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lunedì 30 agosto 2021

EL COVID Y AMERICA LATINA

por Jan Lust

 

El siglo XX presenció tres pandemias vinculadas con la gripe. En 1918 cobró cuarenta millones de vidas a nivel mundial. Cuarenta años después, en 1958, se presentaron dos millones de víctimas y, en 1968, otro millón más. La Covid-19, primera pandemia del siglo XXI, lleva algo casi cuatro millones de muertes a nivel mundial desde enero de 2020 hasta el presente.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), habiéndose desplegado el pico de contagio viral a nivel mundial, se espera durante 2021 una reducción progresiva del número de infectados y muertes con posibilidades de nuevas oleadas con diferentes temporalidades. Estos ciclos serían menos recurrentes por el desarrollo de inmunidad colectiva, y eventualmente asimilaría niveles de contagio parecidos a la influenza común. De acuerdo a este planteamiento, la situación de reducción dependería en gran medida a los esfuerzos actuales por minimizar el contagio y de proteger del peligro a los más débiles (ancianos y enfermos sistémicos) mediante la vacunación colectiva. 

Las estimaciones de la OMS parecen sueños infundados. A nivel mundial la cantidad de contagios en 2021 continúa elevándose siguiendo la tendencia de 2020, mientras que la cantidad de vacunados es todavía incipiente, particularmente en las regiones del sur mundial. En abril de 2021 se ha llegado a 162 millones de personas contagiadas, aproximadamente el 2% de la población mundial. Por otro lado, la brecha de producción, distribución y consumo de vacunas entre países desarrollados y países dependientes es abismal. Mientras que Israel tiene casi el 60% de su población total vacunada con las dos dosis, 5 millones aproximadamente, o Reino Unido casi el 50%, algo más de 35 millones personas, en países como Bolivia tan solo se ha logrado un 1,5%, 171 mil personas y en el Paraguay el 0,8%, es decir 60 mil personas. 

El desarrollo de vacunas por varios laboratorios de investigación privada ha contado con importantes aportes de dinero público, además, de la apertura al intercambio, más o menos desinteresado y solidario, de descubrimientos desarrollados previamente por la comunidad científica internacional. Se estima que, a nivel mundial, la inversión pública para la concreción de la vacuna asciende a los U$18.500 millones. En esta línea, la liberación de regulaciones para protocolos de prueba, tratamiento y seguimiento del proceso post vacuna, entre otros aspectos, ayudan a entender el alto impacto de presupuesto público en este proceso.

venerdì 20 agosto 2021

CHILE: EL PRÓXIMO DESASTRE ¿ES EVITABLE?

por Tito Alvarado

 

Miremos por donde miremos el asunto nacional en Chile, veremos que el país todo es un problema. Situados en cualquier día de agosto del año 2021, estamos frente a asuntos trascendentes que se están discutiendo y asuntos menores que los poderes diversos imponen como realidad.

Los elementos del problema se mueven, pero las soluciones no avanzan. Mi hermano Hugo, cada vez que enfrentaba un problema decía, como apurando la causa: una cosa muerta no le puede ganar a una cosa viva. Y la “craneaba” un poco, hasta encontrar la solución. Hace mucho tiempo que es un simple juego de egos el moverse, sin ocuparse de avanzar ¿qué nos han demostrado los resultados de pequeñas batallas dadas sin mayor convencimiento hace unas cuantas semanas atrás?

Hoy enfrentamos: más de lo mismo o un cambio radical. Más de lo mismo es prolongar la agonía, sumar un desastre más a la larga lista de desastres, un cambio radical presupone una forma distinta de hacer las cosas, ahora, solo que los agentes de cambio se mueven de acuerdo a las reglas del juego que han fijado, desde siempre, los poderosos.

Hay una posibilidad histórica de introducir cambios, creando una constitución a medida de las necesidades del país todo. La izquierda no actúa unida y la derecha mueve sus pocas fichas, empantanando el cometido principal de los constituyentes. Para peor de males, los poderes actúan con todo a su favor, los emergentes, enfrascados en luchas menores, no vamos sacando lecciones del constante batallar ni proponemos las acciones de peso que marquen la cancha con los nuevos rumbos. El presidente se ha extinguido, sin embargo no cae, lo sostiene el poder en las sombras y nadie se atreve a decir en voz alta: todo el poder a la asamblea constituyente.

martedì 17 agosto 2021

PER GINO STRADA

R. Petrella, R. Savio, R. Massari

 


È morto a 73 anni Gino Strada, una delle figure più importanti italiane ed europee nel campo dell'impegno civile per la vita degli altri. Medico, chirurgo, pacifista e strenuo oppositore della guerra e della violenza, era il fondatore dell’Ong Emergency, che ha allestito 18 ospedali in tutto il mondo in paesi dilaniati dalla guerra come Afghanistan, Iraq e Sudan.

L'esistenza di persone come Gino Strada è un potente schiaffo alla credibilità di tutti i nostri gruppi dominanti che glorificano il potere, l'innovazione tecnologica, la sicurezza nazionale e spendono 2 trilioni di dollari l'anno in armi, per conquistare, uccidere, dominare. E lasciare spudoratamente la salvezza di centinaia di migliaia di feriti, malati e sfollati nelle mani di persone di buona volontà, come Gino Strada.

Questi gruppi prepotenti dovrebbero essere processati e condannati per crimini contro l'umanità. Le guerre devono essere bandite

Riccardo Petrella, Roberto Savio – Agorà degli Abitanti della Terra

                                                                    * * *

Mi associo all’appello, aggiungendo che ho sempre considerato Gino Strada una perla anomala sulla scena politica italiana. Non è paragonabile a nessuno dei politici o dei personaggi più noti. Insisto sul nessuno.

In primo luogo per la sua totale indipendenza dallo Stato: quando il governo Prodi gli offrì del denaro, lo rifiutò dicendo che non voleva prendere soldi da chi portava la responsabilità di provocare le vittime. 

In secondo luogo perché non si fece condizionare dalla presunta appartenenza alla «sinistra»: non ebbe problemi a denunciare il governo D'Alema corresponsabile diretto dei bombardamenti su Belgrado. Così come non volle avere niente a che fare con Cossutta, Bertinotti, Rifondazione e i Verdi che il 19 luglio 2006 votarono compatti e unanimi la missione italiana in Iraq.

In terzo luogo perché pur vivendo in mezzo alle peggiori guerre della nostra epoca, è rimasto un antimilitarista convinto e non ha mai smesso di esprimere disprezzo per i parlamentari, ministri ecc. che anno dopo anno votano e confermano le varie missioni di guerra italiane all’estero (intendo PD e M5S, perché degli altri non è il caso neanche di parlare). 

In quarto e importantissimo luogo perché è stato uomo d’azione, che si è rimboccato le maniche e ha fatto ciò che ha potuto per fermare il degrado morale, politico, climatico e sanitario del pianeta Terra.

 

Quest’uomo ha avuto il coraggio di andare controcorrente, di essere politicamente scorretto, di dire ciò che pensava e di fare ciò che diceva. Tra i personaggi noti del dopoguerra mi viene in mente solo un altro che abbia agito come lui, dicendo ciò che pensava e facendo ciò che diceva.

Ora siamo tutti un po’ più soli.

Hasta siempre, Gino!

Roberto Massari  


Nella diffusione e/o ripubblicazione di questo articolo si prega di citare la fonte: www.utopiarossa.blogspot.com

mercoledì 11 agosto 2021

EL CAMINO NOS SIRVE PERO TAMBIÉN NOS ENSEÑA

por Lucha Indígena

Un extranjero que visito el Perú a mediados del siglo XX, decía que nuestro país, sobretodo, es un camino. Ninguna otra calificación lo expresa mejor porque el Perú no sólo es montaña, no sólo es la selva, no sólo es una costa de dos mil kilómetros, tiene valles, llanuras, estepas, desiertos y ríos que se escapan pronto por las fronteras o se lanzan al mar.

Desde las más antiguas culturas que se pierden en los milenios, los peruanos nos hemos buscado, nos hemos acercado para conocernos y aprender porque el camino nos sirve pero también nos enseña. Así diferentes como somos, algunos abiertos y ruidosos como el mar, otros abrazados y acurrucados por los apus, otros templados por el viento y la puna, otras más tendidas sobre los ríos y la selva; así, todos diferentes, nos hemos buscado para compartir la maravilla de nuestras tierras y disfrutar la maravilla de las demás.

Esa es la base de nuestras culturas, la diferencia y la complementariedad. Pero esa cultura, los pueblos que portamos esa cultura de diferencias y colaboraciones y que bien y mejor podría extenderse naturalmente a toda el Abya Yala, hemos vivido y vivimos todavía una ficción, una mentira. El actual ministro de relaciones exteriores del Perú, el ex guerrillero Héctor Bejar, dice que el Perú oficial tuvo que mentirse a sí mismo y mentirle al país para poder existir. “En el Perú lo privado siempre ha sido predominante. El Perú es un país que tiene dueños. Todos los conocemos.

Y siendo que tiene dueños no puede ser una república. La tarea después de 200 años es una sola: acabar con esa ficción.”

Cómo no sentir la necesidad de acabar con esa mentira también en México, en Chile, en Brasil, en Nicaragua, en Colombia (¡qué ganas de abrazarles hermanas y hermanos por tanto dolor!) Las noticias se acumulan, las listas de espera se incrementan, la contaminación se expande y sólo acabar con la mentira podría liberarnos. Lo sabemos. Acabar con toda esa mentira para construir una verdadera democracia y, de una vez, nada más concentrarnos en curar la madre tierra para curarnos.

En el Perú de hoy, las élites de izquierda, centro y derecha no saben ya cómo evitar que los hombres y mujeres del campo y de las barriadas nos llenemos de esperanza, nos organicemos, nos conectemos y adquiramos para nosotras mismas la confianza y la dignidad para gobernarnos. Tenemos todo el derecho de gobernar. A los que disfrutaron de la ficción y la mentira por tanto tiempo, aunque fuera “sin querer”, no les convence la verdad.

La ven excesiva, desordenada, peligrosa. “¿Qué hace ese tipo allí?, dicen. No da la talla.” En sus pantallas intentan una y otra vez borrar la cara de esos campesinos, de esas trabajadoras, de esos indígenas que se han metido al gobierno.

Este texto no es pro gobierno o pro estado. Este texto es un llamado a la oportunidad que ofrece la coyuntura política para tejer una trama social que nos de dignidad, reconocimiento, justicia mínimamente. No como dadivas del estado, sino como conquistas sociales que el poder económico y las élites le han negado a millones de hombres y mujeres a punta de balazos, invisibilización y desprecio puro.

En ese sentido, hay otras mentiras que debemos derribar también en nuestros corazones, en nuestrxs hijxs, en nuestras familias y comunidades desde las mujeres, las disidencias, desde nuestras lenguas, nuestros territorios, nuestros alimentos, nuestros sueños, nuestras aguas.

Tenemos todo el derecho de gobernarnos y de poner en lugar de esa mentira y ficción nuestras vidas. Recién estamos empezando.

Haylli!



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domenica 1 agosto 2021

GUATEMALA: LA POBLACIÓN YA NO AGUANTA MÁS

por Marcelo Colussi

 

Desde hace algún tiempo, la ciencia social estadounidense habla de Estados fallidos. Concepto engañoso, por cierto. Los Estados no fallan. Si en todo caso hay sociedades que viven en la mayor pobreza o, mejor dicho: con enormes asimetrías a partir de una inequitativa distribución de la riqueza entre clases, eso es producto de su propia historia, de su dinámica económico-social y política. Los Estados son el mecanismo que termina legalizando esa situación.

 

En ese sentido: ¡no fallan! Los Estados, contrariando la “ingenua” visión escolar que los muestra como árbitro social neutro, como organizador de la vida civil, en realidad representan la violencia institucionalizada de la clase dirigente. Los Estados capitalistas defienden la propiedad privada de los medios de producción. Punto. Si además pueden dar servicios públicos (salud, educación, infraestructura básica, seguridad): bien (tal como pasa en el Primer Mundo). Si no los dan (la cruda realidad del Sur global), “que la población se aguante”. En los países pobres los Estados no fallan: no ofrecen buenos servicios, pero controlan al milímetro la seguridad de los capitales. En el Norte, donde hay más recursos, su función es la misma: se permiten dar mejores servicios públicos, pero básicamente están para asistir a los capitales (recuérdese de la cantidad interminable de salvatajes que realizan ante las grandes quiebras).

 

Ahora en Guatemala estamos en el año del Bicentenario. ¿Qué se festeja? ¿Independencia de qué? Las grandes mayorías, pueblos originarios y mestizos pobres, no tienen nada que festejar. Continúan los mismos males de siempre, agravados en forma exponencial por la crisis sanitaria que se vive desde el año pasado. En otros términos: Guatemala sigue postrada. Si alguien tiene algo para festejar son los grupos privilegiados, herederos en muchos casos de los amos durante la Colonia, los mismos que ahora siguen detentando la propiedad del Estado-finca que es el país. Y seguirá postrada mientras continúe siendo un país con las características actuales: capitalismo pobre, dependiente, agroexportador, mirando siempre a su amo imperial de Estados Unidos, racista y patriarcal. 

 

El Estado, ya con 200 años, trabaja solo para mantener los privilegios de la elite dominante. Además, hoy día está ganado por mafias que lo manejan con la mayor corrupción e impunidad. El final de la guerra interna hace 25 años, si bien abrió algunas expectativas, no cambió en nada la situación de base. Guatemala continúa siendo un país empobrecido. No confundir: no es un país pobre; sucede que la riqueza nacional está muy mal repartida, muy asimétricamente distribuida. Ese es el verdadero problema de fondo, el “pecado original” del país. El Estado, que no falla, “santifica” esa realidad.