abstención como parte de esa “huelga general”. De cara al 6D, ¿va a votar?
Ni me he inscrito. Nunca he votado. La abstención no es permanente. Cuando convoquemos desde un nuevo poder a una Constituyente originaria, votaré. Pero ahorita no.
¿El 6 de diciembre se inscribe dentro del proceso de ruptura que usted esboza?
Es un punto incómodo para las dos fuerzas. Para el gobierno, porque sabe que la mayoría está en su contra. Para la MUD, igual porque ya hay rechazo a la MUD, como sindicalistas, académicos que dicen que la MUD no sabe ser oposición.


La Razón, 6 de diciembre de 2015.

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