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sabato 29 giugno 2024

AL AÑO DE LA MUERTE DE HUGO BLANCO

por Lucha Indígena


Hace un año, nuestro compañero Hugo Blanco decidió morirse. 
Con el cuerpo agotado por su incansable andar, aceptó la muerte con la misma valentía y naturalidad con que la había enfrentado tantas veces. 
Lo quiso matar el estado, el gran capital y también cada pequeño reyezuelo al que se enfrentó. Pero la gente le quería y le cuidaba. 
La madre tierra también lo quería y lo protegió en medio de la guerra contra los pueblos y sobrevivió siempre. 
Era terco Hugo y el 25 de junio quiso irse y se fue.

Quienes lo conocían lo vieron irse muchas veces.
Estaba sentado, tal vez en una plaza o comiendo en un mercado,
y se le acercaban para decirle,
“¿Es usted Hugo Blanco? En mi pueblo estamos luchando.”
Entonces sacaba su libretita, buscaba en su agenda
el día más próximo posible y para allá iba.
Sabía que su presencia daría fuerza y confianza.
Luego partía, hacia otra lucha local. La defensa de un río, de una laguna, de un bosque; la lucha por el acceso al agua, a la tierra.
No creía en partidos políticos, ni proyectos nacionales, ni grandes líderes.
“Ahora lucho por la Tierra con mayúsculas,
porque la humanidad no se extinga”, decía.
Era testarudo Hugo y tras conocer la experiencia de la lucha indígena
en toda el Abya Yala, el Kurdistán y el mundo,
no pensó nunca más en que hubiera otro camino para la humanidad
sino el que marcan los pueblos y las gentes arraigadas a un territorio.

Para entramar esas luchas y resistencias,
para visibilizar la gesta de los miles de pueblos y comunidades
que enfrentan el ataque del capitalismo contra la madre tierra
sobre sus propios ríos, sus propios campos, sus propios cuerpos;
Hugo fundó Lucha Indígena.
Hoy, al año de su muerte 
iniciamos una travesía que irá desde eso que llaman México hasta el Cusco, 
la tierra donde Hugo nació, nuestro territorio aún violentado,
con el mismo objetivo: recoger la voz colectiva de las hijas e hijos
de la madre tierra en resistencia contra la muerte y llevarla más allá,
a donde también luchan por la vida, por la humanidad y las generaciones futuras. 

Seguimos el camino recorrido por Hugo sobre este continente de maravillas atacado por la violencia de los ambiciosos, y lo hacemos de la mano y abrigados por la comunidad de pueblos, procesos, movimientos y resistencias, 
de luchadoras y luchadores que, como el mismo Hugo Blanco,
incansables e incorruptibles, creativas y resilientes,
son el espíritu y el corazón de esta humanidad.  

¡Tierra o muerte!
¡Venceremos!



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