(18 de septiembre del 2011)
En un principio pensé titular
este artículo; La neta de la cultura en un país que se mueve, pero no avanza,
luego estimé que desde la propia visión, que desde México se tiene del país, es
de donde debía salir el título de este escrito, que intenta dar cuenta, en
general, del fenómeno de la cultura. Es real que el país se mueve, pero no
avanza, como también es real que el país se desangra, pero no muere o que el
país necesita soluciones que no se asumen. En definitiva México hoy es un país
que se mueve en estancos cerrados, pero parece ser un país abierto a todas las
probabilidades. Nada es mágico ni ocurre por azar o capricho, hay una línea de
conducta que se acumula en una u otra dirección hasta que la realidad produce
lo que hoy es México, un país que tiene todo y es nada, un lugar ideal para
vivir, donde la vida no tiene sentido.
Hablar de cultura es, en primer
lugar, hablar de una imposibilidad y de varias constataciones según sea la perspectiva
del que habla. Imposible ponerse de acuerdo sobre una definición de Cultura que
sirva a todos los propósitos de análisis de la cultura y su papel en lo que
hace y es el ser humano en un momento social dado. Las constataciones dicen
relación con la necesidad de aclarar en qué sentido estamos hablando de
cultura, otras constataciones son que en un país existen y coexisten muchas
culturas, culturas que responden a un patrón de conducta, deseado o no, en un
momento y lugar preciso. En este sentido podemos hablar de cultura de la
violencia, cultura de la corrupción, como de cultura regional o cultura de las
soluciones que nada solucionan o cultura del desprecio por la realidad del ser
humano medio, etc, etc.
Para entendernos, necesario es
definir que significado le damos a la palabra cultura.
En los tiempos que corren el
mayor diccionario enciclopédico está en internet, he recorrido muchas páginas
en busca de una definición, para mi sorpresa encontré de todo, que es casi lo
mismo que decir nada. Seguimos en el limbo de que no existe una definición que
recoja, de una manera aceptable para todos, lo que se quiere significar con la
palabra cultura. Diferencias más, diferencias menos, el pantano sigue allí,
salvo que en cualquier pantano crecen hermosas flores.
La Unesco, en 1982, declaró:
“…la cultura da al hombre la capacidad de reflexionar sobre sí mismo. Es ella la que hace de nosotros seres específicamente humanos, racionales, críticos y éticamente comprometidos. A través de ella discernimos los valores y efectuamos opciones. A través de ella el hombre se expresa, toma conciencia de sí mismo, se reconoce como un proyecto inacabado, pone en cuestión sus propias realizaciones, busca incansablemente nuevas significaciones, y crea obras que lo trascienden.
(UNESCO, 1982: Declaración de México)
Un bella flor en el pantano. En
resumen se nos dice que cultura es la creación cultural, esto no define lo que
es cultura sino que da cuenta de lo que dentro de una cultura se produce como
objetos y hechos culturales.
En una de las tantas páginas
visitadas alguien responde a la pregunta: ¿Qué entendemos por Cultura? , en los siguientes términos:
“Cultura es todo lo que existe en el mundo, y que ha sido producido por la mente y la mano humana. Por ejemplo, las fiestas, los alimentos, los sistemas políticos, la manera de pensar, la ropa y las modas, los medios de convivencia, el daño al medio ambiente, la manera de jugar al fútbol, la guerra y las armas, los actos humanitarios… Todos éstos son productos culturales porque han surgido de la creación humana y de su manera de entender, sentir y vivir el mundo, lo mismo que el Internet, que en los últimos años ha revolucionado la conducta humana cambiando la manera de pensar y coadyuvando al desarrollo global intercultural a velocidad impensable. Por eso también se dice que la cultura es la forma, para bien o para mal, como el ser humano ha modificado la naturaleza.”
En síntesis, cultura es una forma de ver el mundo e interactuar con
él, es toda intervención y/o creación humana, material o inmaterial (creencias,
valores, comportamientos y objetos concretos), que identifica a un determinado
grupo de personas, unificándolo entre si y haciéndolo distinto de otro grupo.
Dicho de otro modo, cultura es la manera como los seres humanos desarrollamos
nuestra vida y contribuimos a modificar el mundo en la parte donde habitamos o
irradiamos nuestra acción; por tanto, cultura es también el desarrollo,
intelectual o artístico como un producto cultural específico de la cultura
general. Es un sello de identidad y diferencia.
La cultura no existe al margen de la sociedad, toda sociedad humana es
una cultura, pero a la vez en toda sociedad existen diversidades culturales, si
entendemos el conjunto de la sociedad como una organización, dentro de ella la
cultura serían los valores que posibilitan el movimiento de esa organización,
los valores que la perpetúan, dándole continuidad, y los valores que la
cambian, dándole adaptabilidad, pues la cultura recoge un legado histórico y agrega
nuevos aportes e incide en la sociedad reformulando a su vez la sociedad y la
cultura. Es una producción colectiva y esa producción es un universo de
significados, transmitidos por la familia y las instituciones ideológicas de la
sociedad, y está en constante formulación y reformulación de contenidos y
resultados concretos.
Con frecuencia se dice que el ser humano es social y se da por sabido
lo que eso significa. Lo social del ser humano está dado por la imposibilidad
humana de vivir al margen de otros seres humanos. Cada uno de nosotros necesita
del concurso de otros para la satisfacción de sus necesidades y cada uno de
nosotros participa en el proceso social, es decir en los resultados de una
cultura. Cada ser humano es social (entendido el hecho social como una
imposibilidad y muchas necesidades), es decir, se integran a la cultura, a la
sociedad, y esta lo integra a él. Cada ser humano es parte de una cultura y
desde ella contribuye a que esta sea lo que es, mediante la aceptación de lo
que hay o mediante su lucha por modificar lo existente.
Adquirir y ser parte de una cultura dada es un proceso de
socialización que se da desde el nacimiento y forma a las personas en miembros
de una cultura. Este es el proceso que convierte progresivamente a un recién
nacido, con un muy limitado repertorio de conductas, en un sujeto social
autónomo, más o menos capaz de desenvolverse por si mismo en el mundo en el
cual vive. Mediante este proceso de socialización el ser humano adquiere una
identidad, un sentido de pertenencia a
una cultura y unas determinadas capacidades para responder socialmente, como el
idioma, los hábitos, las costumbres y alguna especialidad que le permite una
mejor inserción en la sociedad, es decir le permite una mejor participación en
la cultura de la cual es parte integrante. En este proceso también se
transmiten los “valores” sociales, que son los valores de la clase dominante.
Cada ser humano es una individualidad con una personalidad única y por
lo mismo, siendo un ser social que comparte el mundo junto a otros siete mil
millones de seres humanos, es una persona única con una conducta social única,
es decir cada ser humano, teniendo los valores de la sociedad, siendo parte de
una cultura dada, tiene su propia forma de participar. Esta unicidad de
conducta le da la falsa noción de creer que desde su unicidad no puede hacer
nada por cambiar el mundo o que lo suyo tiene mayor valor que lo del otro, es
la falsa conciencia, la ideología que le permite aceptar como natural lo que es
antinatural, justificando lo injustificable, conformándose con “un destino”
definido por otros, viéndose a si mismo mejor o peor de lo que realmente es.
Este ser social, diverso en su unicidad, confronta los dilemas del
diario vivir con la cultura adquirida del medio en que vive, esta cultura tiene
los sellos indelebles de la ideología dominante y tiene su base social en la
forma en que los seres humanos interactúan unos con otros. Como la
característica fundamental del ser humano es el trabajo, el ganar el sustento,
estas relaciones humanas tienen como base las relaciones que se dan en la
producción de bienes materiales y, a veces, bienes espirituales o
intelectuales. La cultura no está al margen de la sociedad, pues nada se
produce al margen de la sociedad. Por lo mismo podemos decir que no hay acto
humano al margen de la cultura. Distinto es el valor moral o inmoral que
determinada cultura tenga, como así mismo es algo completamente distinto lo
moral o inmoral de la actuación de cada individuo dentro de una cultura X. Uno
de los elementos que se deben tener en cuenta para entender las
particularidades de lo cultural y lo moral – inmoral, lo valorativo, es el
contexto social en que se producen.
Volviendo a la definición de cultura que manejamos, debemos decir que
la cultura es una red de significados que permite, a las personas que la
comparten, darle sentido tanto a sus prácticas como a sus producciones sociales
y a la vez entender el sentido que los otros aportan. En esencia queremos decir
que la cultura es un contexto social de producción e interpretación de
significados y que, como es un contexto social, hay tantas culturas como
sociedades (en su acepción más general) y grupos sociales (en su acepción más
particular).
Desde los inicios de la vida humana hasta nuestros días de
deshumanización de la vida en sociedad, hay una larga acumulación de cargas
semánticas atribuibles a las palabras y estas son un intento de comunicación
que da cuenta de la relación entre los seres humanos y entre estos y la
naturaleza.
Cada idioma es una respuesta cultural al medio en que se ha
desarrollado ese idioma, entre las muchas dificultades gramaticales que cada
uno registra, enfrentamos dos tipos de problemas que dificultan el proceso comunicacional, uno es
que muchas veces una palabra resiste varios significados y el otro es que hay
significados que se definen con varias palabras. Este detalle confunde o deja
espacios grises que posibilitan una interpretación errónea de lo que se ha
querido significar.
Aparte de este detalle de incomunicación, nos encontramos con que el
idioma de uso común, no es compartido en la misma medida por todos, unos muchos
dominan poco el habla y unos pocos lo dominan mucho. La comunicación va de un
acto que se ejerce hacia un público que se entiende está en condiciones de
comprender el mensaje hasta el acto ejercido sin público definido, asumido como
una generalidad manipulable, entonces se entregan mensajes ambivalentes, se
oculta parte de la verdad, se aseguran hechos que no son, se recurre a palabras
comodines que pueden dar diversos significados envueltos en una aureola de
misterio y respeto. Se informa sin informar, se pretende que el interlocutor
crea algo, no que sepa una verdad, se le dirige para que llegue a conclusiones
falsas asumidas como verdaderas. En este sentido el acto de comunicación pierde
su esencia que es transmitir significados.
Todo acto de comunicación, que es una intención de transmitir
significados, se transforma en un acto fallido, pues junto al hecho del no
pleno uso del idioma, es decir el hecho de no entender todos los significados,
no comprender plenamente todos los mensajes escritos y hasta no ejercer el
deleite de la lectura sistemática, se agrega la intencionalidad manipuladora de
quien emite un mensaje, con el propósito de producir una respuesta que le sea
favorable.
Es el uso y el abuso del lenguaje lo que en parte nos ha permitido
llegar a ser lo que somos y también en cierta forma es el lenguaje lo que nos
permite estar donde estamos, son sus valores y sus dobles sentidos y sus
ambivalencias que permiten el entendimiento, la mala interpretación, la
manipulación y la duda, siempre y cuando nos detengamos a analizar lo dicho por
el otro, asunto que no siempre es posible, pues mucho de la comunicación se
hace en breve espacio ya sea para dar una orden o para entregar una información
reducida y con ella producir una respuesta. Un análisis pasa por cierta
capacidad, cierto interés, tanto de quien comunica como de quien recibe la
comunicación y esto, en la mayoría no se da. Decimos libertad y entendemos algo
que generalmente no existe, pues en la sociedad humana nadie puede ser
absolutamente libre, estamos todos supeditados a tres tipos de menoscabo de la
libertad: la cultura que impone ciertas conductas y castiga otras, la economía
que imposibilita a muchos disfrutar de “su libertad” y la naturaleza que impone
condicionamientos como la temperatura, la geografía con sus obstáculos y/o los
desastres “naturales” . Decimos democracia para significar un derecho que en
realidad es simplemente un juego que se repite cada cierto tiempo sin que logre
ser la expresión de un derecho ni una participación ni un respeto pleno por la
voluntad de la mayoría, Es la minoría que detenta el poder la que impone sus
decisiones al resto.
Una cultura, que es transmisión
de significados, es también historia acumulada, es pasado y presente, es
proyección de futuro, pero sobre todo es memoria y olvido. Se recuerda lo poco,
que puede ir de lo impactante, trascendental, hasta llegar a lo trivial, sin
trascendencia y se olvida lo mucho, que en esencia es la historia toda de los
hechos acontecidos en un largo periodo.
Yendo a la neta de la cultura en
el México de hoy podemos resumir ocho puntos esenciales:
1. De un tiempo remoto, perdido en
lo incierto, y muchas veces meramente especulativo, se va formando lo que hoy
tenemos como país llamado Estados Unidos Mexicanos, más conocido como México.
Es decir hay tremendas lagunas de formaciones culturales cuyo pasado se ha
perdido, es como si viniéramos de la nada. Para remediar esta incógnita se
levantan voces interpretativas, pero la verdad sigue siendo otra, pues ninguna
de esas interpretaciones o conocimientos parciales puede transmitirnos una hora
de lo que fue la vida en cada una de esas culturas.
2. Desde que hay un conocimiento
más certero de lo pasado se comprueba que la cultura ha resistido
luchas intestinas, guerras
fratricidas, asesinatos políticos, desmanes del poder, resistencia de pocos a
nombre de las mayorías, siempre sin voz. La historia la cuentan los vencedores
y por supuesto viene con la visión de ellos.
3. Si la cultura es todo lo que
existe en el mundo, y que ha sido producido por la mente y la mano humana,
también es lo acumulado, la historia con sus aciertos, perjuicios, prejuicios,
desaciertos, omisiones, represiones, luchas y actos sublimes, que aunque no se
cuenten oficialmente, están presentes en la gente en forma de mitos. En este
sentido el México actual es la suma de su historia con sus oscuridades y luces.
4. Esta historia es, desde la
revolución mexicana a la fecha, una historia de transgresiones, corrupción y
asesinatos. Como también es de la ideología que de un lado posibilita esa
historia y estos resultados hasta la ideología que lo justifica.
5. Toda cultura es la suma y en
esta suma hay la rebelión, la revolución, el cambio necesario, la visión
conciliatoria, la negociación, la ingenuidad de creer en los que son enemigos
de la verdad y también está lo sublime de la creatividad puesta al servicio de
una causa y/o los resultados del quehacer cultural. Esto último, por mucho
brillo que tengan algunos intelectuales, no es lo dominante.
6. Lo dominante en el México
actual es la corrupción como característica cultural. La corrupción está ahí
como la madre de todos los males.
7 De aquí se deriva el que muchos
sean víctimas, que miren para otro lado, que sobrevivan a pesar de todo, que
asuman el conformismo y lo peor de todo es que la corrupción aumenta a un ritmo
mayor que los recursos del país. La corrupción institucionalizada por el
partido muchos años en el poder (PRI) ha degenerado ahora en el mayor y peor
negocio de México; el Narco, con sus criminales variantes de acumulación
originaria, como ser: el narcotráfico, el asesinato selectivo, el control del
aparato represivo y político del país, el rapto de personas, sea para cobrar un
rescate sin devolver al raptado o para que estos trabajen como esclavos.
8. El Gobierno ha emprendido una
guerra que no está en condiciones de ganar, llegando a niveles mayores de
bestialidad en la guerra del narco contra el escaso poder del gobierno y de
este contra los narcos en creciente control de la economía y el aparato del
estado por medio de la policía, el ejército y el poder legislativo.
A esto hemos llegado en muy poco
tiempo. La vida en sociedad está en peligro, el país todo puede desintegrarse y
quedar en manos del más fuerte, que aunque debilitado hoy, aún está en
condiciones de hacer nuevas guerras y
someter voluntades. Como vemos, estamos pasando del México tan cerca de Estados
Unidos y tan lejos de Dios al México con el infierno dentro y sin ningún cielo
a la vista.
Salvo que la solución última y
óptima es la cultura. Para que así sea quienes están en esa cultura deben verla
como un arma de mortal efectividad. Ningún ejército del mundo ha ganado jamás
una guerra contra todo un pueblo. En México estamos lejos de lograr que el
pueblo mexicano ejerza su fuerza en defensa de si mismo, al contrario los
narcos han logrado una proximidad de identidad y hasta de solidaridad con la
gente que los ve menos peores que el gobierno y sus aparatos represivos e
ideológicos.
La neta de la cultura hoy es
que desde la cultura se debe, se puede (falta que se quiera), asumir la defensa
de México en lo mejor de su cultura, aquello que ha sido manipulado, ocultado,
olvidado intencionalmente, aquello que es identidad es hoy salvación. Para
ello debieran darse algunas premisas como parte del proceso de las soluciones:
I) Armar un movimiento cultural
que asuma el rescate de lo mexicano, en el respeto por las diversas culturas y
con propuestas de sociedad sin los patrones mentales que han posibilitado
llegar hasta donde hoy estamos. Este es el lugar posible que se encuentra en la
confluencia de un lago y unos errantes viajeros que ven como un águila devora
una serpiente.
II) A la ideología del desprecio
anteponer la ideología de las soluciones. El problema no está allí para impedir
el paso, está para asumir la audacia de la solución.
III) Parte de las soluciones es
que quienes sufren las consecuencias de los desmanes de los poderes en juego se
vean como la solución, en el poder de ser ya no más espectadores sino actores
de su propio destino.
La implementación de estas
premisas puede revestir diversas variantes, eso ya es asunto de quienes asumen
la osadía de enfrentar los ojos duros de la muerte y es creación heroica
que las generaciones actuales deben implementar con la mayor audacia y rapidez.
De no ser así, ya no habrá mucho que defender, pues habremos perdido la guerra
por una cultura humana a la altura de las mejores potencialidades humanas.
¡Creadores a crear la salida!
¡Ahora, qué mañana es tarde!